Cae en mis manos un precioso libro de Taschen firmado por Jhon Williams titulado "SEXO, Obra eròtica: de Cranach a Koons". En portada "La reina de la alegrìa" de Touslouse Lautrec.

La obra da un repaso a los avatares sexuales y a todo el erotismo presente en el arte. No tiene desperdicio y es, aparte de deliciosa, altamente instructiva. Entender como un hombre de hace dos siglos podía tardar largo rato en desnudar a una mujer, (faldas, faldones, combinaciones, corsés, enaguas, bragas, etc..), es entender porquè aquèl deseo arrebatador y lleno de fuego acababa en muchas ocasiones en pura eyaculación precoz. Pero tambièn es entender el concepto del juego amoroso. La historia de la sedución està intìmamente ligada a las costumbres y los mimetismos de rango. Si el hombre urbano y rural europeo de hace siglos se enfrentaba a la vestimenta femenina como obstàculo del deseo, en el arte hindù apreciamos las tècnicas corporales de diversos coitos, pese a vestidos y avalorios. Kamasutra excelso y pasional.

El libro es un deleite de ilustraciones. Fornicius fornicandus, que es una buena forma de pasar un domingo de los llamados bobos. Bayros ilustra una escena dulcemente eròtica: una mujer vestida con exagerada ampulosidad azota las nalgas desnudas de su amante con plumas de pavo real. Este grabado publicado en 1912, denota las influencias "obscenas" de su autor.

De entre todas las obras vistas me quedo con una de Boucher titulada "La odalisca", 1745. Esta concubina vivía en un harèn del sultàn turco. En la pintura tiene un marcado aire europeo y su cuerpo tumbado boca abajo muestra el camisón levantado. Piernas y muslos rollizos descansan permitendo tener levantado un hermoso trasero. Enseña y ofrece al observador su potencia sexual. No deja de maravillarme, que pese al descaro de su pose, Boucher sonroje las mejillas de la odalisca, que ahora me mira con su cabeza girada, complaciente.