Una operación conjunta de la Guardia Civil y la Policía de Polonia ha permitido desarticular una organización polaca de narcotraficantes que transportaba droga oculta en camiones y coches desde España hasta países escandinavos y del Este de Europa. Los investigadores han detenido a 13 personas en Polonia y en las provincias de Málaga y Alicante. Uno de los arrestados es un ciudadano polaco de algo menos de 40 años que se ocultaba en un chalé de lujo de la urbanización Altea Hills y tiene 31 causas pendientes por narcotráfico en su país, donde estaba considerado como uno de los traficantes más buscados.
Este narco apresado en Altea estaba considerado por la Guardia Civil como el jefe de la red de narcotráfico desarticulada y había residido anteriormente en la Costa del Sol, donde sus problemas derivados de sus actividades ilícitas le obligaron a mudarse a la lujosa urbanización de Altea Hills. Fuentes cercanas a la investigación aseguran que esta persona fue tiroteada en 2020 en la Costa del Sol y recibió dos impactos de bala y años antes fue víctima de un secuestro en Nerja.
El arrestado en Altea es de origen polaco pero también tiene la nacionalidad danesa, de ahí que la distribución de la droga no solo fuera hacia Polonia, sino también a países del norte de Europa. Su detención y la de otro dirigente de la red en la localidad malagueña de Estepona, que ocultaba junto a su cama una bolsa con 300.000 euros en efectivo, ha culminado la denominada "operación Bratva", una investigación que se puso en marcha a finales de 2020 y ha sido desarrollada por la Guardia Civil y la Polish Central Bureau of Investigation de Polonia, coordinados por Europol y Eurojust. Además de las 13 detenciones durante la operación han incautado 204 kilos de hachís y 65 de marihuana, así como seis vehículos y dispositivos electrónicos y documentación de interés para la investigación.
La organización estaba asentada en la provincia de Málaga y sus integrantes tienen numerosos antecedentes por tráfico de drogas. Inicialmente, la Guardia Civil detectó que los sospechosos acudían a una nave industrial en la localidad malagueña de Coín, donde accedían vehículos pesados en medio de fuertes medidas de seguridad. Los agentes observaron en una de las vigilancias la llegada de un camión que fue cargado en plena noche y ante las sospechas de que pudiera transportar droga se dejó salir al vehículo y posteriormente fue interceptado en la A-7 antes de salir de la Costa del Sol.
Al inspeccionar el camión solo vieron inicialmente material cerámico y estructuras de mármol, pero gracias a un perro antidroga de la Guardia Civil localizaron entre la mercancía 65 kilogramos de marihuana y 117 de hachís. El conductor de este camión, de nacionalidad serbia, fue detenido y declaró que el destino de la carga era Suecia.
Durante varios meses siguió abierta la investigación y los agentes pudieron seguir a tres presuntos miembros en uno de los traslados de droga. Circulaban por la A-92 separados en dos vehículos y manteniendo una distancia fija uno delante del otro con el fin de alertar el primero al segundo de la presencia policial durante el trayecto. En el segundo coche, conducido por un ciudadano polaco que viajaba a su país y fue detenido, descubrieron un doble fondo con tres paquetes de tabletas de hachís de 30,6 kilogramos.
Tras esta intervención fueron detenidos dos ciudadanos polacos más y se registraron domicilios en Estepona, Marbella y Coín, donde fueron incautados 56,6 kilos de hachís, 2.355 euros, 4 vehículos, pistolas táser, walkie talkies, material electrónico, documentación, objetos y prendas de equipamiento policial, tales como chalecos, camisetas, placa identificativa y mascarillas, todo ello con el emblema de la Guardia Civil. Estos efectos policiales son utilizados por las organizaciones de narcotraficantes para hacerse pasar por miembros de la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y realizar "vuelcos" -robos- de droga a otras bandas de narcotraficantes.
Al mismo tiempo, la Policía de Polonia detuvo en su país, con presencia de agentes de la Guardia Civil, a otros siete miembros de la organización, entre ellos al tesorero.
La fase final fue la localización y detención del líder en la lujosa urbanización de Altea Hills y de un lugarteniente en Estepona. La Fiscalía de Polonia solicitó las órdenes europeas de detención y entrega (OEDE) de estos dos individuos y la Guardia Civil las ejecutó con la colaboración de agentes polacos desplazados hasta España.
