Las huestes moras entraban en La Vila Joiosa el lunes para la conquista. Solo un día después, las tropas cristianas se presentaron para la batalla y la defensa de la villa tan ansiada por los sarracenos. Lo hicieron en el Desfile cristiano donde las 11 compañías de este bando volvieron a las calles tras el parón por la pandemia; y donde la música de las marchas cristianas volvió a hacer vibrar a festeros y público.

A las 20.30 horas, los participantes en este acto de las Fiestas de Moros y Cristianos de La Vila estaban ya preparados en el inicio de la calle Colón. Desde allí, recorrieron el País Valencià para terminar en la plaza de la Generalitat. Entre lo más esperado, el boato cristiano que, como ocurrió con el moro, era un homenaje a los festeros que ostentaron el cargo de Reyes en años anteriores. Una decisión tomada por l'Associació Santa Marta después de que los elegidos para salir este año decidieran retrasarlo a 2023 tras las dificultades por la crisis sanitaria.

Pero hubo boato y fue tan llamativo como el moro. El homenaje a los monarcas de otros años volvió a emocionar al público, pero sobre todo a aquellos que se enfundaron de nuevo el traje que lucieron en su momento para desfilar, ya fuera a pie con filàs y bandas de música, o sobre la carroza que cerró el desfile.

La banderera a caballo Pepa Amorós abrió el boato cristiano seguido de estandartes de compañías. Un espectáculo sobre la defensa de los cristianos fue lo siguiente con música. Los embajadores del bando de la cruz, le siguieron: Luís García Nogueroles, embajador cristiano; Pedró J. Zaragoza Galvañ, contrabandista; e Iván Quesada Machíl, gobernador de la plaza.

Un ballet, "Ferida de Deu" puso la nota de color seguido del tapiz de Santa Marta, patrona de La Vila y que ayudó a las tropas cristianas en la lucha contra las huestes moras el 29 en julio de 1538 cuando la localidad se vio asediada por 28 galeras sarracenas que querían hacerse con la "perla del Mediterráneo". El desfile de cargos de otros años lo encabezó Rosi Cánovas Ivorra, Reina de 2002 de la compañía Almogàvers. Ella rompió ese año una tradición no escrita y fue la primera monarca de las Fiestas. En 2013, la almogàver Aitana Morales le cogía el testigo y una Reina volvía a ser nombrada.

Un momento de la Entrada Cristiana. David Revenga

Tras ella, una filà de mujeres vileras y guerreros sonando la música "Ambaixadora Contrabandista ‘98", de Miguel Ángel Sarrió Nadal. Era entonces el turno de Ginés Llinares Galiana, Rey de 2012 con la compañía Llauradors. Otra filà a su lado y una banda de música que hizo sonar "Aralk" completaron esta parte. Entonces era el turno del homenaje a los Reyes de otros años: Antonio Davó Lloret (Rey 1974, Pescadors); Domingo Ramíres Guerrero (Rey 1979 i 1989, Destralers); Esteban Soler López (1985, Catalans); Matías Romà Llinares (1986, Artillería Cristiana); Pedro Lloret Lloret (1992, Marinos); Jaime Morales Lloret (1993, Caçadors); Pedro Llinares Torres (2003, Marinos); Juan Bta. Ferrándiz Llinares (2004, Caçadors); Jaime García Guía (2009, Contrabandistas); y Pedro López López (2011, Destralers). La banda de música de Sella tocó "L’Ambaixador Cristià", de Rafael Mullor Grau.

Antes de que llegara el boato, las calles las llenaron el resto de compañía cristianas. Los primeros en volver a salir en el Desfile de las tropas de la cruz fueron Contrabandistes quienes desplegaron todo su colorido y su movimiento de grandes navajas al ritmo de la música. Se pudieron ver escuadras de mujeres y hombres de todas las edades desfilando al ritmo de las marchas cristianas y fue una de las compañías más numerosas de este martes. Pirates Corsaris fueron los siguientes que también desfilaron con más de una escuadra. Destralers desfilaron con el traje de la compañía y también con el de la Orden del Temple; y una carroza cerró su participación.

Llauradors representaron como en habitual al pueblo, a aquellos que trabajaban la tierra. En su recorrido hicieron un homenaje a Ximo Seva Pérez, Rey de 2001. Se pudo ver la representación de un pueblo y la Bandeta de Bèrnia tocó "Tabal I Saragüelll"; escuadras de hombres y mujeres con más música terminaron esta compañía. Almogàvers fueron los siguientes una filà de guerreras vestidas de blanco y rojo. El homenaje de esta compañía fue a los excapitanes de la misma de 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 I 2019.

Marinos también desplegó su tradicional sabor a mar . La "xirimita y tabalet" sonó durante el recorrido en el que se pudo ver la "barqueta" y se dejaron notar los barriles con mistela. Los más pequeños también fueron protagonistas con una filà con armamento seguido de los más mayores. Tras ellos, Caçadors, quien, entre escuadras y música, desfiló con caballos de doma e hicieron un homenaje a Llorenç Vinaches. Para terminar, la Escola de Caçadors. Llegó el turno de Voluntaris quienes desfilaron al ritmo de la música con sus escuadras.

Los reyes, en una carroza. David Revenga

Percadors acercaron la tradición al desfile; también con marchas como "Als Pescadors de la Vila", de Jaime F. Ripoll Martins. Un mercado recordó al tradicional pueblo vilero dedicado a la pesca y se pudieron ver paneles que recreaban las casas de colores conocidas. Catalans y Artilleria Cristiana fueron los últimos antes del boato. Los segundo sacaron trajes especiales y una carroza con cañón. Tras ellos llegó el turno del boato especial de este año.