Siete años después de marcharse con un decepcionante final, Dexter vuelve. Uno de los asesinos en serie más carismáticos de la televisión regresará con una novena temporada que podría emitirse a lo largo del año que viene. ¿Será para ofrecernos por fin el desenlace que sus productores no se atrevieron a darnos? Dexter sólo podia terminar de una manera y cuanto más trágicas fueran las circunstancias en las que acabaran sus andadas, mejor. Es algo que tuvo muy claro Breaking Bad y que, pese a su desenlace, no ha tenido problemas para regresar gracias a series como Better call Saul o la película protagonizada por Jesse Pinkman (Aaron Paul). Pero se ve que Showtime no quería renunciar a su gallina de los huevos de oro que tantos momentos de gloria le dio hace una década. Se dejó al personaje en la recámara para volver a recurrir a él cuando lo considerara pertinente. Su resurrección llega en un momento crucial para la cadena porque se está quedando sin series. Homeland ya ha acabado, Ray Donovan fue cancelada tras una desastrosa séptima temporada, Shameless emite su entrega final y la resurrección de Penny Dreadful ha sido un fracaso. Así que Dexter llega en el momento perfecto... para la cadena de pago, necesitada de nuevos éxitos. No tenía mucho sentido seguir dejando al personaje en barbecho para desempolvarlo en un momento en que nadie se acordara de él.

Uno de los principales escollos a los que tendrá que enfrentarse la resurrección de Dexter es que el panorama televisivo no es el mismo que el que había en sus días de esplendor. Eran los tiempos del antihéroe. El reinado de Don Draper en Mad Men; de Walter White en Breaking Bad; del doctor House en la serie que llevaba su nombre; o de Toni Soprano en el clásico de HBO. Dexter era aparentemente un tipo agradable y encantador, un poco tímido, pero con un inconfesable secreto. Era un asesino en serie. Acuchillaba a sus víctimas durante un sofisticado ritual y las arrojaba al fondo del mar envueltas en plástico. Y aún así el público no quería que lo cogieran. El truco estaba en que Dexter sólo mataba a los malos. A personas que habían salido impunes de sus crímenes por culpa de lagunas en el sistema. No hay nada como un abogado hábil para librarse la cárcel. El trabajo de Dexter en el departamento forense de la Policía de Miami le daba acceso a historiales en los que buscar a sus víctimas potenciales. Su padre adoptivo era un policía llamado Harry Morgan (James Remar) que lo rescató de la escena de un sangriento crimen cuando era un tierno bebé. Harry sospechaba que, aunque Dexter no tenía recuerdos de aquella carnicería, algún tipo de trauma le había quedado en la cabeza y que en algún momento de su vida iba a desarrollar tendencias homicidas. Por este motivo, le enseñó a canalizar esos instintos violentos hacia aquellas personas que merecían morir. Los criminales que habían conseguido burlar el sistema. La pregunta que siempre me he hecho es ¿realmente tenía Dexter esa vena asesina o sólo hacía lo que su padre le enseñó a hacer? La serie demostraba que Dexter no era un psicópata sin emociones. Era capaz de sufrir. Las enseñanzas de su padrastro cristalizaron en lo que Dexter llamaba el código de Harry, aquellos valores por los que seleccionaba a las personas que recibirían la visita de su oscuro pasajero. El problema fue que hubo un momento en que las víctimas potenciales del conocido como el Carnicero de la Bahía, el apodo con el que la prensa bautizó a Dexter, ya no procedían de errores del sistema, sino que era su propio ejecutor quien propiciaba esas lagunas para arrojarlas directamente a sus brazos. A través su voz en off, conocíamos cómo funcionaba su mente y nos hacía partícipes de sus más oscuros secretos.

El suspense y el gore se mezclaban con el humor negro y situaciones de comedia, cuando las obligaciones personales y familiares de Dexter le impedían ocuparse de sus siniestras aficiones. Al estar rodeado de policías, no eran raros esos momentos en que su fachada pudiera venirse abajo en cualquier momento cuando alguno de ellos hacía más preguntas de la cuenta. Sobre todo cuando su hermana (o hermanastra) Debra (Jennifer Carpenter) resultaba ser una de las más eficaces inspectoras del departamento de Homicidios. Pese a no ser hermanos de sangre, Dexter y Debra siempre han estado muy unidos y ella siempre le ha servido como un ancla con la realidad. Estaba claro que uno de los momentos culminantes de la serie llegaría cuando ella descubriera su secreto. Pero hasta esa baza se desaprovechó en el final. Una curiosidad: en aquellos momentos los dos actores eran pareja en la vida real.

El carisma de Michael Carter Hall hizo mucho por el ascenso de Dexter al Olimpo de las series. Y eso que el actor venía de otro título mítico en la historia de la televisión reciente: A dos metros bajo tierra. Cuando un actor protagoniza una serie de gran éxito, corre el riesgo de quedarse encasillado en ese personaje para siempre. No fue así en este caso. Nada tiene que ver su David Fisher al frente del negocio fúnebre familiar con su Dexter Morgan. Ambos tratan de cerca con la muerte y sostienen imaginarias conversaciones con su padre difunto. Pero por lo demás poco en común tienen uno y otro. La llegada del personaje de Dexter Morgan supuso para el actor una segunda juventud en su carrera, con una serie que llegó a ser mucho más popular que el clásico de HBO. Hasta en seis ocasiones llegó a estar nominado al Emmy al mejor actor por su papel. A pesar de haber encarnado a un asesino en serie, no ha quedado para nada encasillado en papeles de villano en estos años de ausencia. Uno de sus regresos a la pequeña pantalla ha sido interpretando ni más ni menos que a John Fitzgerald Kennedy en la segunda temporada de The Crown.

Dos fueron los grandes amores de Dexter en la serie. El primero de ellos fue Rita (Julie Benz). Un personaje por el que todos sentimos compasión. No sólo por las circunstancias de su salida de la serie, sino porque sabemos que Dexter no la ama y su relación con ella sólo era una coartada para aparentar normalidad ante el mundo. Todos veíamos cómo Dexter la utilizaba y manipulaba, sin que ella pudiera imaginar a qué se dedicaba su amado. Puede que otros prefieran a Hannah McKay (Ivonne Strahovsky), con quien Dexter parece haber encontrado a su media naranja durante las últimas termporadas, ya que ambos comparten la afición por causar la muerte del prójimo. Su personaje es de obligada aparición en este retorno de Dexter y más ahora que la actriz es una de las estrellas de El cuento de la criada, interpretando a la pérfida Serena Joy..

La primera temporada de la serie estaba basada en una de las novelas escritas por Jeff Lindsay. Para las ocho restantes, los guionistas se encargaron de crear sus propias tramas, como ha hecho Killing Eve. Dexter tiene dos fases claramente diferenciadas: antes y después de Trinity. El villano encarnado por John Lithgow apenas pudo ser superado por todo lo que vino luego. Y eso que la serie siempre supo hacer fichajes de lujo para cada uno de sus ciclos argumentales. Aunque Dexter no tenía una sola víctima por temporada, en cada uno de ellas siempre había un conflicto con un nuevo antagonista que se iba desarrollando cada semana, episodio a episodio. Trinity fue el más memorable de toda la serie y eso es algo que se evidenció en la quinta temporada. Ya nada era igual y seguramente no podría volver a serlo. También algo influiría que a estas alturas de la serie hubo un cambio de guionista al abandonar la producción Melissa Rossenberg, que pocos años después triunfó para Netflix con Jessica Jones. Su ausencia también se notó.

A partir de la sexta temporada de Dexter, se inició un camino sin marcha atrás abocado al final de las andanzas del asesino en serie. A cada nueva entrega, estaba cada vez más claro que sus días estaban contados. En el último momento, nos arrebataron ese final glorioso y trágico. Un desenlace cobarde con el que el personaje era encerrado en un armario para no renunciar a la posibilidad de hacer secuelas y con el que se cargaron de un plumazo todo el sendero construido en los tres años previos. Un giro que, en circunstancias normales, habría levantado la ira de los fans. El problema es que estaban todos dormidos con una temporada final que había sido aburrida y a la que ni el carisma de Charlotte Rampling salvaba de la quema. Nos dieron una muerte sí, pero no la que esperábamos. Showtime debía a los fans de Dexter un nuevo final y parece ser que ésa es la intención. Veremos si esta vez van en serio.