Y el lunes se nos acabó. Estas siete semanas en las que hemos tenido nuestra ración de Juego de Tronos se nos han pasado en un suspiro. Y encima nos dicen que hasta 2019 no tendremos los seis episodios finales en los que por fin conoceremos el desenlace de la historia. No hay mal que por bien no venga porque hay algunas cosas que habían pasado a formar parte de nuestra rutina semanal de las que nos libraremos hasta que llegue ese momento. A lo mejor George R. R. Martin se nos marca un nuevo libro para amenizar la espera, mientras buscamos las diferencias con la serie.

Se acabaron los madrugones de los lunes. Aquellos que no quieren spoilers tenían que hacer verdaderos juegos malabares para intentar llegar virgen al final del día para poder ver el episodio en casa. Este año HBO ya se ha implantado en España y, por primera vez, el estreno del episodio se ha hecho de manera simultánea a los Estados Unidos. Antes, el lunes teníamos el episodio en versión original. Aquellos que preferían escucharlo doblado tenían que esperar una semana más. En el nuevo panorama, hacia el mediodía del mismo lunes ya empezaban a brotar por todas las redes los sesudos repasos del capítulo, donde se destripaba absolutamente todo lo que pasaba. Evitar esas páginas era más o menos sencillo porque bastaba con no abrir el enlace. Luego están los que juegan sucio y te cuelan directamente el spoiler en el titular o en la foto. Otros se dedicaban a sacar punta algún aspecto o escena que eran irrelevantes para la trama, buscando así diferenciarse de los demás. La segunda oleada del día (y, ya puestos, de la semana también) llegaba con los memes, mucho más peligrosos que las reviews porque con muy poca información revelaban mucho más que esos sesudos análisis. La solución ante este asedio era ver el episodio el lunes por la mañana recién levantado antes de que la maquinaria se pusiera en marcha. Menos mal que era verano.

Pero a veces no bastaba con ver el episodio en el momento de su emisión. Dijeron que se habían extremado las medidas de seguridad para evitar las filtraciones, pero este año han sido pocas las semanas en las que no ha habido una. O el guión o el capítulo entero. Lo curioso de estas filtraciones es que, más que hacer perder espectadores a la serie, el efecto ha sido el contrario. Los elogios que escribían los más impacientes, no hacía otra cosa que subir la espectación ante el estreno del episodio que ya estaba circulando por la red días antes de que se emitiera. Una de estas filtraciones llegó de la mano de la propia HBO España que, por un error, tuvo colgado en la web el sexto episodio antes de tiempo durante una madrugada. Otra vino de una cadena de La India con el cuarto y el resto han sido extorsiones de los hackers que atacaron la página de la plataforma.

Con la llegada de Juego de Tronos proliferan cada año todo tipo de especímenes por las redes. Uno de ellos es aquel que siente el irrefrenable deseo de entrar en algún foro sobre la serie a decir cuánto la detesta y que dejó de verla prácticamente desde que empezó. Chico, haberlo dicho antes. Qué tontos somos que no nos habíamos dado cuenta hasta ahora. En estas actitudes hay poco de todo. Desde unas conductas de troll que disfruta haciendo ladrar a los perros, a aquellos que miran con desprecio y por encima del hombro a todo lo que suena a popular y que cuenta con audiencias masivas. ¿No haber leído tal o cual libro que tiene relevancia cultural en la sociedad actual es un motivo para presumir? Pues eso. También tenemos a aquellos que se dedican a esparcir bulos y trolas a ver si cuelan. Recuerdo que tras el primer episodio, hubo uno que se dedicó a escribir en la sección de comentarios de las noticias de televisión que Sansa había sido decapitada. Hay hasta quien se lamenta de un supuesto giro de la serie, dejando más de lado las intrigas políticas, para centrarse en tramas de fantasía. ¿En serio?, ¿cuándo subiste a este autobús hace siete años no viste cuál era el destino? Juego de Tronos ha culminado su temporada más épica. Las espectacularidad ha brillado por todas partes y la llegada de los dragones a Poniente era uno de los momentos más esperados desde el principio. Otros momentos que han cumplido las espectativas de los fans era reunir y ver juntos a personajes que habían estado separados desde los primeros episodios; o asistir a la llegada del ejército de los muertos al muro. Todo ello sin renunciar a las cosas que han sido seña de identidad de la serie desde que empezó.

Todo llevaba hacia este momento y las piezas están dispuestas para que tenga lugar la batalla final. Eso de que en la serie podía morir cualquier personaje era una patraña. Mueren cuando ya no tienen más sentido en la historia y porque su fallecimiento es la dura prueba que tienen que pasar para seguir adelante quiénes desde el principio eran los verdaderos protagonistas de la historia. O simplemente, sus brutales desapariciones hacían que los espectadores tuviéramos miedo por el destino de nuestros personajes favoritos. Como Jorah Mormont aún no ha muerto (y mira que le han pasado cosas esta temporada, sin saber muy bien qué pinta exactamente en todo esto), imagino que los guionistas le tendrán reservado un gran momento en el final de la serie.

Algunos de los más críticos creen haber encontrado su Watergate con eso de la velocidad a la que parecen moverse sus personajes. Ahora estoy en Desembarco del Rey, ahora en Invernalia y al final del capítulo ya veremos. La respuesta más fácil es que es totalmente innecesario ver cómo hace ese viaje el personaje en cuestión. Sólo serían escenas innecesarias que lastrarían la trama. Y esta temporada, los guionistas han pisado el acelerador y no hay tiempos muertos. ¿Eran necesario más episodios de relleno? Otra cosa es el tan comentado asunto del rescate de los dragones a Jon Nieve y su grupo al otro lado del muro cuando estaban rodeados por un ejército de caminantes blancos/zombies/muertos. Aún partiendo de la base de que los protagonistas pasan horas y horas asesiados por el enemigo en la nieve y de que no conozco las distancias entre los diferentes reinos de la serie, ¿cuánto tiempo necesita un cuervo para llegar desde el Muro a Rocadragón con el mensaje pidiendo ayuda? Porque sí es más creíble que Daenerys llegue volando en un santiamen con sus dragones para acudir al rescate, pero ¿el cuervo?. En Star Trek, con el teletransporte la dificultad de las distancias queda superada enseguida. En una serie de superhéroes, también es fácil resolver el problema. En una serie ambientada en un mundo medieval, es un poco más complicado. ¿La alternativa era hacer cuatro episodios en los que no pasara nada con Jon Nieve rodeado? En esto es en lo que hemos salido ganando sacrifcando algo de credibilidad. ¿O no habéis visto películas y series en las que el protagonista recibe una llamada pidiendo ayuda desde alguien en la otra punta de la ciudad y le vemos ir a toda velocidad en el coche mientras el asesino pelea con su víctima? Algunos hasta han llegado a tiempo para salvarla.

Sabida es la afición de Pablo Iglesias por buscar paralelismos en la trama de la serie con la actualidad política. A lo largo de todo Juergo de Tronos hemos visto cómo Stark, Lannister y Targaryen estaban tan centrados en sus conspiraciones e intrigas para hacerse con el trono de hierro que no se daban cuenta de cuál era la verdadera amenaza. No hay que irse muy lejos para encontrar similitudes con la cruda realidad, ¿no? Y además, ¿la escena final de la temporada no puede considerarse como una metáfora de la caída de las Torres Gemelas? Nos hemos librado de algunas cosas, pero esto de tener que esperar hasta 2019 va a ser muy duro. Hasta para los escupidores de bilis buscando su momento de gloria a costa de desatar la ira de los fans.