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La vida de los primeros pobladores de Benidorm al alcance de los ojos

El museo Boca del Calvari expone por primera vez parte de la colección arqueológica en una sala permanente donde se pueden ver objetos desde el Neolítico hasta el siglo XX

Dos personas contemplan parte de la colección ubicada en el museo Boca del Calvari de Benidorm.

Dos personas contemplan parte de la colección ubicada en el museo Boca del Calvari de Benidorm. / A. Vicente

Benidorm

Benidorm en pleno agosto es sinónimo de playa, sol o terrazas al aire libre. Pero la ciudad tiene mucho más dentro de su oferta para aquellos que pasan sus días de vacaciones. El municipio ha articulado sus calles como un gran museo al aire libre donde disfrutar de todo tipo de arte pero, además, cuenta con un espacio con historia donde ahora se puede conocer en una sala específica cómo eran los primeros pobladores del municipio y objetos de su colección arqueológica expuestos por primera vez a los ojos de los vecinos y turistas.

Caminando por una de las calles más conocidas y concurridas de la localidad se llega al museo Boca del Calvari ubicado en la confluencia del paseo de la Carretera con la calle Tomás Ortuño. El edificio que durante años albergó al Ayuntamiento es ahora un gran espacio expositivo por el que han ido pasando varias muestras. Pero desde hace dos semanas cuenta con una sala en la que se expondrán de forma permanente piezas de la colección museográfica de los fondos municipales, que abarcan desde el Neolítico hasta el siglo XX, muchas de las cuales nunca antes habían sido vistas.

Benidorm tiene una amplia trayectoria como ciudad moderna y es conocida mundialmente. Pero entre los secretos mejor guardados y que aún pasan desapercibidos para los visitantes sigue estando cómo fue el origen de la capital turística. Es decir, como las diferentes civilizaciones como los romanos se asentaron en la ciudad y el legado que dejaron en ella. En esta sala se pueden ver muchas figuras procedentes del Tossal de la Cala, pero también de El Castell o el yacimiento arqueológico de L'Abric de la Cantera.

Parte de los objetos expuestos en el museo de Benidorm.

Parte de los objetos expuestos en el museo de Benidorm. / A. Vicente

"Hemos expuesto una parte de la gran colección que tenemos. Pero es una sala viva. Poco a poco acabaremos de catalogar y restaurar más objetos para exponerlos", explica a este diario la concejala de Patrimonio Histórico, Ana Pellicer. Entre los objetos que se pueden ver, antiguos anzuelos, ánforas, restos de columnas o una piedra con inscripciones en árabe; un candil o varias piezas cerámicas recuperadas de los yacimientos. Pero además, la historia de Benidorm se puede ir siguiendo en las explicaciones con paneles escritos en castellano con códigos QR que llevan a poder traducirlos al valenciano o inglés.

Entre lo más curioso, conocer cuál era la dieta de uno de los soldados del "castellum" del Tossal: cereal, especialmente trigo, vino agrio y aceite de oliva. Cómo llegaba o se mantenía habrá que descubrirlo "in situ" en la exposición. ¿Tenían salario los ejércitos romanos? Una colección de monedas podría esconder la respuesta.

La muestra no está completa aún, faltan esas piezas por catalogar y restaurar. Algo que además podrá verse allí mismo con una de las piezas más importantes de la colección: un ancla romana con más de 2.000 años de historia. "Lo próximo es traerla y se va a restaurar aquí para que los visitantes puedan verlo", indica Pellicer.

Varios objetos arqueológicos expuestos en el museo.

Varios objetos arqueológicos expuestos en el museo. / A. Vicente

Pero no es la única novedad. Sobre el papel se plantea ya crear una línea del tiempo que recoja los hitos más importantes de Benidorm para plasmarla en una de las paredes e, incluso, pueda contener elementos en 3D que la expliquen: "Se trata de que los más pequeños puedan conocer todos los detalles y explicarles la historia de los primeros pobladores. Una labor de pedagogía sobre la riqueza arqueológica que tenemos".

Una sala con nombre propio

En esa labor de conocer lo local y la historia y mostrarla también a los que visitan el municipio, la sala tiene nombre propio: el sacerdote e historiador Lluís Duart i Alabarta. Aunque nació en la localidad valenciana de Almusafes en abril de 1908, en Benidorm pasó gran parte de su vida. Fue ordenado como sacerdote en 1931 y destinado a la capital turística como cura párroco de la parroquia de San Jaime y Santa Ana el 14 de octubre de 1950, donde residió hasta su fallecimiento el 3 de enero de 1983. Además de su labor pastoral, como investigador y amante de la arqueología, trabajó incansablemente en el yacimiento del Tossal de La Cala. 

El fruto de esa actividad son decenas de piezas incorporadas al patrimonio municipal y que forman parte de los fondos museográficos del Ayuntamiento de Benidorm, a las que se suman una colección numismática compuesta por una gran cantidad de monedas de plata y bronce que abarcan desde el mundo ibérico hasta el siglo XIX. Ahora, parte de aquello que legó se puede ver en la sala que lleva su nombre junto a otras donaciones hechas el consistorio.

Benidorm quiere mostrar a los que la visitan cómo fueron sus orígenes más remotos. Y todo en un espacio que ya guarda historia en sí. Una opción para pasar un momento de alivio frente al calor intenso del mes de agosto.

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