¿Se puede estafar a una cadena de televisión para ganar un concurso? ¿Qué pasaría en España si se descubriera que uno de los últimos ganadores del rosco de Pasapalabra hizo tongo? De la premisa de un supuesto tongo parte "Quiz, el escándalo de Quién quiere ser Millonario", que nos cuenta un caso real que tuvo en vilo en el año 2001 a la opinión pública en el Reino Unido y culminó con un proceso judicial que todavía está abierto. Quizá por ese motivo, el guión tiene la suficiente ambigüedad como para evitar decantarse hacia un lado y otro, pero dejando pistas suficientes para que cada uno saque su propia conclusión. Uno se podrá apoyar en el comodín del público, en el del cincuenta por ciento o en el de la llamada, pero al final tendrá que elegir su propia respuesta. ¿Hicieron trampa los protagonistas o hubo un exceso de celo por parte de los responsables del concurso? El programa también es muy conocido en España, ya que es el que convirtió en estrella de la televisión al presentador Carlos Sobera. La miniserie es una de esas joyitas cortas a las que nos tiene acostumbrados la televisión británica y que en España está disponible en Movistar. A algo así parecen aspirar las series españolas en esta plataforma, que vive su momento más dulce en el momento de producción de títulos nacionales donde Antidisturbios ha sido su última muestra.

Esta miniserie no es una de esas grandes producciones a las que se lanzan todos los espectadores nada más estrenarse, como un Juego de Tronos o un Stranger Things. No tiene más pretensiones que la de ofrecer una televisión de calidad y nos sumerge por las interioridades del medio por parte de alguien que la conoce muy bien por dentro. Tres episodios nada más que suman poco más de dos horas y que tienen detrás a todo un equipo de lujo. Empezando por el propio director, Stephen Frears, responsable de películas como Mi hermosa lavandería, Las amistades peligrosas, Alta Fidelidad o The Queen (que podría considerarse el precedente de The Crown). Pero su labor detrás de las cámaras no se ha limitado a la gran pantalla, ya que lleva desde los inicios de su carrera dirigiendo películas y series para la televisión británica. Así que Quiz, no es su primera serie y él tampoco es el director de cine consagrado que decide empezar a probar suerte en el campo de la ficción seriada De televisión sabe un rato y se nota..

Tres episodios, tres actos. Al modo de la narrativa más clásica: Introducción, nudo y desenlace. El primer episodio sirve a Frears para ir presentándonos todo el contexto y los personajes. Quizá hay demasiada información en este primer capítulo que puede abrumar al espectador a la hora de entrar en la trama y que, si no conoce la historia, no sabe muy bien hacia dónde le quieren llevar. Es en el segundo episodio donde empiezan los momentos más intensos y se logra reflejar toda la emoción del concurso. ¡Qué aburridos pueden ser estos programas cuando sus participantes lo fallan todo, pero qué buenos cuando hay posibilidad de que ganen el gran premio! Hay todo un duelo interpretativo entre Michael Sheen que interpreta a Chris Tarrant (el equivalente en el concurso del Reino Unido a Carlos Sobera) y Mathew Macfayden (el "cuñao" de Succession) en el papel del concursante que logra la gran proeza contra todo pronóstico. Aunque la serie evita decir claramente si hubo tongo o no, tal vez con la elección del actor el director ya nos está dando su respuesta. Finalmente, es en el tercer episodio y final donde se nos cuentan las consecuencias judiciales del presunto fraude y que evitaré contar por el tema de los spoilers. De la luz de los focos y el confetti plateado al banquillo. En el juicio se plantea otra interesante pregunta de hasta qué punto sería ilícito lo que se supone que hicieron los concursantes. Sobre todo cuando han contribuido a elevar el nivel de espectáculo que los responsables del programa buscaban.

En la película Quiz dirigida por Robert Redford en 1995, la situación que se planteaba era la del concurso amañado por la propia cadena para que siempre ganara el concursante que les garantizara unos buenos resultados de audiencia. El galán Ralph Fiennes triunfando sobre el menos agraciado físicamente John Turturro. El guapo machacando al feo. Y si cuenta con la ayuda de contar con las preguntas antes del programa, mejor que mejor. También se trataba de una historia basada en hechos reales, pero durante los años 50. ¿El problema ha sido que en el programa británico no ganó quién los productores querían?

En los inicios del siglo XXI, donde transcurre la miniserie de Frears, parece que son los concursantes los que pretenden estafar a las grandes cadenas para hacerse con sus millonarios botes. En El escándalo de Quiere ser Millonario, se nos muestra todo un submundo organizado de seguidores del programa que saben cómo manipular los resultados para ser elegidos entre los aspirantes. De hecho, esta circunstancia desconcierta a los productores del concurso, al ver horrorizados cómo les han echado por los suelos sus cuidadosos criterios de selección para contar con diversidad social y racial entre los participantes. Han conseguido burlar sus filtros. Hay hasta grupos de ayuda dedicados a tratar de prever qué se va a preguntar en el programa y dar la respuesta correcta en caso de que el concursante use el comodín de la llamada. Por eso, en ocasiones, la trama de Quiz nos recuerda a esas películas sobre el atraco perfecto. El botín es un suculento premio de un millón de libras Otro de los alicientes de la trama es ir deduciendo cómo consiguieron hacerlo. Con estas pistas parecería que todo queda claro sobre la supuesta culpabilidad de los concursantes sospechosos, pero no. Resulta que no trabajaban con ellos. El cabecilla de este curioso grupo de fans lo explica claro. Google se cargó el concurso. Cada discusión puede cerrarse con una simple búsqueda para comprobar cuál es el dato correcto. Pero en la era de las fake news, hasta los algoritmos del buscador pueden manipularse.