Tras 16 años en antena, CSI Las Vegas ha emitido esta semana en España su episodio final sin pena ni gloria. Supongo que los incondicionales del equipo de policía científica de la ciudad del pecado no se lo habrán perdido, pero para el grueso de los mortales la noticia ha pasado desapercibida. No ha habido encendidos debates en las redes sociales, ni ha sido tema de referencia obligatoria para los blogs dedicados a series de televisión como éste. La temática del episodio trataba algo de plena actualidad y que, de tratarse de otra serie, hubiera podido que su emisión se aplazara a otros momentos en los que el público estuviera menos sensible: Un hombre se inmola con un chaleco de explosivos en medio de un casino de Las Vegas. Y eso que su cancelación era algo anunciado que no cogía de sorpresa a nadie. Un capítulo final escrito expresamente para que los fans pudieran despedirse de sus personajes favoritos. Además se trataba de un episodio doble, que en Colombia los fans de la serie se encontraron con la desagradable sorpresa de que la cadena los emitió al revés. ¿Verdad que si se hubiera tratado de cualquier otro título este tipo de cosas no hubieran pasado tan desapercibidas?

El argumento del capítulo final trata de traer de vuelta a buena parte del reparto original de CSI con Grissom (William Peterson) al frente para solucionar un nuevo caso. Las estrellas ausentes de la función son los personajes de Warrick y de Nick, uno por razones obvias para el que haya seguido la serie y el otro por las diferencias irreconciliables con la productora. Un asesino está usando a personas que se vuelan por los aires con chalecos bomba y las pistas de la investigación señalan a otro veterano personaje de CSI, ni más ni menos que a Lady Heather (Melinda Clark). En este blog ya analizamos la especial relación que había entre la reina del sadomaso y Grissom, por lo que las circunstancias del caso son la excusa perfecta para volver a traer al veterano protagonista de la serie y les ayude con la investigación.

La presencia de Grissom en el episodio, que en los créditos del episodio aparece como estrella invitada, eclipsa al resto de los personajes. Y eso que en los títulos, el personaje de D. B. Rusell, que interpreta Ted Danson, sigue siendo el protagonista oficial de la función. La desaparición de CSI Las Vegas no va a poner la despedida de su personaje, ya que éste se incorpora a partir de ahora al reparto de la única serie que sigue en marcha de la franquicia, CSI Cyber, y que protagoniza Patricia Arquette. La llegada de Ted Danson a la nueva serie me hace tener serias dudas sobre la continuidad de ésta al frente del reparto, ahora que este año ha obtenido el Oscar a la mejor actriz secundaria con Boyhood. Sin embargo, el panorama para las actrices maduras está tan complicado que tampoco sería de extrañar que se quedara hasta el final. En su día, ya estuvo durante siete años como protagonista de Medium.

Volviendo al episodio final de CSI, se trata de la típica historia del gato y el ratón en la que detrás de todo hay un asesino cuya verdadero objetivo es vengarse de Lady Heather y de Grissom. Pistas para llevar a los forenses por el camino que el villano de turno ha trazado meticulosamente, experimentos con insectos para recabar indicios que ayuden en la investigaciones y alguna que otra escena de tensión sexual en el triángulo formado por Grissom, Heather y Sarah Sidle (sí esa de la que un día y sin saber ni por qué, ni cómo descubrimos que tenía un romance con Grissom). Se trata de un capítulo convencional que tiene el aliciente de volver a poner juntos a muchos de los distintos actores que a lo largo de los años se fueron cayendo del reparto. Aunque, dada la cantidad de temporadas y de series derivadas que ha tenido la franquicia, las referencias al pasado me han parecido pobres. Con tantos episodios a sus espaldas, hubiera preferido un homenaje por todo lo alto. Si no te lo dicen, nadie diría que se trata del último episodio.

Las otras series de la franquicia tampoco es que se hayan distinguido por sus grandes finales. Tanto en el caso de Miami, que terminó en su décima temporada, como en el de Nueva York, que lo hizo en la novena, se anunció su cancelación cuando ya habían emitido los episodios rodados.

No recuerdo en qué momento empezó a aburrirme CSI. La respuesta fácil sería que tras la marcha de Grissom, pero lo cierto es que ya en los últimos episodios de éste al frente del reparto las historias que contaban dejaron de interesarme, por pura repetición de situaciones, con salidas cada vez más inverosímiles para resolver los casos y dando más peso a la sección friki del laboratorio, que se suponía que debían aportar la vena cómica del episodio. Atrás quedaron ese nuevo enfoque de las series policiacas con un caso semanal, esas autopsias gore, los toques de humor negro que te hacían volver a por nuevos episodios. El problema de CSI es que no supo irse a tiempo y se ha terminado marchando ante el aburrimiento y la indiferencia de los espectadores. La llama sigue viva en Cyber, pero las peripecias de los chicos de laboratorio de delitos informáticos del FBI están siendo las de una serie del montón, a pesar de su oscarizada protagonista.