La imagen de un jabalí nadando en el mar y saliendo corriendo en la playa de l'Albir, de l'Alfàs del Pi, tras morder a una mujer de 67 años se ha hecho viral y las imágenes han "volado" por las redes sociales y llenado medios de comunicación. Pero, ¿cómo acaba este animal en el agua? La explicación es más sencilla de lo que parece y no es un hecho tan aislado.

Los jabalíes son cada vez más numerosos en zonas urbanas. Desde hace unos años, esta especie ronda urbanizaciones y ciudades en busca de comida y huyendo de zonas rurales en las que ya no encuentra lo que busca. Unas veces encuentra el alimento en los restos que dejan los humanos pero en otras ocasiones tiene más suerte y son los ciudadanos los que le ponen comida como si de una mascota se tratara.

El que apareció hace unos días en l'Albir no es el único que ha tenido que nadar entre olas y mareas en la zona. "No es la primera vez que pasa", explicó a este diario Juanjo Mascarell, guarda rural, quien añadió que "hace muchos años un hombre sacó a uno de dentro del mar con su barco y lo remolcó hasta el puerto en Benidorm". Y así lo corrobora José Gabriel Fernández, quien ejerció también muchos años como guardia rural en Altea, e indica que "en un año y medio, es el tercer episodio similar que pasa en la zona". Pero los otros dos quizá no llamaron tanta la atención al suceder en épocas de menor afluencia en la playa o en otro horario.

La cuestión es de dónde salió este ejemplar de jabalí que, según los expertos, "pesaría unos 30 kilos", por tanto, se trataría de un animal "joven de poco más de un año" que se habría alejado de su piara para "explorar" nuevas zonas. "Pueden ser cuatro veces más grandes y más agresivos. Este no tenía aún colmillos, sí dientes", añadió.

La teoría que cobra más fuerza es que cayera al mar en algún punto de la costa. Mascarell explicó que "se ha caído desde algún sitio" y podría haber sido desde el parque natural de Serra Gelada, ubicado a escasos metros del Rincón de l'Albir, donde apareció nadando en el agua. "En Serra Gelada ya se ha detectado la presencia de alguno"; pero puede haberlo hecho "desde la zona del Morro de Toix", cerca de Altea, o cualquier otro lado. Fernández apuntó que probablemente "haya venido de Altea. Al final de la última playa hay un barranco que conecta con ese arenal. Habrá caído de un espigón y las corrientes marinas lo han llevado hasta el rincón de l'Albir", una zona en la que también suelen aparecer cetáceos varados o cualquier cosa que arrastre el mar. Así, pudo "caer al mar de noche y, al no querer arrimarse a la gente, estar nadando hasta que no pudo ir más allá y salió del agua" provocando las escenas que se han visto.

¿Cómo reaccionar?

El jabalí que mordió a una mujer en l'Albir probablemente sintió peligro hacia él: "estos animales no atacan si no se ven acorralados". Pero, ¿qué hay que hacer cuando se está frente a frente con uno? Lo más sensato es "dejarlo ir" y no intentar cogerlo ni tocarlo. "Él solo buscará la salida o tendrán que ser los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad las que actúen para garantizar la seguridad de todos", indicó Fernández; también del animal. Porque es una especie de gran tamaño y con mucha fuerza.

Un ejemplar de jabalí.

Ambos expertos indicaron que sí hay cada vez más jabalíes en zonas urbanas. "El problema que hay es que es una especie hiper reproductora con ningún depredador. Le pasa como a la gaviota", apuntó Mascarell. Así, el único depredador para esta especie es el lobo, un animal que no se encuentra en la zona. "No tiene un depredador natural en el 95% de España, no solo aquí", indicó Fernández. Porque el problema de la proliferación del jabalí no es solo en la provincia o en la Comunidad Valenciana, sino en muchas otras zonas españolas.

Según la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, el 55% de los municipios de la Comunidad Valenciana tiene sobrepoblación de este animal, es decir, "existe una situación de sobreabundancia" entendida como "la existencia de unas poblaciones excesivas que pueden comprometer la conservación del resto de especies o valores naturales" lo que puede "generar un nivel de impactos incompatible con el normal desarrollo del resto de usos legítimos del territorio".

Y entre los municipios que apunta el Consell no solo aparecen las localidades más pequeñas sino ciudades como Benidorm, Calp, Dénia o Elda, entre otras. De hecho, en Dénia, primero intentaron con batidas con cazadores; luego con jaulas o cámaras de videovigilancia para atajar la proliferación de jabalíes. Ahora, serán arqueros quienes intenten acabar con la sobrepoblación de estos animales.

Es la Orden 22/2021, de 11 de noviembre, por la que se regula la caza y control del jabalí en la Comunidad Valenciana, una normativa que modificó una orden de 2012, la que marca la normativa para esta cuestión. Un cambio que ha "ampliado las capacidades" para intentar frenar esa reproducción casi sin control de este animal. Fernández explicó que, por ejemplo, se han incluido "emisores nocturnos para facilitar a los cazadores ese control de población".

Esta normativa recoge que "en este escenario de problemática creciente, resulta necesaria una nueva regulación dirigida a habilitar técnicas que permitan incrementar la eficacia de las acciones de caza y control, limitar situaciones que favorezcan el fomento de la especie" con un marco normativo adecuado.

El "único método de control que existe es la caza", explicó Fernández quien auguró que "en dos años será muy habitual" ver episodios similares al de estos días. Todo por la gran capacidad de reproducción de este animal y las dificultades para controlar a esta población. La misma Orden del Consell recoge que "en la última década las capturas anuales de la especie han crecido un 116 %, a pesar de que el número de cazadores se ha reducido es este mismo periodo en un 36%". El experto indicó que "si cazando 12 meses al año estas especies tenemos este problema, imagina si no lo hiciéramos" como ocurre en otros territorios.

Así, la recomendación ante un episodio como el ocurrido en la playa de l'Albir es no acercarse al animal cuando se encuentra en esa situación ya que puede ser peligroso. Tras lo ocurrido, que un jabalí saliera nadando del mar (sin causar daños graves) quedará como otra anécdota que contar por los bañistas.