Vecinos y ecologistas de La Vila Joiosa denuncian que el río Torres está sin agua desde que empezaron las obras del antiguo puente de la N-332. Según explican, se cortó el agua pese a que «no era necesario», ya que hubiera bastando con cerrar solo en las horas de trabajo».
Paco Lorente es uno de los vecinos que más se está implicando con el problema, iniciando una recogida de firmas a través de la plataforma change.org que ya cuenta con más de 4.000 apoyos. Según explica, «la famosa playa del Torres es conocida por la desembocadura de su río, que volvió a la vida en 2019 después de que la presa dejara de bombear su agua hacia el pantano de Amadorio», lo cual permitió que «el cauce volviera a sus orígenes y creara su ecosistema perdido».
Sin embargo, el corte de agua ha provocado, según insiste, «innumerables daños en la flora y fauna». Entre las especies que se están viendo afectadas cita «anguilas, peces y cangrejos de río, ranas, sapos, serpientes y alevines» que «están apareciendo muertos» y que, insiste, «servían de alimento a una garza real, tres garcetas blancas y algún ave rapaz» que ahora «tampoco están».
Tanto Lorente como representantes del Grup Ecologista Xoriguer critican la «falta de sensibilidad» de la Confederación Hidrográfica del Júcar y del Ayuntamiento, que, según insisten, «no nos escuchan».
La preocupación por el estado del río es tal que Paco Lorente ha llegado a pagar cubas de agua de su propio bolsillo para mantener con vida a la fauna que queda hasta que «vuelvan a suministrar agua», ya que las pocas respuesta que han obtenido por parte de las administraciones, según aseguran, es que tras las obras volverán a dejar que circule el agua.
«No tenemos nada en contra de la empresa que está haciendo las obras, porque han hecho todo lo posible para evitar esta situación», manifiesta Jaume Vaello, del Xoriguer, que insiste en que «nuestra propuesta fue que se interrumpiese el agua mientras trabajan en el puente» y el resto del día «se deje fluir». Vaello califica de «poco amor por la naturaleza» que «las administraciones permita que estén muriendo animales».
