Relleu se prepara para celebrar «Sant Antoni del Porquet»

La localidad alicantina se vestirá de gala el sábado 18 de enero para acoger a cerca de 7000 visitantes

El primer sábado después del diecisiete de enero se celebra San Antón en Relleu.

El primer sábado después del diecisiete de enero se celebra San Antón en Relleu. / INFORMACIÓN

Si alguien le dijese a Antonio de Comas, un eremita egipcio que vivía en el Imperio Romano durante el siglo III d. C., que iba a ser una de las figuras más veneradas en el santoral cristiano occidental, seguramente no lo habría creído. Y menos que el día de su muerte, el 17 de enero, sería una de las fechas más destacadas en el calendario festivo de Relleu, un pueblo situado a miles de kilómetros de su lugar natal y de defunción.

Este año la festividad dará comienzo el 18 de enero.

Este año la festividad dará comienzo el 18 de enero. / INFORMACIÓN

Pero es así. El primer sábado después del diecisiete de enero se celebra San Antón en Relleu desde que fue repoblada en 1611. La devoción popular por el eremita tiene su origen en su fama de protector de los animales. En efecto, se cuenta que San Antonio Abad enterró cerca del Monte Colzi, próximo al Mar Rojo, a un ermitaño llamado Pablo. Previamente, el cuervo que alimentaba a Pablo le daba de comer también a él como muestra de gratitud. Pero la fama de protector de los animales le viene cuando enterró a su amigo con la ayuda de dos leones. De ahí que se convirtiese en el patrón de los sepultureros y de los animales. Su fama se acrecentó cuando curó la ceguera de los jabatos de una jabalina.

San Antón, la tradición

La vinculación de Relleu con los animales es muy antigua. Así, en un documento de 1618, se dan las normas de la segunda repoblación teniendo en cuenta los turnos de los pastos y la alimentación del ganado. Sin embargo, el animal que contaba con más aprecio entre los parroquianos relleuenses es el cerdo, ya que de él s’aprofita tot.

Por tanto, San Antonio y Relleu forman una unión perfecta que se ha mantenido durante más de cuatrocientos años y que ha cristalizado en la popular fiesta de la matanza del cerdo. Este animal se cuidaba como si fuera uno más de la familia. Se alimentaba con paratas, se engordaba con higos y se le daba de comer todo lo que sobraba en casa. Tenía su casa, la porquera, y recibía los cuidados necesarios (espacio para criarse, barro para el verano, lugares frescos para que se desarrollara) con el fin de que, cuando cumpliese un año, estuviese lo más grande posible para ser sacrificado y servir de apoyo alimenticio a una familia durante todo un año.

Hoy en día, lógicamente, no se realiza la matanza como antaño. Con el fin de cumplir con los requisitos de bienestar animal, estos son sacrificados y analizados con una celeridad casi increíble.

La fiesta paso a paso

Este año la festividad dará comienzo el 18 de enero. Lo primero es llevar un atuendo correcto. El “kit” del festero de Sant Antoni está formado por un blusón (negro si es el tradicional o de colores si es más moderno), un calzado cómodo, unas adecuadas gafas de sol y, depende de la tolerancia al frío de cada persona, una boina. Todo este repertorio se completa con el preceptivo pañuelo anudado al cuello y con la caída en pico por la espalda.

A continuación, a modo de ritual, se debe seguir el catálogo de doce pasos si se quiere tener una inmersión completa en la festividad. El primero de ellos es preceptivo: el almuerzo. Relleu brinda un elenco gastronómico que hará las delicias de los visitantes. Aunque depende de la pericia de los cocineros y cocineras de cada comisión de fiestas, el visitante puede prepararse para el resto del día por el módico precio de tres euros más la bebida. Una coca a la paleta y un plato de pericana puede ser un buen inicio de día, regado con un vino del terreno y redondeado con un herbero, la bebida espiritual que caracteriza a nuestra comarca.

Con la barriga llena, todo se ve de otra manera. La partida de pelota es una buena opción para rebajar lo ingerido. Todo ello acompañado de tres sonidos diferentes: el del revolteo de campanas, el de les xaramites i els tabalets y el de los músicos de la Sociedad Musical Lira Relleuense.

Llega el momento de hacer acopio de cerveza fresca, exactamente dos: una para ver bajar la carne que después será braseada y embutida, y otra para ver desfilar a nuestra principal comida del día, la olleta. Relleu es un pueblo espléndido con el visitante. La degustación de olleta es abundante y gratuita. Está elaborada a la manera antigua y con productos naturales. El resultado es una mezcla entre l’olleta d’estiu, l’olleta de blat y l’arrós amb fressols i penques. En resumen, una delicia culinaria que invita a repetir plato una o dos veces.

Tras la comida seguimos con el ritual: café, copa (por supuesto, de herbero) y a prepararnos para el tardeo. Este acto también es gratuito. Se puede disfrutar de cuatro horas de música de xaranga, una tipología musical muy popular entre la gente joven (y no tan joven) de nuestras tierras.

Durante la tarde tenemos dos opciones para embelesarnos: la música y la preparación del embutido, que es espectacular. Sobre las 20 h. se procede al encendido de las brasas en les pasteres. Se acaba la tarde, son los últimos compases musicales, pero también la señal que indica que nos disponemos a cenar la carne que ha sido troceada apenas dos horas antes.

Finalmente, como la Cenicienta, a medianoche viene el último acto para los más aventureros y las más avezadas: el baile, que suele ser una velada con música variada en el local de la fiesta.

En Relleu se cree que quien ha nacido cerca de San Antón tiene indulgencia ante las picaduras de los animales. Sea o no esto cierto, lo que sí es demostrable es que el eremita que vivió 105 años puede estar contento (y mucho) con el culto que se le rinde en esta localidad montañosa de la frontera del antiguo Reino de Valencia.

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