Benidorm vive una nueva escena de incivismo: el arrebato de una mujer en una hamburguesería

La clienta comenzó a lanzar servilletas desde el mostrador y acabó haciendo lo mismo con el servilletero con violencia

Tres fotogramas del video que muestra a la mujer lanzando un servilletero en una hamburguesería de Benidorm.

Tres fotogramas del video que muestra a la mujer lanzando un servilletero en una hamburguesería de Benidorm. / @zeusofisialxd

J. A. Giménez

J. A. Giménez

Una mujer visiblemente alterada protagonizó hace unos días un lamentable episodio en un Burger King de Benidorm al perder los estribos mientras esperaba su pedido. El vídeo, que circula por redes sociales como Instagram, muestra cómo, al parecer por tener que aguardar según ella más de la cuenta para recibir su comanda, la clienta comienza a lanzar servilletas desde el mostrador y acaba haciendo lo mismo con el servilletero con violencia, ante la mirada atónita del personal y otros clientes.

La escena, lejos de pasar desapercibida, ha encendido un debate en redes sociales sobre el comportamiento de algunos visitantes extranjeros, en particular los británicos, en zonas turísticas de España. Para muchos, este es solo otro ejemplo del "turismo de bajo coste" que ha convertido ciertos enclaves costeros en escenarios de descontrol.

"Después nos sorprende que en Asia estén vetando a turistas", comentaba una usuaria, haciendo referencia al creciente rechazo en algunos países a ciertos comportamientos incívicos. Otros han ido más allá y exigen consecuencias: "Multa, deportación y prohibición de entrada al país", escribía un usuario, entre los cientos de comentarios indignados.

Uno de los mensajes más compartidos resume el sentir generalizado: "Vienen con exigencias y cero respeto". La crítica no es aislada. Numerosas personas aseguran que Benidorm lleva años soportando este tipo de situaciones, especialmente en la zona conocida popularmente como "la calle de los guiris", donde vecinos denuncian incidentes constantes como vandalismo, peleas y comportamientos incívicos sin consecuencias aparentes.

Algunos benidormenses incluso han confesado que evitan pasar por esa zona de noche por miedo, y varios testimonios apuntan a que estos episodios están normalizados, especialmente en fechas de alta ocupación. "Esto no es nada, lo peor no se graba", decía un usuario que afirma ser vecino de la zona.

En contraposición, también han surgido algunas voces que, si bien no justifican el comportamiento de la mujer, sí critican el estado del establecimiento. "Ese es el peor Burger King que he pisado en mi vida. Tardan muchísimo, está sucio, y el trato es pésimo. Gracias, Karen inglesa, por hacer lo que todos hemos querido hacer alguna vez", escribía irónicamente un usuario.

Más allá del caso concreto, lo ocurrido ha reabierto el debate sobre la calidad del turismo que se fomenta en España. "Turismo barato que exige hacer lo que le da la gana", "nos llega lo peor de Reino Unido" o "vivimos de ellos, pero no tienen por qué venir a faltarnos el respeto", son frases que se repiten entre los comentarios.

También ha salido a relucir la doble vara de medir que se aplica en función del origen del turista. Algunos usuarios señalan que si el protagonista del altercado hubiera sido de otro país no europeo, el escándalo sería aún mayor: "Haz eso en Inglaterra, a ver lo que te pasa", o "como es blanca y europea, nadie pide su deportación".

La escena ha servido también para confrontar estereotipos. "Luego nos llaman a los españoles ruidosos, pero vienen aquí y hacen esto", ironiza uno de los comentarios más compartidos. Otros recuerdan que, al viajar a Reino Unido, los españoles se enfrentan a quejas por su volumen de voz en espacios públicos, mientras que aquí "soportamos gritos, alcohol y agresividad sin que pase nada".

En las redes, muchos piden que se revise el derecho de admisión en establecimientos turísticos y que se aplique mano dura a quienes atenten contra la convivencia y la seguridad, independientemente de su procedencia.

La pregunta que queda en el aire es clara: ¿seguirá España tolerando este tipo de turismo sin consecuencias o ha llegado el momento de redefinir los límites de la hospitalidad? Mientras tanto, Benidorm vuelve a ser noticia por algo que no tiene nada que ver con el sol y la playa.

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