De Benidorm a Perú... para acabar junto al cardenal Robert Francis Prevost

El sacerdote Jaume Benaloy se marchó de misionero al país latinoamericano hace más de 15 años, donde terminó como secretario del recién nombrado papa, León XIV

El sacerdote Jaume Benaloy, en una visita a Benidorm en 2024.

El sacerdote Jaume Benaloy, en una visita a Benidorm en 2024. / A. Vicente

Alejandro J. Fuentes

Alejandro J. Fuentes

Las vueltas de la vida pueden hacer que uno pase de ser una promesa de las artes marciales a secretario del papa. Si no, que se lo digan a Jaume Benaloy (Benidorm, 1974). El sacerdote de 50 años abandonó sus aspiraciones deportivas (llegó a ser subcampeón de España de taekwondo) y formativas (preparado para estudiar Derecho y ADE) para dedicarse por completo a la fe. El camino que escogió le llevó hasta Perú, donde terminó trabajando como misionero muy cerca del nuevo sumo pontífice.

A sus 25 años, el joven Benaloy (que ya era catequista) decidió dar un vuelco a su vida y ordenarse sacerdote. "De niño quería ser misionero en África", contaba el año pasado en una entrevista con INFORMACIÓN. Su camino eclesiástico y su interés por las relaciones entre religiones le llevaron a estudiar a Roma, donde esperaba prepararse para terminar en Marruecos. Sin embargo, su camino acabó en Perú, enviado entonces por el obispado.

Al servicio del papa

Allí, el benidormense lleva más de 15 años dedicándose por completo a los habitantes de Chimbote, una ciudad "similar" a su localidad natal al tratarse de una localidad marinera y de fuerte tradición pesquera. Durante su periplo por el país latinoamericano, entre sus muchas responsabilidades, Benaloy llegó a desempeñar durante seis años un cargo en la Conferencia Episcopal Peruana.

Una labor que se ha convertido en la más especial hasta la fecha por la compañía: la del papa León XIV, entonces obispo Robert Francis Prevost. "Fui su secretario ejecutivo", revela a INFORMACIÓN. El benidormense describe al nuevo santo padre como un hombre "bueno" y que resultó "un gran misionero". Sobre su carácter, Benaloy sostiene que es "sencillo, paciente y abierto al diálogo", cualidades que le han llevado a convertirse este año en el sucesor de San Pedro para la Iglesia católica.

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