Playas llenas con aguas cristalinas y los paseos marítimos con terrazas llenas y gente paseando. Esta escena se repite cada día de verano en Benidorm, una ciudad que en pleno mes de agosto alcanza cifras récord de ocupación turística. Pero no todo lo que hacer en la ciudad es estar sol, en la arena; los turistas ya buscan otras alternativas para pasar los días de vacaciones que les lleven a ver la parte más cultural o medio ambiental de la ciudad y se alejan de las abarrotadas playas para dirigirse a otros enclaves turísticos, a veces casi desconocidos para aquellos asiduos a la capital turística.
Lugares como el Tossal de la Cala, la torre de les Caletes, las rutas por el parque natural de Serra Gelada, el Museo l'Hort de Colón o las exposiciones al aire libre han entrado a formar parte de los lugares que los visitantes ponen en sus listas de "qué hacer" o "qué ver" en Benidorm. Saber en qué playa pasar el día o dónde comer no es solo lo que pasa por las mentes de los que eligen el municipio para pasar el verano.
Las cifras avalan ese cambio de mentalidad o costumbre en los turistas que se han lanzado a conocer la parte más cultural del municipio. El Tossal de la Cala es uno de los enclaves que más visitas recibe. Y todo a pesar de su ubicación en la parte alta de esta zona de Benidorm que hace que para acceder a él haya que hacer una excursión por calles empinadas. En el mes de julio, 6.000 visitantes acudieron a este museo al aire libre a conocer la historia más antigua de la capital turística. Ha sido el segundo mes del año con más visitas (en abril se alcanzaron 7.800 visitantes con la Semana Santa. En siete meses, el yacimiento ha registrado 34.000 visitas, según cifras de Patrimonio Histórico y Cultural. Unos datos que esperan igualarse o superarse en agosto.
Los turistas parece que quieren conocer más a cerca de los orígenes de Benidorm. El Tossal de la Cala se recuperó y musealizó y en él se pueden ver los restos del "castellum" romano. Toda una lección de historia a través de los restos de un fortín romano del siglo I antes de Cristo. Pero además, lleva aparejadas una de las mejores vistas del "sky line" de la ciudad que corren como la pólvora por redes sociales. Otro de los atractivos son las visitas guiadas de cada viernes entre las 17 y las 19 horas; y el fin de semana cada hora a partir de las 10 horas.
¿Interesa la historia de Benidorm a aquellos que pasan sus vacaciones en la ciudad? La respuesta que da la concejala del área, Ana Pellicer, es que sí. "En las oficinas de turismo se pregunta por las cosas que hacer en Benidorm más allá de ir a las playas o las calas y se da información sobre los sitios de interés", añadió. Muchos desconocen que el conocido enclave turístico de las barandillas blancas, el Castell, también esconde la historia de la ciudad entre sus restos; aunque cada vez son más los que lo visitan para saber cuándo estuvo en funcionamiento o para qué servía.
Otro de los puntos con historia de Benidorm es la casa de l'Hort de Colón, que también ha entrado a formar parte de las rutas de los turistas. Ubicado en pleno casco antiguo, en la calle Tomás Ortuño, forma parte de las residencias habituales que los marinos mercantes de Benidorm tenían en la ciudad en torno a dos ejes, la calle Alameda y el paseo de la Carretera. Es una de las pocas construidas en el Benidorm del siglo XIX que siguen en pie, fue cedida al municipio por los hermanos Llorca Zaragoza, herederos de Vicente Zaragoza Ortuño, armador y capitán de trasatlánticos. Se puede contemplar su jardín, donde se realizan actividades, y la estructura de la casa. El Ayuntamiento ha solicitado una subvención para rehabilitar la vivienda.
La torre de Les Caletes es otro de los puntos culturales al que los visitantes llegan por medio de una ruta por Serra Gelada. Hace 500 años servía a los benidormenses, que se desplazaban hasta ella a caballo, para observar y salvaguardar la costa de posibles ataques corsarios. Hace unos años se invirtió en ella para recuperarla y es otro de los puntos donde se puede conocer la historia de Benidorm.
Más allá de los enclaves históricos, los espacios culturales se han abierto también hueco en las agendas de los turistas. Aunque Benidorm no dispone de grandes museos (en Boca del Calvari sí se realizan exposiciones u otros actos culturales), la ciudad se ha concebido desde hace unos años en un gran museo abierto: "Hemos apostado por convertir la ciudad, las calles, en un museo al aire libre", indicó Pellicer. Y eso parece que gusta a los turistas. Caminar por la avenida del Mediterráneo es ver cómo los visitantes se hacen fotos con las esculturas que ahora mismo llenan este espacio. En total, 16 obras de Cristóbal Gabarrón que conforman la exposición ‘Las Torres de la Alhambra’, la unión entre Granada y Benidorm.
"Toda la avenida es una sala de exposiciones con las ventajas que eso supone", tanto de estética, como de accesibilidad como de comodidad para los propios turistas. En el paseo de Poniente, la imagen se repite ante la exposición de siete esculturas de gran formato del Juan Méjica sobre temas universales españoles. A todo este arte en la calle se suman los cinco Espai d'Art Urbà de Els Tolls, El Carrasco, Hispanitat, El Campo y Ponent.
Los visitantes también acuden cada vez más a realizar rutas naturales. Serra Gelada o el recién estrenado parque de El Moralet son algunas de ellas. Descubrir el parque de l'Aigüera y su historia o una ruta entre rascacielos se unen a las actividades a realizar más allá de ir a la playa o a tomar algo de día o de noche a las terrazas de hostelería. "Seguiremos apostando por la cultura como otro de los alicientes turísticos del municipio", indicó la concejala. Por ahora, sitios como el Tossal de la Cala, entre otros, ya están marcados en el mapa de los turistas.
