La capital de la República Helénica acumula más de tres mil años de historia, pero su esplendor llegó de la mano de Pericles, en el siglo V a.C.. Prueba de ello son las construcciones de la Acrópolis, que han llegado a la Grecia de Tsipras y que tienen como exponente el Partenón, un templo erigido en honor de Atenea, la diosa protectora de la ciudad.

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La visita a Atenas tiene dos imprescindibles, la Acrópolis y su museo. También requiere familiarizarse con las palabras Monastiraki, Sintagma y Plaka, para identificarlas entre los nombres en griego del callejero de la capital helénica.

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La plaza Monastiraki se identifica por su pequeña iglesia ortodoxa y por lo que, en tiempos de la ocupación turca, fue una mezquita. De las tres líneas del metropolitano ateniense, dos tienen parada en esta plaza, la uno, que nos lleva hasta el puerto de Pireo y la tres, con destino al aeropuerto. Caminando desde ella, se llega a los imprescindibles de nuestra visita a Atenas.

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En Monastiraki empecé mi recorrido, pero antes de conocer la Atenas de Pericles, decidí conocer a los atenienses contemporáneos de Tsipras y me dirigí al Mercado Central. Está situado a quinientos metros de Monastiraki, en la calle Athinas, y es un mercado tradicional. Junto a él está la cafetería Mokka, donde se puede tomar un café griego, que yo acompañe con un pastel de pistachos, un baklava. Ambos, el café y el pastel, son herencia de los cerca de cuatrocientos años de ocupación otomana. Después de mi visita al mercado comprobé lo que tenemos en común una mayoría de españoles, italianos, portugueses y griegos.

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Ochocientos metros y algo menos de ciento cincuenta seis metros de altitud separan Monastiraki de la ciudad alta, la Acrópolis. Para llegar atravesaremos parte del barrio de Plaka y haremos una parada previa en Areópago, una colina rocosa en la que tendremos que llevar cuidado de no resbalar y que nos ofrece unas vistas en altura del Ágora, lugar donde se desarrollaba la vida de la ciudad y donde se conserva un único edificio de la Antigua Grecia, el Hefestión. También tendremos unas inmejorables vistas de los Propileos, la majestuosa entrada a la Acrópolis.

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Al parecer la visita a la Acrópolis es “obligatoria” para los cruceristas que llegan al Pireo, el puerto de Atenas, por lo que es recomendable visitarla antes de las nueve y media de la mañana, si no queremos ser abducidos por ellos. Desde las ocho de la mañana se puede visitar, previo paso por taquilla para abonar veinte euros en temporada alta. (Clicar aquí para ver precios y horarios)

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Una vez pasado el control de acceso y antes subir por las escaleras de los Propileos, nos podemos asomar para ver el Odeón, que lleva el nombre del cónsul romano Herodes Ático, que pagó su construcción en el año 161.

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Las Propileos nos dan paso a la explanada de la Acrópolis y a una vista del Partenón para apreciar su relación equilibrada entre sus tres dimensiones, longitud, anchura y altura.

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El Partenón, como todo el esplendor ateniense acontecido en la mitad de una centuria, es atribuido a Pericles, un político y militar que vivió del 495 al 429 a.C..

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Diez años duró la construcción del Partenón, un templo de más de dos mil metros cuadrados, que albergaba una estatua de Atenea Partenos. Lo que ha llegado de él a nuestros días es lo que se salvó del asedio a una Atenas turca, que lo utilizó como polvorín y recibió un cañonazo veneciano, causando un gran destrozo en 1687 y lo que quedó del expolio británico sufrido en el siglo XIX. Hoy en día se van reparando sus heridas, muy lentamente, prueba de ello es la diferencia de color en el mármol, el más reciente luce su blanco natural.

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El templo de Atenea Nike y el Erecteón son dos construcciones que encontraremos junto al Partenón, esta última se identifica por la Cariátides, seis estatuas de mujeres jóvenes, de dos metros y veinte centímetros de altura que, a modo de columna, sostiene el pórtico sur del templo, y por un olivo, que nos recuerda el regalo que hizo Atenea a la ciudad, ya que en su rivalidad con Poseidón por ser la protectora de los atenienses, hizo brotar un olivo junto al pozo de agua salada del dios de los mares.

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Desde la Acrópolis podemos contemplar Atenas, una ciudad extensa y que creció con la oleada de refugiados griegos que llegaron en 1923, después de la guerra entre Grecia y Turquía. Una ciudad que mantiene vestigios de su romanización, como las dieciséis columnas del templo de Zeus Olímpico, terminado en el año 131, por Adriano, un emperador romano enamorado de Atenas al que la ciudad le brindó un arco que lleva su nombre.

El Estadio Panatenaico se deja ver desde la Acrópolis, fue construido en 1896 para albergar los primeros Juegos Olímpicos modernos, a semejanza de un estadio del siglo IV a.C. que albergaba los Juegos Panatenaicos, en honor de Atenea.

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Asomándonos por la ladera sur de la Acrópolis vemos el Teatro de Dionisio, donde se representaban las tragedias griegas y que está separado, por el paseo Dionissiou Aeropagitou, del Museo de la Acrópolis, nuestro segundo imprescindible de Atenas.

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Abandonamos la Acrópolis por los Propileos y, para los amantes de la fotografía y la contemplación, antes de visitar el museo su destino será la colina de Filopapo. Nos llevará caminar quince minutos hasta llegar al mejor mirador de la Acrópolis, junto al monumento funerario de Julio Antíoco Filopapo.

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La puerta principal del Museo de la Acrópolis se sitúa en el paso de Dionissiou Aeropagitou, el eje principal que comunica los recintos arqueológicos. El museo alberga los hallazgos de la colina de la Acrópolis y se ubica en un edificio inaugurado en 2009, al que accedemos previo pago de diez euros. Su exposición se reparte en tres niveles. En el primero veremos a las Cariátides verdaderas, porque las que vimos en la Acrópolis eran un replica, pero solo a cinco, la sexta está en el Museo Británico de Londres. El tercer nivel está dedicado al Partenón y podemos ver las metopas, placas de mármol con relieves de temas mitológicos.

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Después de tanto caminar, seguro que tendremos que reponer fuerzas y qué mejor lugar que una terraza del cercano barrio de Plaka. De primero no debe faltar una ensalada griega, coronada con queso feta y de segundo, musaca, una “lasaña” de berenjenas y carne molida.

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La Atenas actual, la de Tsipras, tiene un lugar de encuentro en la plaza Sintagma. En ella hemos visto por televisión las manifestaciones frente al parlamento de Grecia, ubicado en el antiguo Palacio Real, en contra de las imposiciones de la Troika para financiar al país helénico. En 2015 los griegos depositaron sus esperanzas en Syriza, la coalición de izquierda radical que ganó las elecciones y llevó a su líder, Alexis Tsipras, a la jefatura del gobierno. Con un IVA general del 24% y una tasa de paro cercana al 17%, en las pasadas elecciones del mes de julio, Tsipras no pudo revalidar su jefatura, que cedió a Mitsotakis, del partido Nueva Democracia, al conseguir la mayoría absoluta.

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La plaza Sintagma también alberga la Tumba del Soldado Desconocido, que está custodiada por la Guardia Nacional y cada hora efectúa el cambio de guardia, digno de ver por su coreografía y la fustanela de los soldados, una falda con cuatrocientos pliegues que rememoran los cuatrocientos años de ocupación turca.

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Un kilómetro separa la plaza Sintagma de la plaza Monastiraki, comunicadas entre sí por la calle comercial Ermuo. Una calle peatonal, con escaparate de la española Zara, que nos lleva a nuestro punto de partida, la plaza Monastiraki. Aquí podemos tomar un souvlaki en Thanasis o un gyros con tzatziki, una salsa que mezcla el yogur griego con pepino y admirar la Acrópolis iluminada desde la terraza del hotel 360.

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Cómo llegar: al Aeropuerto de Atenas llegan vuelos directos desde Madrid y Barcelona.(Clicar aquí para ver los destinos con vuelo directo)

Fotografías y vídeo de J. Cintas:

1. Acrópolis.

2. Plaza Monastiraki.

3. Mercado Central.

4. Café griego y baklava.

5. Ágora.

6. Propileos desde Areópago.

7. Odeón Herodes Ático.

8. Propileos.

9. Partenón (cara occidental).

10.Partenón.

11.Erecteón.

12.Arco de Adriano/Templo Zeus Olímpico/ Estadio Panatenaico.

13.Teatro de Dinosio.

14.Colina de Filopapo.

15.Cariátides, Museo de la Acrópolis.

16.Barrio de Plaka.

17.Plaza Sintagma.

18.Gyros.

19.Vista nocturna de la Acrópolis.

20.Maqueta de Atenas, siglo II a.C., Museo de la Acrópolis.

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