Repasando conceptos sobre antimateria acabo enredado en anti protones, antielectrones y anticonocimiento, una ecuación singular que eleva la compresión a límites bárbaros; cuando digo bárbaros, me refiero a su base clásica etimológica: extranjero, extraño, proveniente de las nieblas. En penumbras antimateriales andó Epifanio Huerga, el cocinero de Azaña, ligado inevitablemente al universo paralelo del ex presidente. La culpa la tuvo el bacalao a la vizcaina que solía preparar en la cocina de Lhardy. Azaña no dudó cuando supo del autor de la exquisitez: ¿usted vendría conmigo a presidencia?. Y fué. Epifanio lo acompañó también al exilio, a las cárceles franquistas tras ser capturado por la gestapo, a las distintas sedes que tuvo la Presidencia después de la guerra.. la antimateria de un cocinero rojo púrpura como sus guisos a la vizcaína.....

Siempre he creído que nuestro universo, en general, está depositado en el tronco de un agujero negro, en su sumidero, y que ni siquiera hemos terminado de caer dentro de la nada. La nada es todo lo anti. Allí, el conocimiento tal y como lo manifestamos, cultural, social, afectivo, no existe. Porque la no existencia es la nueva razón. Como las salsas de Epifanio Huerga, republicanas, digestivas, antimateriales.