Cambiar el pasado para evitar un futuro apocalíptico o velar para que nadie lo altere y mantener la esencia de la Historia. Estos son argumentos clásicos en ficciones sobre los viajes en el tiempo. Pero para alterar el pasado ya no basta algo tan simple como pisar una cucaracha. Todo se ha vuelto más complicado. El efecto mariposa ya no es el que era. Aunque sigue presente en muchos títulos, ya no es una regla fija y el Tiempo ha acabado desarrollando sus propios anticuerpos para prevelecer y dejar todo como estaba. Durante años, las historias de viajes temporales han estado marcadas por el llamado efecto mariposa, donde la más mínima interferencia en el pasado, puede provocar una cadena de acontecimientos que desembocan en una realidad totalmente distinta. El aleteo de una mariposa en un extremo del mundo genera un maremoto en el otro. Un relato de Ray Bradbury marcó las bases en las que muchas historias sobre viajes en el tiempo se han basado para aplicar este principio. Sin embargo, Isaac Asimov sostenía en su saga literaria Fundación (de la que se está preparando una serie, por cierto) que la historia no podía cambiarse. Quizá era posible influir en algún pequeño acontecimiento, pero los grandes hechos históricos acaban sucediendo de una manera o de otra. La corriente temporal tiene sus mecanismos para corregir estas alteraciones y que las aguas acaben volviendo al cauce que tenían marcado. Todo lo contrario a lo que se nos ha venido contanto en títulos como Star Trek o El Ministerio del Tiempo, donde cualquier interferencia en el pasado es una amenaza potencial de consecuencias imprevisibles en el futuro.

Mientras Televisión Española todavía anda con dudas sobre renovar o no El Ministerio del Tiempo para una tercera temporada, en el panorama seriéfilo van apareciendo nuevos títulos protagonizados por viajeros temporales. A series como Outlander, este año se han sumado en la parrilla televisiva las adaptaciones de 12 monos, la película de Terry Gillian, así como 22.11.63, la novela del prolífico Stephen King, y Legends of Tomorrow, serie de superhéroes y viajes temporales, basada en cómics de la DC. Mientras para la próxima temporada hay hasta tres nuevos títulos en los que los viajes en el tiempo serán la base del argumento.

Mientras que en la primera temporada de Outlander el argumento se centró en cómo Claire, la enfermera de la Segunda Guerra Mundial atrapada en el pasado, aprendía a sobrevivir en el sliglo XVIII, en la segunda se ha jugado con la baza de intentar cambiar la Historia. En los primeros minutos de la temporada ya se nos anticipa hacia dónde va todo, así que dudo que lo que voy a decir pueda considerarse un spoiler, pero, por si acaso, lanzo el aviso. Decía que, nada más arrancar esta nueva temporada, hemos visto cómo Claire volvía a casa en 1948 dejando a todos sus amigos del pasado ante un incierto destino en la batalla de Culloden, el día que los libros de Historia marcan como el de la gran derrota de la causa jacobita. Durante toda la temporada, a modo de flashbacks se nos cuenta como Claire y Jaime tratan de evitar ese trágico momento. Primero intentando que ni la batalla, ni la guerra lleguen a tener a lugar. Fracasado ese plan, la alternativa pasa por aprovechar el conocimiento del futuro para tratar que sean los rebeldes los ganadores del conflicto. Todos los intentos de luchar contra el destino acaban fracasando y todo sucede tal y como narran los libros de Historia. El hecho de que ya viéramos al inicio de la temporada que no lo van a conseguir da al argumento un halo camino irreversible hacia un trágico destino. Sin embargo, la historia da un giro inesperado al final de la segunda temporada donde, sin recurrir al cambio del pasado, se nos presentan nuevos personajes y nuevas líneas argumentales. La serie ha sido renovada para una tercera y una cuarta temporada y parece tener su continuidad asegurada mientras existan libros de Diana Gabaldón para adaptar.

En 22.11.63, la miniserie de ocho episodios protagonizada por James Franco, el personaje descubre una ventana temporal que le permite viajar a los años 60, hecho que le embarca en la misión de intentar impedir el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Sin embargo el Pasado, así con mayúsculas, es como un organismo vivo que se resiste a ser cambiado y, de hecho, puede considerarse como otro personaje de la serie. El viajero temporal es visto como un virus ante el que el cuerpo reacciona, creando todo lo que esté a su alcance para eliminar la infección. "Usted no debe estar aquí", es la frase que más a menudo le van repitiendo extraños con los que se cruza por la calle. La gran pega de esta miniserie es que las reglas no están muy bien definidas y chiríia un poco el que el Pasado reaccione inmediatamente ante determinadas interferencias del protagonista y no ante otras que son mucho más agresivas. No me extenderé sobre cuáles por el hecho de los spoilers. No conozco la novela de King, por lo que no sé cómo lo habrán resuelto esta cuestión sobre el papel.

Entre los nuevos títulos de viajes en el tiempo que tendremos para la próxima temporada, de la serie que más se ha venido hablando estas últimas semanas es de Timeless, por sus similitudes con El Ministerio del Tiempo. Los viajeros temporales tendrán que detener al villano de turno que ha robado un máquina del tiempo para tratar de evitar el nacimiento de los Estados Unidos. Se trata de una de las propuestas estrella de la NBC que se estrenará a comienzos de octubre. En cambio, en Time after time (ABC) los viajeros en el tiempo vienen del pasado a nuestro presente: H. G. Wells y Jack el Detripador. Se trata de una adaptación de la película de 1978 dirigida por Nicholas Meyer (uno de los directores mejor valorados de las entregas cinematográficas de Star Trek). El escritor tratará de caza al célebre asesino en serie. Por último, Making Story es una telecomedia de la Fox, en la que se juega con gags a cuenta del efecto mariposa. ¿Qué consecuencia puede tener tararear en el siglo XVII la melodía de Titanic o gritar el "¡Enséñame la pasta!" de Jerry Maguire?

Si debe haber o no efecto mariposa en todos estos argumentos, es algo que no me preocupa. Todo esto es ciencia ficción y creo que no debe importar cuál de las dos teorías es la más acertada. Lo importante es que generen buenas historias y que estemos allí para verlas, siempre que Marty McFly no evite el día que nuestros padres se conocieron.