¿Por qué Altea es la cúpula del Mediterráneo?
La localidad es patrimonio que puede conocerse al adentrarse en su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural.

Visitar Altea es contemplar un paisaje adornado con casas blancas, calles empedradas y cúpulas azules
La ciudad de Altea es uno de los destinos más destacados de la Costa Blanca, con su carácter mediterráneo y su paisaje inconfundible. Una pequeña localidad que mira hacia el futuro, para hacerla más atractiva para el visitante y el ciudadano, pero sobre todo más sostenible, accesible, excelente e inclusiva. Es por ello es que la primera ciudad de menos de 50.000 habitantes certificada como Destino Turístico Inteligente, una apuesta por mejorar el destino que ha implicado a todo el municipio para hacer de Altea un destino moderno e innovador.
Visitar Altea es contemplar un paisaje adornado con casas blancas, calles empedradas y cúpulas azules abrazadas por el intenso mar Mediterráneo y la sierra de Bernia. Así se presenta la Cúpula del Mediterráneo, la villa de Altea. Un lugar que es mucho más que una imagen idílica de la cultura mediterránea, una ciudad para disfrutar, compartir, aprender. Un lugar inclusivo, accesible y sostenible. Una ciudad que despierta los sentidos, una ciudad para vivirla todos los meses del año.

Practicar deportes náuticos es posible todo el año
Para vivir su historia recorriendo a pie sus cinco rutas, guiados por tótems situados por toda la zona y descubrir a través de sus edificios el pasado de este enclave puramente mediterráneo. Altea es patrimonio que puede conocerse al adentrarse en su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural. Subiendo a su zona más alta se encuentra la Iglesia de la Señora del Consuelo. Su plaza es el corazón, un auténtico centro de ocio y de cultura, sobre todo en verano. Entre sus calles se muestra el arte de los talleres y galerías, la deliciosa gastronomía que une mar y montaña.
Si eres de los que disfruta visitando las tiendas, también tendrás oportunidad de recrearte en las numerosas boutiques que recorren la Calle Mayor o la Calle Santa Bárbara para contemplar la fachada de la Casa Cervantes.
Pero vivir Altea, es salir a disfrutar de su naturaleza, que puede disfrutarse todo el año. Desde el cálido verano en sus playas, al disfrute en cualquier época de los deportes náuticos como es la pesca, la navegación o el buceo. Dos prestigiosos clubes náuticos avalan la calidad y cantidad de servicios al respecto que ofrece la villa.

Altea es un referente en el cicloturismo de carretera
Para los amantes de la montaña, Sierra Bernia y el Parque Natural de Sierra Helada son los destinos perfectos para disfrutar de las numerosas rutas que se llenan de senderistas. Aunque nada como disfrutar de estos paisajes a dos ruedas, pues Altea es un referente en el cicloturismo de carretera y en ella entrenan cada año equipos profesionales y amateurs. De hecho, la ciudad cuenta con más de diez rutas ciclistas diferentes que atraviesan varios de los pueblos cercanos. Su orografía ofrece múltiples posibilidades para disfrutar en bici de los paisajes rurales que rodean la villa.
La gastronomía alteana, que une mar y montaña, tradición y vanguardia, se disfruta en cada establecimiento. El casco antiguo alberga restaurantes y bares que harán las delicias de los más exigentes paladares —boquerón, polp o arròs amb ceba i arròs amb fessols, entre otras recetas—y el renovado paseo del frente litoral se pueden disfrutar de platos frente al mar y después estirar las piernas observando la costa.
Disfrutar de la cultura tradicional es parte del ADN de Altea. La riqueza de su patrimonio es tan amplia que la cultura y el arte son parte de la idiosincrasia de Altea y, por ello, fue nombrada Capital Cultural de la Comunitat Valenciana en 2019-20. Vivir Altea es hacerlo visitando sus exposiciones, o asistir a alguna de las más de 300 actividades culturales que se organizan a lo largo del año con el Palau Altea como centro de referencia.

En sus calles se muestra el arte de los talleres y galerías, así como la deliciosa gastronomía que une mar y montaña
Otro de los atractivos culturales que alberga la localidad son las fiestas patronales, celebradas en el mes de septiembre. Las fiestas de Altea se viven en las calles, que se llenan durante cinco días de más de 1.200 festers, moros y cristianos, así como de la música interpretada por más de 20 bandas, dando un toque mágico y festivo a la villa.
Ven a disfrutar de la esencia del Mediterráneo, de su gastronomía, cultura, fiestas, deporte, mar, historia, sostenibilidad y vanguardia en un lugar que hay que vivir.
No se puede describir. Altea tienes que vivirla.
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