Estas fiestas patronales serán las últimas para Jaume Llinares como alcalde de Altea tras anunciar en diciembre de 2021 que no se presentaría a las municipales de 2023. Llinares, uno de los fundadores de las fiestas de Moros y Cristianos con su filà Els Cebers en 1979, señala que la anulación de las fiestas patronales en estos dos últimos años «fue una situación forzada y no deseada por el Covid-19», aunque también añade que en los veranos de 2020 y 2021 «Altea ha tenido bastante vida con un buen nivel de turismo tomando todas las medidas de seguridad necesarias y obligadas». 

Respecto a las fiestas, asegura que «en estos dos años pasados hemos sobrevivido con buena calidad de vida. Pero nos faltaban las fiestas. Ahora estoy viendo que la gente tiene ganas, que hay mayor afluencia a los actos previos que hay este mes, y que los festeros están contentos». De igual manera afirma que las fiestas de Altea «pueden disfrutarlas igualmente los vecinos que no pertenezcan a alguna filà o a la comisión del Cristo. Son fiestas abiertas, en los cuarteles y cábilas se recibe a todo el mundo, y hay muchos actos para toda la población».

Sobre la declaración de las fiestas patronales como «de Interés Turístico de la Comunidad Valenciana», el alcalde asevera que es un reconocimiento que permite que la temporada turística se alargue hasta octubre, y añade que esta distinción «se suma a la de Bien de Relevancia Local para las de l’Arbret de Sant Joan, Sant Roc y Sant Lluís, y a la de Interés Autonómico de la Comunitat Valenciana para el Castell de l’Olla».

Jaume Llinares destaca la oferta cultural del municipio y resalta que «el descubrimiento reciente de una villa romana en la partida Sogai, más los restos arqueológicos de la época íbera hallados en Altea la Vella, le dan a nuestro pueblo un plus que se añade al Baluarte y Recinto Renacentista del casco antiguo Altea». Y añade que «tenemos que potenciar nuestra imagen, nuestro potencial como destino turístico inteligente, nuestro patrimonio, y nuestra calidad de vida».