La Semana Santa de Altea de 2022 ya ha empezado a dar los primeros pasos previos a su celebración tras la presentación del cartel anunciador, realizado por la pintora Serafina Buigues Rodríguez, y la lectura del pregón a cargo de la periodista de RNE, Mamen Asencio Ortiz, este pasado sábado por la noche en la parroquia de Nuestra Señora del Consuelo. Dos mujeres que rompen con la tradición del anuncio de la Semana Santa en años anteriores llevada a cabo por hombres, y en donde se retoma la “normalidad” después de dos años sin actividad por causa de la pandemia del coronavirus en la conmemoración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Antes del descubrimiento del cartel y de escucharse el pregón, el párroco de Altea, Francisco Morató, puso de manifiesto ante los feligreses asistentes al acto que ese momento que se iba a vivir “es muy importante” porque “parece que la pandemia quiera darnos permiso para normalizarnos”. Morató habló del programa de Manos Unidas en el que colabora la parroquia de Altea “para sacar a los niños de la calle en Honduras”, rectificando lo que dijo el pasado miércoles (publicado por INFORMACIÓN) cuando se refirió a que era en Bolivia. El párroco recordó que durante esta Semana Santa “se llevará a cabo la acción denominada ‘La Palma Solidaria’ con la participación de la parroquia y la Junta Mayor de Cofradías de Altea, consistente en vender palmas, cuya recaudación irá destinada a este proyecto de ayuda a los niños en Honduras”.

El cartel

En el cartel se representan las imágenes del Cristo del Sagrario y de la Virgen de los Dolores sobre un fondo azul. Y delante de ellas, cinco lirios morados surgen desde el inferior de la obra.

Serafina Buigues explicó el proceso de su creación desde que la clavariesa de la comisión de Fiestas del Cristo 2019-2022, María Rostoll, “me llamó para preguntarme si quería hacer el cartel. Enseguida le dije que sí, aunque me temblaba todo el cuerpo”, afirmó. Buigues, de 26 años de edad y licenciada en la Facultad de Bellas Artes de Altea, de la Universidad Miguel Hernández, indicó que “desde el principio tuve muy claro que las imágenes de la Virgen de los Dolores y del Cristo del Sagrario debían ir juntas. No me los imagino separados”. Y agregó que “en todas mis obras siempre introduzco elementos botánicos, por lo que en el cartel la representación de los lirios con color morado también significan el color de la Pasión y el sufrimiento de Jesucristo”.

Tras las palabras de la pintora, esta y el presidente de la Junta Mayor de Cofradías de Altea, Vicente Sellés, descubrieron la pintura al óleo creada para el cartel de la Semana Santa alteana 2022.

Pregón con la doble metáfora del consuelo

La periodista alteana Mamen Asencio, curtida en mil reportajes de radio y televisión en los programas de RNE “España directo” y “Por tres razones” (actualmente en antena de lunes a viernes a las 19:00 horas) o de TVE “Quien educa a quien”, inició el pregón de la Semana Santa de Altea con una referencia al poeta y escritor uruguayo Mario Benedetti “que hace 16 años me dijo: ‘Brindo por los perdones, honestos y pensados / por la distancia y el correo del viento / por el rencuentro de vidas malheridas’. Y este es el que hoy nos ha reunido: un viaje hacia el perdón, despojado de egoísmo, henchido de honestidad y de humildad…”.

Asencio se dirigió a los presentes calificándolos de “personas con alma y, sobre todo, sentimientos”, por lo cual “estamos aquí... Un rincón donde el alma encuentra refugio, donde entrar en uno mismo y quién sabe si descubrir por fin de qué estamos hechos, más allá de lo superficial qué guía nuestro yo más puro”.

La periodista poseedora del Premio Nacional de la Academia de la Radio y la Cruz al Mérito Aeronáutico del Ejército del Aire, apeló a los momentos de silencio “que aquí, con miradas hacia cada una de esas imágenes, se suceden entre celebraciones, cuando esa puerta es un umbral hacia el consuelo. Una palabra que aquí tiene una doble metáfora: en el diccionario de la Real Academia Española, “consuelo” significa “descanso y alivio de la pena, molestia o fatiga que aflige y oprime el ánimo”. Y es ella, Nuestra Señora del Consuelo, la que preside esa escena, cuando uno entra aquí a buscar ese alivio. Intangible como su historia, pero real por los testimonios que quedan de ese legado que la trajo aquí. Y que la mantienen aquí. Si pudiera hablar esa Virgen, esa escultura… cuántas peticiones confesaría, hechas por alteanos que, nunca mejor dicho, buscaban y buscan un consuelo. Ya en el siglo XVII se convirtió en la patrona. Pero como todos, ha seguido creciendo. Y cambiando, también su leyenda. En una especie de simbiosis: feligreses de carne y hueso o almas errantes en paralelo a imágenes de madera de Flandes”.

La pregonera continuó su intervención con palabras y silencios bien estructurados que enlazaban la historia de la Semana Santa, las imágenes que permanecen en el templo y las cinco cofradías del municipio. Habló de su experiencia personal en el trato a las personas en sus viajes por todo el mundo “y constatar que la fe es inherente al ser humano; que convierte en singular al más despojado de materialismos; y que en la mayor de las desgracias es esa fe ancla y faro para seguir adelante (…) Desde Líbano hasta Afganistán, pasando por Sudáfrica, en el mismo sepelio de Nelson Mandela, con culturas diferentes… en atentados, circunstancias terribles, cuando estalla un volcán y se lleva por delante hogares, en una pandemia, cuando aprieta el sufrimiento y uno busca explicaciones, ahí es donde reside esa fuerza, sin cuerpo pero con toda el alma que le vuelve a dar sentido a una vida. En todos esos momentos he visto la semilla de lo divino en lo humano. Es una forma de encontrar la belleza, en medio del dolor. Una contradicción irracional, que hoy se llama resiliencia. Algo a que agarrarse cuando crees haberlo perdido todo. Y ese viaje propio, como me dijo Benedetti, me ha llevado a constatar que tener un refugio, una historia, un antes, es de un valor incalculable”.

Vuelta a los orígenes

La periodista, que ha tenido grandes experiencias personales tanto cubriendo la visita del Papa Benedicto XVI a Santiago de Compostela como navegando sobre el mar a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano o en las profundidades marinas con el submarino Siroco S-72, o volando en un C-130 Hércules, o entrevistando a José María Martín Corrochano, comandante de la Unidad Militar de Emergencias, que fue el coordinador de los tres recintos madrileños que sirvieron como morgues para los fallecidos de coronavirus, agradeció la oportunidad de volver “una vez más a mis orígenes, a este núcleo como nexo entre pasado y futuro, donde no hay viento ni marea”, y recordó que “nací en Altea un Miércoles Santo. Aquí, en la parroquia de Nuestra Señora del Consuelo, me bautizaron, hice mi Primera Comunión, sobre este peldaño canté aquello de ‘vienen con alegría…’. Aquí me confirmé, y me explicaron que Jesús perdona siempre, que entregó su vida a y por los demás; que hay una segunda vez detrás de un no; que ser bueno, ayudar, pensar en el prójimo era ya de por sí una vocación y un objetivo. Después descubrí que había matices, y que éstos a veces toman más protagonismo que el fin en sí mismo”.

Mamen Asencio también tuvo palabras para mencionar a su bisabuelo José Ortiz Carratalá “cerrajero autor de cada una de las piezas de artesanía en hierro que completan este templo”, y a la comisión de fiestas en honor a la Virgen del Consuelo, de la que su madre fue miembro, “que hace más de 60 años elevaron esa nube sobre la que se posa Ella, nuestra patrona” en lo alto del Altar Mayor.

Salida hacia una nueva realidad

  La autora hizo especial mención “a este año especial, puerta de salida hacia una nueva realidad, con un elemento llamado COVID que nos ha hecho constatar que todo puede cambiar, incluso nuestra forma de relacionarnos con este mundo. ¡Ojalá hayamos aprovechado esta circunstancia como una oportunidad de poner en lo más alto de la lista: los abrazos, el cariño, las críticas constructivas y otra vez la humildad”. Aprovechó para rendirle “un homenaje aquí a los que dejaron de estar entre nosotros. También cofrades que un día estuvieron apoyando esta Semana Santa”. Y continuó afirmando que después de haber sido testigo de los fallecidos por coronavirus en las morgues de Madrid, “sentí la necesidad de dar gracias a la vida, y de poner en primer plano esos pequeños gestos que nos hacen humanos, como decir ‘te quiero’. Quiero mencionar una cita de Isabel Allende que dice: ‘La muerte no existe, la gente solo muere cuando la olvidan. Si puedes recordarme, siempre estaré contigo’ -aseveró- . Jesús insistió en que Él era la Resurrección y la Vida. Y yo, que he retransmitido semanas santas de muchas ciudades y pueblos de España, ¿saben qué es lo que más me ha llamado la atención? Ese algo que no se puede explicar y que se ve en los ojos de la gente: la devoción, la fe, la esperanza”.

Finalmente, Mamen Asencio remarcó que “Yo soy mujer de radio. Para mí los sonidos son en sí un lenguaje, por ejemplo un silencio vale mas que mil palabras. Semana Santa es silencio”. Y mientras callaba un instante la pregonera, el público asistente también permanecía en un silencio respetuoso e introspectivo.

Después, con el fondo del sonido de las campanas de la iglesia, Mamen acababa el pregón remarcando con énfasis que se hacía “el silencio para después resucitar… Así suenan las campanas de la iglesia parroquial de Altea, la Madre de Dios del Consuelo: cada una tiene su propia voz. No hay una igual a otra. ¡Que ese sea el sentimiento: un viaje para renacer, una oportunidad para hacer el bien”.