Altea rinde homenaje a los vecinos que fueron víctimas de los campos de exterminio nazis

Una escultura de Mario Romero erigida en los jardines del Palau Altea recuerda al matrimonio Giner Llopis que salvó a medio millar de judíos en la frontera hispano francesa | El recuerdo es también para Jaime Lloret, Juan López y Manuel Nadal, prisioneros en los campos de concentración

Con motivo del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto que se celebra en todo el mundo el 27 de enero desde noviembre de 2005 a expensas de la UNESCO en conmemoración a la liberación en 1945 por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau, Altea ha rendido este viernes un homenaje a las víctimas alteanas del horror nazi: Jaime Lloret Perelló, Joan López Ripoll y Manuel Nadal Pascual. Y al matrimonio alteano formado por Miguel Giner Giner y Dolores Llopis Benimeli, que salvaron en el verano de 1943 a medio millar de judíos de la barbarie nazi en el puesto fronterizo hispano francés de Les (Valle de Arán – Lérida).

En el homenaje a estos cinco alteanos se ha erigido en los jardines del Palau Altea una escultura de dos metros de alto realizada por el profesor de la Facultad de Bellas Artes de la UMH, Mario Romero, que representa una puerta de piedra que está abierta junto a un marco de hierro “simbolizando la entrada a los campos de concentración”, según ha señalado en el acto la concejala de Participación Ciudadana, Mari Antonia Laviós.

Una de las caras de la puerta pétrea significa “la esperanza representada con el nombre y apellidos del matrimonio Giner Llopis”. En ella está incrustada una imagen fotográfica grabada de la pareja sobre la frase “Héroes de Altea. Juntos salvaron la vida a centenares de personas judías que huían del nazismo en 1943”. En la otra cara de la puerta se simboliza la barbarie nazi con la incrustación de una copia de los “Taulells de la Memòria”, o “Azulejos de la Memoria”, dedicados a los tres alteanos deportados a los campos de exterminio nazis que elaboró la Generalitat Valenciana en noviembre de 2011 dentro del proyecto “Construint Memòria” para rendir homenaje a los 631 ciudadanos valencianos, procedentes de 220 municipios de la Comunitat Valenciana, que fueron víctimas del Holocausto en los campos de exterminio nazis.

Bajo los azulejos con el nombre de cada prisionero y los datos relativos a su cautiverio con el nombre del campo donde estuvo encerrado y las fechas de su entrada y salida o fallecimiento, está grabada en la piedra la frase “El pueblo de Altea recuerda a sus tres vecinos deportados a campos de concentración nazis. Los horrores y la crueldad que soportaron, nos hacen pensar en lo que nunca debe volver a ocurrir”. El marco de hierro de la escultura está vacío pero al mismo tiempo abierto “como símbolo de salida hacia la libertad”, ha apostillado Laviós.

Un momento del homenaje a los alteanos víctimas de los nazis.

Un momento del homenaje a los alteanos víctimas de los nazis. / Diego Coello Calvo

Al acto han asistido numerosos vecinos de Altea y varios familiares de los alteanos homenajeados. La edil ha recordado que a principios de mayo de 2022 “inauguramos las primeras jornadas de Memoria Democrática en donde homenajeamos a estos cinco alteanos. En ese homenaje faltó una parte importante: la escultura que se quedará a partir de ahora en los jardines del Palau Altea, y que se encargó por el Ayuntamiento para que nunca se olvide el horror nazi que sufrieron Jaime, Joan y Manuel; y también para que no se nos olvide que en la vida siempre hay un álito de esperanza tal como hicieron Miguel y Dolores”.

Junto a la escultura hay un código QR mediante el cual se tiene acceso a la web https://alteaparticipa.es/memoria-historica en donde se muestran las biografías de los cinco homenajeados con fotografías y varios documentos como las partidas de nacimiento, hojas de ingreso en los campos de concentración, todo lo relativo a su estancia en ellos, o listados de sus actividades recopilados por los historiadores Pere Soler y Blanca Revert a quienes la concejala ha agradecido su labor.

De destapar la escultura se han encargado la concejala Laviós y el alcalde Jaume Llinares mientras un trío de profesores del Conservatorio de Música de Altea (piano, violonchelo y violín) interpretaban piezas de música de Pau Casals. Tras descubrirse la escultura se ha leído un manifiesto, y colocación de rosas a los pies de la escultura, a cargo de alumnos los institutos Altaia y Bellaguarda, un familiar de los homenajeados, los portavoces de los grupos políticos municipales y la concejala de Participación Ciudadana. Tras la lectura los familiares de los cinco alteanos homenajeados han depositado también varias rosas y un ramo de flores en el monolito.

Quienes fueron los homenajeados

Miguel Giner está considerado como “el Oskar Schindler de Altea” al salvar junto a su mujer a casi quinientos judíos de las garras de los nazis y la Gestapo en el verano de 1943 cuando huían por la frontera hispano francesa pirenaica en Les hacia España. El era administrador de la aduana de Altea, y durante la Guerra Civil de España lo destinaron a Barcelona. En 1940, tras la guerra y como castigo, le trasladaron a la aduana de Les. En el verano de 1943, en el puesto fronterizo a su cargo, Miguel observó como un grupo de judíos intentaba cruzar la frontera. Este grupo de personas fue devuelto a Francia ante la imposibilidad de dejarlos cruzar a España.

Días después, un militar alemán confirmaba a Miguel que estos judíos fueron entregados a las SS y a la Gestapo, para ser deportadas y ejecutados. Miguel y Dolores deciden entonces ayudar a las personas que huían de la persecución nazi a través de las montañas, y junto a otros compañeros de la aduana mas algunos habitantes de Les, formaron una red de colaboración que dio cobijo a los judíos que huían. Por las noches les ayudaban a cruzar el puerto de la Bonaigua para después asegurar su huida definitiva desde Barcelona, Portugal o Vigo hacia América o Israel. Pocos meses después, fruto de la presión internacional, Miguel Giner recibió la orden de no retornar a manos de las autoridades alemanas a las personas judías que llegaban a la frontera. A Miguel se le reconoció su labor por el Estado de Israel, que le consideró como “Héroe silencioso del Holocausto”, y en 2014 emitió un sello de Correos con su efigie en su recuerdo por los hechos estudiados y verificados por la Fundación Raoul Wallenberg.

Jaume Lloret Perelló nació en 1908 en la calle Salut, entró a Mauthausen el 27 de enero de 1941, y fue liberado el 5 de mayo de 1945. Joan López Ripoll nació en 1912 en La Olla, enviado a Mauthausen el 27 de enero de 1941, y ejecutado en Gusen el 17 de septiembre de 1942. Y Manuel Nadal Pascual, nacido en 1909 en la calle Porrat, llegó a Mauthausen el 19 de diciembre de 1941 y fue liberado por los aliados el 5 de mayo de 1945.

Juan, Jaume y Manuel tras la Guerra Civil Española estuvieron refugiados en campos de Francia. Como la mayor parte de los españoles, para salir de los campos de refugiados y evitar la repatriación a España, tenían que elegir entre el exilio a otro país, incorporarse a la Legión Extranjera, a los Batallones de Marcha del ejército francés o enrolarse en las Compañías de Trabajadores Extranjeros (CTE). Los tres se incorporan a las compañías de trabajo formadas por 250 personas encargadas de obras defensivas. Cuando las tropas nazis ocupan Francia en la primavera de 1940 hicieron prisioneros a buena parte de los refugiados. Después de ser capturados y permanecer en campos de prisioneros de guerra, el gobierno franquista no los reconoció y la Alemania nazi dejó de considerarlos prisioneros de guerra. Como consecuencia, en 1941 acabaron deportados a campos de concentración con la condición de apátridas.

Jaume y Joan, en las CTE, estaban destinados en Bellfort en la frontera entre Francia, Alemania y Suiza. Fueron capturados y trasladados al campo de prisioneros XI-B de Fallingbostel. El 25 de enero de 1941, un convoy de tren con 1.472 republicanos españoles los llevaron hacia Mauthausen. Jaume Lloret Perelló ingresó el 27 de enero de 1941, con treinta y dos años, en el campo de concentración con el número 6771. Hasta febrero de 1943 estuvo en el subcampo de Steyr-Münichholz y el 2 de enero de 1944 fue trasladado al de Gusen. El 5 de mayo de 1945 fue liberado después de cuatro años y cuatro meses en el horror nazi.

Juan Emilio Salvador López Ripoll ingresó el 27 de enero de 1941, con 29 años de edad, en Mauthausen con el número 6014. El 30 de junio fue trasladado al subcampo de exterminio de Gusen, donde murió el 17 de septiembre de 1942. En 1950 el gobierno francés notificó su muerte en Gusen, y su nombre figura en el memorial de Mauthausen-Gusen. Una foto de él acompaña la tumba paterna en el cementerio de Muro d’Alcoi.

Y Manuel Nadal Pascual estuvo internado en el campo de refugiados de Vernet, en el sur de Francia. Alistado en la CTE con destino en la frontera belga, en junio de 1940 fue capturado cerca de Dunkerque por las tropas nazis que invadian Bélgica y Francia. Más tarde atravesó Bélgica, Holanda y Alemania hasta ser encarcelado en el campo de prisioneros de Krems-Gneixendorf de Austria. Desde la estación de tren de Viena un convoy con 341 españoles lo trasladó a Mauthausen donde ingresó con 29 años de edad el 19 de diciembre de 1941 con el número 4641. Fue trasladado al subcampo de Steyr-Münichholz hasta el 24 de abril de 1943. Entre el 2 de julio y el 1 de diciembre de 1943 estuvo en el subcampo Sankt Lambrecht, y luego lo enviaron de nuevo a Mauthausen. El 5 de mayo de 1945 fue liberado después de soportar durante tres años y cinco meses la deshumanización y sobrevivir al terror nazi. Manuel murió el 1998 con ochentainueve años en Souillac con el reconocimiento del estado y la sociedad francesa. Sus restos descansan en el cementerio municipal de Altea.