Influenciado por enseñanzas religiosas, el viajante sostiene que un milagro es un hecho prodigioso que necesariamente salva o mejora una circunstancia excepcional.

Nada más lejos de la realidad. Al salirse con el auto en una maldita curva y estrellarse contra un árbol, observa de pie desde el arcén que no le ha ocurrido nada, resoplando, uff, es un milagro. Entonces un camión pesado toma la misma curva a toda velocidad y de puro milagro no vuelca, aunque el conductor no pueda frenar y pase, aplastándolo, por encima del viajante.