La vicepresidenta del Consell y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, y la consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez Garijo, acompañadas del alcalde de Altea, Jaume Llinares, homenajearon el pasado jueves en el Palau Altea a 18 ciudadanos de las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baixa que fueron víctimas de los campos de concentración y exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Al acto asistieron los diputados de las Cortes Valencianas, Jesús Pla Herrero y Nathalie Torres García, alcaldes o concejales de once municipios de las dos comarcas, familiares de las víctimas homenajeadas, y representantes de entidades memorialistas como el Colectivo de la Memoria Histórica y L’Amical de Mauthausen, asociación fundada en 1962 que agrupa a los ex deportados republicanos de los campos de concentración del nazismo, así como a los familiares y amigos, tanto de los supervivientes como de los deportados asesinados en los campos de exterminio.

En este año que se cumple el 76º aniversario del final del conflicto bélico, y por lo tanto de la liberación de los campos de concentración, la Generalitat Valenciana está llevando a cabo el proyecto “Construint Memòria” para rendir homenaje “a los 631 ciudadanos valencianos, procedentes de 220 municipios de la Comunitat Valenciana, que lucharon por la libertad y por los valores democráticos, y fueron víctimas del Holocausto en los campos de exterminio nazis”, según señaló la consellera Pérez Garijo. El proyecto conlleva la visita de algunos miembros del Consell a diferentes comarcas de la Comunidad Valenciana para “rendir homenaje a las víctimas valencianas del nazismo. Una acción de justicia, dignidad y memoria para estas personas que sufrieron el horror de los campos de concentración nazis tras la Guerra Civil Española”, según indicó Mónica Oltra. Los “Taulells de la Memòria”, o “Azulejos de la Memoria”, se entregan a los ayuntamientos de los pueblos en donde nacieron las víctimas de los nazis y a sus familiares con el nombre de cada prisionero y los datos relativos a su cautiverio con el nombre del campo donde estuvo encerrado y las fechas de su entrada y salida o fallecimiento.

El acto intercomarcal celebrado en el Palau Altea y organizado por la Consellería de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática fue presentado por la periodista local Ángela Tecles que hizo una breve introducción histórica para situarnos en el contexto de la época de la Segunda Guerra Mundial y los posteriores Juicios de Nuremberg en 1946 donde el mundo conoció en profundidad los horrores del Holocausto con las atrocidades cometidas en los campos de concentración.

22 ciudadanos de las Marinas prisioneros de los nazis (ladillo)

En los campos de concentración nazis estuvieron prisioneros 22 ciudadanos de las comarcas Marina Baixa y Marina Alta repartidos en Mauthausen-Gusen (16), Flossenbürg (1), Dachau (1) y Buchenwald (4). Trece murieron o fueron asesinados en los campos entre mayo de 1941 y diciembre de 1944, y nueve fueron liberados por las tropas aliadas el 5 y el 6 de mayo de 1945. En el acto del Palau Altea se homenajearon a las siguientes dieciocho personas: José Moll Ribes, de Beniarbeig; Manuel Ginestar Ginestar, de Benimeli; José Tur Ibars y Jaime Tur Tur, de Calp; Alfredo Moltó Pérez, de Castell de Castells; José Carrió Marsal, de Pedreguer; Pascual Franqueza Alentado, de Pego; Juan Bautista Mengual Oliver, Vall de Laguar y Benimaurell; Jaime Lloret Perelló, Juan López Ripoll y Manuel Nadal Pascual, de Altea; Juan Bautista Sanchis Cuenca y Jaime Seguí Savall, de Callosa d'en Sarrià; Vicente Lloret Lloret y Juan Perea, de La Nucía; y José Brotons Soler, Vicent Pamplona Lladó i Lorenzo Domènech, de Relleu.

De los vecinos de Altea, Jaume Lloret Perelló nació en 1908 en la calle Salut, entró a Mauthausen el 27 de enero de 1941, y fue liberado el 5 de mayo de 1945. Joan López Ripoll nació en 1912 en La Olla, enviado a Mauthausen el 27 de enero de 1941, y ejecutado en Gusen el 17 de septiembre de 1942. Y Manuel Nadal Pascual, nacido en 1909 en la calle Porrat, llegó a Mauthausen el 19 de diciembre de 1941 y fue liberado por los aliados el 5 de mayo de 1945.

Antes del parlamento de la consellera Pérez Garijo, tomó la palabra la sobrina-nieta de Manuel Nadal, Maruja Ferrer, en representación de los familiares de los homenajeados, agradeciendo la distinción que les hacía la Generalitat Valenciana “a unos valencianos que lucharon en la Guerra Civil española contra el fascismo y por la libertad, y contra la tiranía del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial tras ser deportados a Francia. Para nosotros siempre es un orgullo que la memoria de nuestros familiares siga viva recordando sus historias y su reconocimiento a tan desagradable episodio de sus vidas”. De su tío-abuelo, Maruja Ferrer, contó que “toda su vida se sintió republicano. Se alistó en la ‘Armée’ francesa para luchar contra los alemanes pero en 1941 fue hecho prisionero en la frontera de Bélgica y enviado después a Mauthausen. Tras ser liberado y acabar la guerra se marchó a vivir a Souillac, ciudad del sur de Francia situada en la región de Mediodía-Pirineos, y a mí contaba cosas como que a Mauthausen llegaban camiones para cargar a prisioneros que después ya no volvían porque posiblemente les enviaban directamente a la muerte, y otras muy similares a la película ‘El fotógrafo de Mauthausen’. Mi tío abuelo murió en Francia pero está enterrado en Altea con el féretro cubierto por la bandera de los Antiguos Combatientes de Francia tal como pidió antes de morir ”.

El alcalde Jaume Llinares manifestó que para Altea “es un orgullo celebrar este importante acto, un reconocimiento en esas personas de nuestras comarcas que vivieron la barbarie del holocausto. Este homenaje es una manera de mantener siempre viva su memoria, y el “Taulell de la Memòria’ formará parte de un lugar de honor en nuestro pueblo en recuerdo a las víctimas de los campos de extermino nazis”.

Por su parte, la concejala de Participación Ciudadana en el Ayuntamiento de Altea, María Antonia Laviós, recalcó que “es imprescindible y de justicia realizar este tipo de actos para nunca olvidar lo que se vivió y que no vuelva a repetirse”.

Laviós recordó, asimismo, la labor del alteano Miguel Giner Giner, responsable de la frontera pirenaica española en Les (Valle de Arán – Lérida) entre 1940 y 1945, “quien junto a su mujer Dolores Llopis Benimeli, salvaron a cerca de 500 judíos que huían de las persecuciones nazis hasta el punto de que se le conoce como ‘el Oskar Schindler de Altea’ con hechos estudiados y verificados por la Fundación Raoul Wallenberg, y por cuya labor altruista y de salvamento de ciudadanos judíos durante la Segunda Guerra Mundial el Estado de Israel le considera como “Héroe silencioso del Holocausto” y en 2014 emitió un sello de Correos con su efigie en su recuerdo”.

Silencio forzoso y olvido premeditado (ladillo)

Finalmente, antes de la entrega de los “Azulejos de la Memoria”, la consellera Pérez Garijo lamentó “tener que esperar toda una vida, 76 años, para que reciben este reconocimiento en el que ninguna de las víctimas ha podido estar presente. Han sido demasiados años de silencio forzoso y olvido premeditado, porque siempre que hablamos de reparación y reivindicación de la memoria llegamos tarde”.

Durante su intervención, Pérez Garijo nombró a todas las víctimas homenajeadas de las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baixa “de las cuales solo nueve pudieron disfrutar de nuevo de la libertad, y el resto murieron en aquel infierno, siendo el vecino de Relleu, Lorenzo Doménech, el único que murió el mismo día que llegó al campo de Dachau el 7 de mayo de 1944”.

La consellera de Calidad Democrática recordó que “aquello no eran simples campos de concentración, eran campos dedicados específicamente al exterminio como el de Auschwitz donde las víctimas iban directas desde el tren a la cámara de gas. Solo así se explica esta tasa de mortalidad”.

Para Pérez Garijo, el régimen nazi “representó el terror total, y los campos de concentración y exterminio fueron la culminación de un sistema basado en la explotación y la eliminación de grupos humanos enteros, una industria de la muerte que se extendió a miles de dependencias como Mauthausen o Gusen a donde enviaron a la mayoría de prisioneros republicanos españoles que tras la Guerra Civil lucharon contra el fascismo y el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial”.

La consellera de Cooperación y Calidad Democrática afirmó que “hacemos justicia a la memoria de los 631 valencianos que fueron víctimas de los campos del terror nazi. Tenemos una deuda con ellos y hacemos nuestras unas biografías que son auténticas lecciones de vida”. En este sentido, manifestó que “gracias a su lucha por la libertad, hoy podemos ser libres y eso no lo tenemos que olvidar nunca. Tenemos una deuda de reconocimiento a su sacrificio y, sobre todo, la obligación de continuar la lucha que ellos sostuvieron”, puntualizó.

Finalmente, Rosa Pérez aseveró que “a pesar de que han pasado 76 años desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el terror y los crímenes de lesa humanidad perpetrados por los nazis en los campos de exterminio representan una herida abierta que queremos sanar. Hoy más que nunca sigue siendo necesario recordar la historia para luchar contra los fanatismos y totalitarismos porque el odio no tiene cabida en nuestra sociedad actual. Homenajes como el de hoy no son ejercicios de nostalgia, sino la puesta en valor de unos testimonios de coherencia, hasta el coste de la propia vida, que se proyecta hacia el presente y el futuro”.