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El pecio Bou Ferrer al alcance de la mano

Una maqueta y una recreación virtual de la nave y su naufragio permiten conocer cómo era esta embarcación romana hundida frente a la costa de La Vila Joiosa

La maqueta de este navío que naufragó en La Vila se puede ver en Vilamuseu. | INFORMACIÓN

En sus bodegas transportaba casi 4.000 ánforas y lingotes de plomo con sellos del emperador Nerón. El navío estaba inmerso en el viaje que le llevaba de Cádiz a Roma cuando naufragó frente a la costa de la ciudad romana de Allon. Y allí, en el fondo del mar, quedó en un sueño eterno hasta que fue descubierto en 1999. Esta es la historia del pecio Bou Ferrer, un barco romano que lleva años siendo estudiado pero que ahora está al alcance de la mano de aquellos que sienten curiosidad por cómo era cada rincón de esta embarcación. Una maqueta y una recreación virtual de la nave han visto la luz para poder observar cada centímetro de este navío como si fuera el original, aunque a escala.

El proyecto ha sido impulsado por Vilamuseu, el museo de La Vila Joiosa, y ha contado con una subvención del Grupo Local de Acción Pesquera de La Marina, financiada por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca.

El municipio era aquella ciudad romana de Allon frente a la cual el pecio acabó sus días tras un naufragio que está datado entre los años 66 y 68. Con los años se ha convertido en el yacimiento arqueológico subacuático más importante en excavación en el Mediterráneo. La embarcación fue descubierta por Antoine Ferrer y José Bou, a quienes debe su nombre y, desde el año 2006, el proyecto Bou Ferrer investiga este pecio romano.

Pero, ¿qué reproduce exactamente la maqueta y esa recreación virtual? Pues cómo era exactamente la nave y cómo fue su naufragio. La recreación que se puede observar en la exposición de Vilamuseu es un modelo a escala 1:23, realizado por Vladimir Herrero. El proceso de construcción ha sido pionero en el maquetismo antiguo, según explicaron desde la entidad, porque se ha realizado con las mismas técnicas de construcción romanas: primero el casco y después las cuadernas del esqueleto interno, al revés que las técnicas medievales y modernas. Cada pieza está fabricada a escala, algunas de ellas de menos de 1 milímetro de tamaño. El costado de babor del casco se ha acabado y pintado siguiendo el modelo de mosaicos y pinturas romanos, y el de estribor se ha dejado abierto para ver la técnica de construcción. Todo un espectáculo a la vista de los visitantes del museo.

Para el modelo virtual, el mismo maquetista; los ingenieros navales Juan Pablo Blanco y Alejandro Pérez Ojeda (que realizó los planos del casco), Pablo Aparicio Resco y Néstor F. Marqués (3D Stoa); y el arqueólogo Carlos de Juan, director del Proyecto Bou Ferrer, fueron quienes trabajaron en esa recreación. Se han mejorado los cálculos del tonelaje de porte del barco que existían y la empresa ha colaborado con Vilamuseu virtualizando, «de forma desinteresada», algunas piezas originales de la nave, de su cargamento y de la tripulación, para incorporarlas al audiovisual de la exposición que desde 2019 se puede ver en el museo sobre esta embarcación y todos los elementos relacionados.

En imágenes se puede ver secuencias virtuales del Bou Ferrer en el puerto de Gades (Cádiz), navegando y en el momento de su hundimiento y conversión en pecio. Además se aprovechan vídeos realizados por José Antonio Moya, desde el Taller de Imagen de la Universidad de Alicante, desde los primeros años de trabajos en el pecio. Y para terminar, busca poner de relieve el valor de la industria pesquera local y sus auxiliares (astilleros, redes, etc.), y derivadas (comercio del pescado, gastronomía, salazones, etc.), todas ellas vivas y presentes en el tejido económico local, relacionándolas con la historia del Bou Ferrer y la vocación marítima de Alon/la Vila Joiosa durante 2700 años.

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