Como los sueños sueños son y pese a explicaciones freudianas, a las fases del mismo, a los ensueños y otras ilusiones mentales, cada uno es cada cual y todos derivamos nuestro cerebro hacia lo imposible durante el descanso. Conozco a gente que sueña con caballos que tienen dentaduras postizas, y a otros que bañan en sangre volcánica sus miserias nocturnas.

Ùltimamente sueño con bocadillos de chorizo. Sueño con panes crujientes, rebanadas hermosas y rotundas. Sueño con su olor inundando el dormitorio, (tanto, que cuando me levanto aún persiste el delicioso perfume). Con el globo terràqueo cortado a rebanadas, un mundo chorizo que cae en la profundidad del universo. Chorizo de cantimpalo o pamplonés, chorizo grasiento que supura manteca rosa en las migas del pán.

Como tranquilamente a bocados el trozo que arranco a dentelladas. La saliva garganta abajo desaparece entre las sábanas de mi cama. Sueño con una cama fileteada, metida dentro de una masa tostada, una noche estrellada de fiambres brillantes, charcutería porcina colgando en el azabache del cosmos.

Sueño con la luna envuelta en tripa de piel y con una gota derramada como lágrima por la vía láctea. Una lágrima de chorizo que invade el firmamento.