Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un paseo marítimo en Benidorm solo apto para ir en chanclas

El Ayuntamiento instala carteles en toda la playa de Poniente alertando a los usuarios de que no vayan descalzos por el mal estado de la tarima de madera, con clavos y astillas en algunos tramos. El gobierno local prevé sustituir toda la pasarela después del verano por 1,7 millones

El Ayuntamiento sustituirá en septiembre la tarima de madera de Poniente, que se encuentra desde hace más de una década en muy mal estado, con tramos rotos, astillados o con clavos. David Revenga

"Uso obligatorio de calzado. Pavimento irregular". El mal estado en el que se encuentra la tarima de madera del paseo marítimo de Poniente ha llevado al Ayuntamiento de Benidorm a colocar carteles en todos los accesos para advertir a los usuarios de esta playa, en castellano, valenciano e inglés, de que transiten por la misma con chanclas para evitar sufrir una herida o clavarse una astilla o un clavo en las plantas de los pies.

La instalación de esta cartelería es el último paso que ha dado el Consistorio para minimizar los daños por el mal estado de esta infraestructura, un problema que viene de largo y para el que se han llevado a cabo numerosas reparaciones que, sin embargo, han servido de poco. Así lo reconocen fuentes del ejecutivo municipal que, no obstante, han asegurado que éste será el último verano con la pasarela hecha unos zorros.

Después de solicitar en numerosas ocasiones a la Dirección Provincial de Costas permiso para poder cambiar toda la tarima, el Ayuntamiento ha obtenido ya el consentimiento de esta administración para poder ejecutar la obra. Ahora bien, la proximidad de la temporada alta y el plazo por el que está previsto que se prolonguen los trabajos --alrededor de 10 meses-- hace inviable que esta sustitución pueda estar lista para antes del verano, por lo que el ejecutivo municipal ha optado por posponerla hasta pasado el mes de septiembre y, de este modo, asegurarse de que esté lista de cara al inicio de la próxima temporada, en 2023.

Usuarios de Poniente bailan frente a uno de los múltiples carteles colocados por el Consistorio para alertar del mal estado de la tarima. David Revenga

El proyecto, aprobado ya por la junta de gobierno local, supondrá una inversión de casi 1,7 millones de euros y prevé actuar en una superficie aproximada de 5.400 metros cuadrados, retirando por completo la actual tarima y sustituyéndola por otra pasarela "de madera tecnológica, un pavimento estable formado por elementos de gran calidad y grandes prestaciones que, sin ser una instalación fija, permita la retirada de la misma cuando haya que acometer las labores de limpieza", tal y como reclamó en su día Costas.

“La nueva tarima mantendrá una estética muy similar a la actual, aunque se generará una pasarela completamente estable, sostenible y más resistente a los efectos de la climatología”, han explicado fuentes municipales, que también han aclarado que, cuando se licite su ejecución, en el contrato con la empresa adjudicataria se incluirá una cláusula por la que el constructor se compromete a trabajar los fines de semana, festivos y en horario nocturno si fuese necesario para poner en servicio tramos concretos de la obra, sin que ello suponga ningún coste adicional a los contemplados en el proyecto.

Madera de peor calidad

El deterioro de la tarima de madera que recorre toda la playa de Poniente a pie de arena, en paralelo al paseo, se arrastra desde hace más de una década. En 2012 este diario ya desveló unos informes emitidos por los técnicos municipales en el año 2010, apenas un año después de construirse el Paseo de Poniente, debido al mal estado de esta infraestructura. En ellos, los expertos señalaban que la empresa contratada por la Generalitat para ejecutar el paseo había colocado un tipo de madera de mucha menor calidad que la que preveía el proyecto.

Este "gato por liebre" era, según los ingenieros, la principal causa del importante deterioro que sufría esta infraestructura, con maderas astilladas, rotas o fuera del sitio, clavos sueltos o piezas donde no debían estar, a pesar de que la inversión del mismo alcanzó en su día los 19,5 millones de euros.

En concreto, los técnicos indicaban que el proyecto preveía que la pasarela fuese de ipé, una madera tropical que se emplea en exteriores y que ofrece una resistencia casi irrompible, y sin embargo la que finalmente se colocó fue madera de pino, que también se emplea habitualmente para exteriores pero que es mucho más suave, voluble y con mayor facilidad para sufrir desperfectos. Y, además, con un precio en el mercado casi tres veces más barato que el de la de ipé.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats