¿Hay demasiados westerns?, ¿demasiadas series policiacas?, ¿sobran comedias románticas? Pocas veces nos lo planteamos. Si la película o la serie en cuestión nos llama la atención la vemos o, si no es así, pasamos de ella y a otra cosa. Una mala película no convierte por sí misma en malo a todo el género al que pertenece ¿Parece lógico verdad? Son cosas que parecen de sentido común pero que parecen olvidarse a la hora de referirnos a un subgénero de la ciencia ficción que despierta encendidos odios o adhesiones incondicionales: los superhéroes.

Un tema que muchos han mirado por encima del hombro, se menospreciaba y, ahora, parece vivir una edad de oro tanto en la gran como en la pequeña pantalla. Ha sido a raíz del estreno en los cines de la segunda parte de Los Vengadores para que algunas de las críticas negativas que muchos ya nos habíamos acostumbrado a oír se hayan vuelto virulentas a unos niveles hasta ahora inéditos. Al igual que en Don Quijote los libros de caballerías acababan en la hoguera, tenemos una nueva legión de inquisidores que quiere ver arder estos nuevos caballeros andantes de las viñetas. En las últimas semanas hemos podido oír cosas del calibre de “genocidio cultural” o directamente llamar "imbéciles" a todos aquellos que muestran algún tipo de interés por este tipo de historias. Actitudes que pasan la línea de la intelectualidad para pasar a formar parte del grupo de “los enteraos”. Algunas de las críticas que he leído parecen burdas simplificaciones y un conocimiento bastante superficial de este tipo de historias. Uno de los más viscerales ha sido el de uno de mis directores preferidos, Alejandro González Iñárritu, autor de obras maestras como 21 gramos y Babel. Sólo puedo decir que espero que continúe haciendo grandes películas y que seguiré yendo a verlas, pero eso no es incompatible con disfrutar también de una buena historia de superhéroes.

Y es que tengo una debilidad por este tipo de argumentos. He leído y visto muchísimas cosas que eran auténtica basura. Sin embargo, los grandes momentos son los que te hacen volver al género una y otra vez, esperando reencontrarte con la magia. No son simples historias de mamporros. Los mejores episodios son siempre aquellas que nos muestran al héroe vulnerable. Cómo el protagonista por muchos poderes que tenga no puede combatir contra algo como el odio, cómo el poder es capaz de corromper, o cómo los gobiernos tratan de hacerse con el control de estos seres que pueden ser armas de destrucción masiva andantes, por poner algún que otro ejemplo de alguno de los argumentos más interesantes.

Nunca me ha sido fácil encontrar gente que comparta mis aficiones, del mismo modo que mis amigos tampoco han conseguido despertar en mí el más mínimo interés por el futbol o por aquellos programas de gente del montón que quiere hacerse famoso siendo cantante o cocinero. Durante años he tenido que hacer labores titánicas para encontrar números que faltaban en mi colección o ver que alguna de las series que seguía se cancelaba en España porque no éramos lectores suficientes para sostener la edición, mientras en el resto del mundo se publicaban con éxito. Las adaptaciones cinematográficas daban vergüenza ajena, salvo alguna excepción, y lo que más se aproximaba a lo que nos contaban en las viñetas eran las series de dibujos animados. De repente, la tendencia cambió. La gente iba masivamente a los cines a ver películas de superhéroes con presupuesto de calidad y parecía que la cosa gustaba. Ya no éramos tan pocos. Todo el material se reeditaba sin problemas en cuidadas colecciones. Y así es como pasamos de ser unos bichos raros, a que nos colgaran la etiqueta de formar parte de la masa descerebrada que degluta productos populacheros y comerciales.

Por fin están aprendiendo a adaptar estas historias a la gran pantalla, pero en la televisión muchas de estas series se ven lastradas por una estética demasidado teen, aunque siguen buscando su camino. La batalla cinematográfica parece que la está ganando la Marvel, mientras que su competidora DC no ha conseguido subir el listón del Batman de Nolan. Por este motivo, DC parece que intenta ganar la mano en el apartado de las series y está echando el resto poblando la parrilla televisiva con su amplio catálogo editorial. Tras tres temporadas de Arrow, han cerrado la primera de Flash y preparan para el año que viene una tercera serie con los héroes secundarios de ambas. Por su parte, Gotham, que narra la historia de la ciudad de Batman antes de que Bruce Wayne adoptara el manto del hombre murciélago, termina su primera temporada con soltura pero todavía buscándose a sí misma, sin haber dado con esa tecla que la haga una gran serie. La CBS trabaja en las aventuras de Supergirl, prima del Hombre de Acero, mientras que Sy Fy prepara otra sobre el planeta natal de ambos, Krypton y la TNT una más sobre los series adolescentes de la editorial, Teen Titans. Pero no todos estos proyectos tienen al público de cara. La adaptación de Constantine, el detective de lo paranormal de la editorial, ha sido uno de los batacazos del año y se enfrenta este mes al fantasma de la cancelación.

Por su parte, Marvel continúa diseñando su universo audiovisual sin prisa pero sin pausa, con el escollo de tener repartidos los derechos de sus personajes entre la Disney, la Fox y Sony. Marvels Agents of Shield ha terminado una segunda temporada que está logrando reenganchar a muchos de los que se bajaron del barco tras los primeros episodios, mientras que su spin off Agent Carter (ambientada en los años 40) ha conseguido renovar para un segundo año. La primera temporada del abogado ciego de día y justiciero enmascarado por la noche, Daredevil, ha culminado una exitosa primera temporada en Netflix, cadena que prepara sus siguientes adaptaciones de personajes Marvel, como Alias, Luke Cage, Puño de Hierro y una quinta en la que los protagonistas de las anteriores formarán el grupo de Los Defensores. En Fox, se trabaja también en otra serie de X men de imagen real.

Por si fuera poco, Playstation, sí la consola de videojuegos, se ha lanzado a la producción de series con una adaptación de Powers, de la editorial independiente Image, que cuenta las andanzas de un equipo de detectives encargados de investigar crímenes entre la comunidad de superhéroes. Capítulos hechos para ver en la consola, pero que ya invaden otros formatos.

¿Demasiadas? Pues la verdad es que yo me siento abrumado por tal cantidad de títulos, aunque el tiempo y las audiencias serán las que se encarguen de poner a cada uno en su sitio. Pero sobre todo, la calidad de sus historias. A los detractores del género les diré que si no les gusta, les basta con ignorarlas. Y que no se preocupen si los frikis hemos hecho demasiado ruido emocionados por tal explosión de títulos y les hemos molestado. Algún día la burbuja se romperá, la moda pasará y volveremos a ser los donnadie que siempre fuimos. Mientras que recuerden que aquellos que queman libros no recuerdan precisamente a la flor y nata de la intelectualidad.