Uno de los spin off spin offde la serie Mentes Criminales nos ha "obsequiado" esta semana con uno de esos episodios que ha provocado la hilaridad del público español por la visión que ofrece de la fiesta de San Fermín. Espectadores ávidos a la caza de errores han ido diseccionando en las redes un capítulo que hace gala de toda una retahila de gazapos y clichés. Vamos, una demostración de las tonterías que puede escribir un guionista cuando no tiene ni idea de lo que está hablando y además pretende aparentar que sí. Para muchos, el capítulo es otra muestra más de la incultura y falta de conocimiento de los guionistas yankis, que siguen pensando que España debe ser esa nación situada entre Colombia y México. Y no les falta razón con esta crítica. Pero para mí, es también la prueba de que la figura del "cuñao" también existe en Estados Unidos. Todos conocemos ejemplos de gente que se cree experto en todo y proclama dogmas de fe con tan sólo haber leído un titular en Facebook y sin necesidad de entrar a leer la noticia. El equipo de guionistas se ha debido basar en cuatro cosas que ha leído en la Wikipedia para darnos su particular visión de la fiesta pamplonica. Me senté a ver el episodio con ánimo de echarme unas risas, pero la colección de absurdos era tan variada que apenas pude soltar carcajada alguna. Más bien me aburrí, porque no me creía nada de lo que me estaban contando.

La serie en cuestión es "Mentes Criminales. Sin Fronteras", donde se nos cuentan las andanzas de un equipo de investigación de élite del FBI que se encarga de resolver casos que afectan a estadounidenses fuera de su país. El protagonista es el actor que fuera la cabeza visible del reparto de CSI Nueva York, Gary Sinise, con un personaje con el que encuentro muy pocas diferencias con el de la otra serie. Parece como si se hubiera cambiado el nombre de Mac Taylor por el de Jack Garrett y hubiera empezado un nuevo trabajo en otro sitio. Hay que buscar otros destinos tras el cierre de la franquicia de CSI. El spin off de Mentes Criminales ha terminado su primera temporada en Estados Unidos. El capítulo pamplonica fue el número doce y se emitió en Cuatro el jueves por la noche. Lleva el sugerente título de "Toro Bravo". Algunos internautas ya habían avisado de lo que se nos venía encima el pasado agosto. Tras haber visto quemar los tronos de Semana Santa como si fueran fallas en Misión Imposible II o a Tom Cruise corriendo el encierro en Sevilla en Noche y día, el equipo de producción de la CBS ha escrito un nuevo episodio más de la galería de los despropósitos.

El equipo de producción asegura que no tuvieron necesidad de desplazarse a Pamplona para rodar el capítulo y que la capital navarra fue recreada en un estudio de Los Ángeles. Señores de CBS, no se preocupen. No hacen falta las explicaciones. Ya nos habíamos dado cuenta. Lo peor de todo no es que los guionistas ignoren que el patrón de Pamplona no es San Fermín (es el co-patrón), sino San Saturnino. Posiblemente hay muchos españoles que tampoco lo sepan, pero si vas a escribir del tema lo mínimo es una simple búsqueda en Google para comprobarlo. Aunque, ya puestos, la patrona de Pamplona podría haber sido la Virgen de Guadalupe y cambiar las txapelas por mariachis, dado el rigor mostrado. La ciudad se nos presenta a ritmo de flamenco, con banderas españolas por todas partes y con corredores del encierro con cara de mejicanos. Entre las imágenes de archivo usadas para recrear Pamplona aparece ni más ni menos que el Mercado de Valencia como uno de sus edificios emblemáticos. A estas alturas, no les vamos a pedir que al menos sepan que la Ertzaintza no opera en Navarra. Eso sería ya para nota. Los personajes meten en sus diálogos referencias a los cuatro tópicos que saben de España, como el debate de quién es mejor jugador, Messi o Ronaldo, por no hablar de las referencias de "cuñao" sobre la obra de Ernest Hemingway. Los diálogos son tan forzados que hasta los actores de doblaje se traban cuando dicen la palabra "casco viejo".

Resulta que hay un asesino en serie secuestrando a turistas extranjeros durante las fiestas navarras, cortándoles las orejas y dejándolas en supuestos lugares "emblemáticos" de la ciudad, como la inexistente Plaza de Vasconia. La desaparición de tres turistas norteamericanos motiva la movilización de los protagonistas. "Un viajero vasco le cortó la oreja a Don Quijote, ¿no?", dice uno de los personajes intentando especular sobre el móvil del asesino. "Fue herido durante la batalla con los molinos de viento", le responde el jefe. Ante la cara de pasmo de su equipo, y también de alguno de la audiencia, Sinise añade: "He visto la película". Estooo, ¿perdón? Vamos por partes. Para empezar, el Quijote nunca perdió la oreja y jamás visitó Navarra. No obstante, en el fallido proyecto de Orson Welles de dar su partciular visión en el cine de la novela de Cervantes sí había una escena que transcurría en la fiesta de San Fermín del siglo XX. ¿Se referirían a eso los guionistas?

Para rematar la faena, el capítulo se acaba metiendo en ese pedazo de jardín que es la controversia entre los taurinos y los animalistas, con alguna alusión de salón al tema nacionalista y un cura católico que conoce la identidad del asesino pero no puede decir nada por aquello del secreto de confesión. Si los guionistas supieran de lo que hablaban, al menos la cosa podría haber dado algo de sí. Aquí tan sólo se limitan a repetir clichés y topicazos. Si Hemingway levantara la cabeza... No he visto el resto de la serie, así que no puedo opinar sobre el grado de acierto en los demás países escogidos, pero he leído que hay otro en el que se nos presentará a Van Gogh como el Manco de Lepanto. Dejando de lado los gazapos, llama la atención ver cómo los agentes norteamericanos llegan a otro país se ponen a dar órdenes a las autoridades españolas y van por ahí pegando tiros y deteniendo a sospechosos por la calle. Al fin y al cabo, el mundo es su colonia.

Viendo el episodio, recordé que Gary Sinise ya protagonizó otro despropósito similar en la séptima temporada de CSI Nueva York, donde un agente de los Mossos catalanes colaboraba con los protagonistas en la resolución de un caso. Un agente con cara de mejicano y para el que usaban música flamenca como carta de presentación. En los últimos trece años, casualmente desde la tristemente célebre foto de las Azores, he notado un cierto intento de meter con calzador en obras de ficción norteamericanas cualquier referencia a España. Personajes que de repente hablaban de Madrid o Barcelona, aunque no viniera a cuento de nada en la trama. Como si hubiera algún lobby presionando a los guionistas para que en su trabajo incluyeran cuando pudieran alusiones a España, como un premio al Gobierno español por el apoyo a la política internacional de George W. Bush. Sin embargo, a pesar de todas esas referencias a las que me refería, todo sigue reducido a los topicazos de siempre: flamenco y toros. Creo que cuando hagan el capítulo sobre el Toro de la Vega, me lo perderé.