El pasado viernes se celebró en la plaza de la Iglesia de Altea la 567 cena de la Taula del Bon Profit organizada conjuntamente por esta asociación y la de Amics de l’Arbret de Sant Joan como colofón a las fiestas sanjuaneras que han tenido lugar en el casco antiguo del municipio.

A la cena asistieron 236 personas que degustaron productos de la tierra de entre los que destacaron la coca a la llumà, escalivadas de hortalizas asadas con lomos de anchoa, langostinos y gambas a la sal, o una caldereta de rape, acompañados por vinos tintos y blancos con denominación de origen de Alicante y un postre de pan de calatrava y fruta bañada con chocolate Valor.

En el evento, la Associació Amcis de l’Arbret de Sant Joan homenajeó a las empresas Bolo y Baldomero, y Autoservicio de la Construcción, “por su colaboración con sus infraestructuras en las fiestas desde hace muchos años”, según indicó uno de los miembros de la asociación, Josep Joan Lanuza. Así mismo, se le reconoció la “labor altruista por la conservación de nuestras fiestas” a Félix Llorens, “que siempre que siempre está en la cuerda ‘Identidad’ cuidando que el ‘Arbret’ permanezca erecto”, y a Antonio Ausias “que siempre está pie al cañón organizando la colocación de las cuatro cuerdas que sujetan al árbol”. De igual modo, se homenajeó en el recuerdo a María Pérez “La sariera”, fallecida en 2021, “que nos dejaba atar la cuerda ‘Euforia’ en su azotea, y ahora también su familia,”.

Las cuatro cuerdas

La fiesta de la “Plantà de l’Arbret” es una tradición ancestral perdida en el tiempo que entronca el rito pagano del solsticio de verano y de la fertilidad de la tierra y que en Altea probablemente comenzó a celebrarse a partir de 1617, cuando el 11 de enero de ese año se le concedió la Carta Puebla fundacional, en cuyo documento ya aparecía la festividad de San Juan como fecha para pagar los tributos al señor feudal, el Marqués de Ariza, según indicó el historiador Juan Vicente Martín.

Cada año, por la festividad de San Juan, se planta en la plaza de la Iglesia un grueso chopo de entre 15 y 25 metros de altura frente a la puerta principal del templo. El árbol, que ha sido trasladado a hombros desde el río Algar por jóvenes del pueblo, se planta en un hoyo como símbolo fálico de fertilización de la tierra. Y para sujetarlo, se con cuatro grandes cuerdas en el campanario del templo parroquial y las azoteas de otras tres casas adyacentes en cuyo centro está la Casa Abadía. Cuatro cuerdas que simbolizan Libertad, Identidad, Euforia y Hermandad.

La Taula del Bon Profit

La Taula del Bon Profit nació en 1972 y consiste en una reunión de persones nacidas en la comarca de la Marina Baixa para cenar y mantener conversaciones sobre temas culturales valencianos el último viernes de cada mes.

El lema es “entre todos lo haremos todo”, y es obligatorio hablar en valenciano. No se puede hablar de religión ni de política. En teoría, las mujeres no pueden ir a estas reuniones, aunque en la del “Arbret” de Altea si que está permitida la asistencia femenina.

Entre las peculiaridades de este encuentro está el jefe de mesa, una persona importante de la población, y el avisador, encargado de convocar a la gente. El tercero de los honores es el de “xarraire”, es decir, un invitado ilustre: un historiador, poeta, lingüista, científico o personalidad con cierto prestigio. Han sido “xarraires” Manuel Sanchis Guarner, Pere Maria Orts i Bosch, Raimon, Pep el Callejón, Manuel Vicent, Eliseu Climent, Miguel Barceló, Francesc de Paula Burguera, Andreu Alfaro, Ramon Lapiedra o Rafael Alemany.