El subsuelo de Altea la Vella, el núcleo primigenio de Altea ubicado en la falda de la sierra Bèrnia, sigue mostrando su riqueza arqueológica. Las obras para la renovación de las infraestructuras hidráulicas de Altea la Vella en el casco urbano han descubierto en las calles San Joan i Fondo restos arqueológicos de hace aproximadamente 2.500 años. Entre los hallazgos se ha recuperado un importante conjunto de material cerámico “que en este momento está siendo estudiado por la catedrática de arqueología de la Universidad de Alicante, Feliciana Sala, en colaboración con el arqueólogo local Pedro Jaime Zaragozí”, según anunció este viernes el concejal de Infraestructuras del Ayuntamiento de Altea, Diego Zaragozí.

El edil afirmó que “tanto por la documentación histórica como por las evidencias arqueológicas que de manera aislada se han podido registrar durante las últimas décadas, sabemos de la presencia humana en Altea la Vella, principalmente en dos momentos históricos: la Época Ibérica y la Edad Media”. Por este motivo, buena parte del casco urbano de Altea la Vella “cuenta con una protección de carácter arqueológico, al estar catalogado este espacio como Bien de Relevancia Local en la categoría de Núcleo Histórico Tradicional. Este hecho supone que durante el transcurso de determinadas actividades que afectan al subsuelo deba ser necesaria la presencia de arqueólogos, como así se ha hecho”, aseveró Zaragozí.

Hallan en Altea la Vella restos arqueológicos de hace 2.500 años Diego Coello

El concejal de Infraestructuras añadió que las obras para la renovación de las infraestructuras hidráulicas de Altea la Vella “están sujetas a una actuación de seguimiento arqueológico, la cual ha permitido documentar restos arqueológicos a lo largo de varios puntos del trazado sobre los que se está interviniendo. Entre estos hallazgos aislados destaca especialmente la aparición de un importante conjunto de material cerámico que, según el arqueólogo Pedro Jaime Zaragozí, parece estar asociado a un espacio doméstico, lo que supondría la evidencia definitiva de la existencia de un núcleo habitado en Época Ibérica en Altea la Vella”, aseveró el edil.

Por otro lado, el arqueólogo alteano explicó que estos hallazgos arqueológicos “están relacionados con la necrópolis íbera que se hallaba al norte del actual casco urbano de Altea la Vella, y en donde se encontró en 1972 la estela funeraria de un guerrero íbero que data de la segunda mitad del siglo VI antes de Jesucristo. Desde entonces siempre se ha pensado que el núcleo íbero habitado estaba en Altea la Vella. Este hallazgo, formado principalmente por cerámica ibérica pintada i grandes recipientes como ánforas, confirma que en el promontorio de Altea la Vella había un pueblo íbero”.

Pedro Jaime Zaragozí añadió que las obras de renovación de la red hidráulica continúan, “por lo cual es posible que aparezcan más restos arqueológicos. Nosotros seguiremos pendientes, pero no se han planteado catas. Simplemente hemos documentado los materiales cerámicos que han aparecido en el transcurso de las obras, y que ahora están en fase de estudio”.

La estela funeraria íbera (ladillo)

Mientras se realizaban unas obras de canalización de aguas en el campo de Altea la Vella durante 1972, se encontró accidentalmente al lado del Camí de la Font del Garroferet la estela funeraria de un guerrero íbero en la necrópolis ibérica. Dicha estela, datada en la segunda mitad de siglo VI A. de C., se puede ver expuesta dentro de una urna de cristal en la Biblioteca Pública Municipal de Altea. En la página web del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) se explica que la estela funeraria ibérica de Altea la Vella “es el elemento patrimonial mueble más importante de Altea”. Sobre la estela, en el MARQ se afirma que “es de gran importancia en la iconografía ibérica, por ser una de las pocas estelas funerarias antiguas con la representación de un guerrero, equipado con su propia panoplia bélica. Se encontró accidentalmente en 1972 en el espacio de una necrópolis ibérica conocida y expoliada desde principios del siglo XX. Los escasos materiales conocidos no se empezaron a estudiar hasta los años 80”.

Al respecto, se indica que “la estela de Altea la Vella se enmarca dentro de las manifestaciones culturales funerarias propias de la Edad del Hierro, siguiendo influencias anteriores y de su propio tiempo. Manifestaciones derivadas de la dinámica interna de la propia sociedad y de los contactos culturales con otros pueblos, del interior peninsular, del centro y norte de Europa y, especialmente, de la vía de intercambio y de encuentro que es el Mediterráneo”.

Por otro lado, en referencia a esta necrópolis, en la web del Museo indican que “pertenecía y daba servicio funerario al poblado ibérico que se encontraba a pocos metros al sur, el yacimiento de Altea la Vella. Los materiales del poblado han sido datados entre la segunda mitad del siglo VI a. C. y a lo largo del siglo V a. C. La cronología de los materiales de la necrópolis es parecida, y la sitúan entre finales del siglo VI y un momento indeterminado del siglo V a. C. En este período es cuando se realizó la estela. En todo caso se trata de manifestaciones culturales propias de una sociedad del período ibérico antiguo”.

Hallan en Altea la Vella restos arqueológicos de hace 2.500 años Diego Coello

De la composición de la estela, el MARQ explica que “está realizada en piedra arenisca de grano fino, muy porosa. Mediante un grabado de incisión y fricción se representó de manera esquemática la panoplia propia de un guerrero, de un ‘hoplita’. En ella podemos distinguir elementos como una espada con empuñadura de antenas y hoja recta, un cuchillo afalcatado de uso personal, un posible guante o manopla, un hipotético linothorax o coraza hecha de capas de lino, el cinturón de apariencia samnita de lámina de bronce y las grebas de protección para la espinilla. Todos ellos, elementos símbolo de estatus y prestigio para su poseedor…. La estela funeraria es símbolo de la inmortalidad que buscó el personaje enterrado bajo ella, con la intención de perpetuar su memoria y asegurarse la vida de ultratumba. Los elementos que se representan son símbolos de jerarquía del héroe al tiempo que, cargados de simbología religiosa, le aseguraban la protección a él y a todos los que se le acercaran”.