"En primera línea siempre están los operativos especiales y la infantería, los fotógrafos capaces de meterse dentro de las llamas, los de la baraka o suerte extranatural y algunos paseantes ocasionales que, oyendo silbar balas junto a sus sienes ven caer al acompañante siempre. Siempre muere el otro. Ese cúmulo de circunstancias hace que los acontecimientos se vivan de un modo diferente, la óptica adquiere una perversión natural y tu sangre se paraliza, se hiela en pedruscos diminutos. Por eso, a veces, me río de la historia. En retaguardia coroneles y mandos, todos jefes, beben cocacolas mientras la batalla es librada a machete, calle a calle, gaznate a gaznate. Créanme: uno traza rayas imaginarias con tizas de colores imaginarias. El llanto de un niño te espabila, o la figura de un hombre saliendo de un portal sin un brazo, con un corte catastrófico ennegreciendo las arterias que cuelgan al vacío o palidecen su cara oscura. ¿Que hacer?, ¿a quién matar?, ¿porqué matar?. Un punto negro a las tres, dice el soldado especialista cabo primero, apunten al punto negro, setescientos metros arriba. Entra y sale moviéndose como una polilla sobre una farola. Luego, después del tableteo se queda quieto, detenido. El punto negro abatido. Primera línea tiene dos mil puntos negros abatidos: familias que se abrazan detrás de un puerta temblando, hombres armados que están deseando abrir fuego, asesinos casuales, momentáneos, hombres gritones que piensan como piensan los asnos que pasan el puente colgante....."