Estaba comiendo un bocadillo de chorizo pamplonés, esperando la luna llena del sábado. Un bocadillo de chorizo pamplonés nunca se acaba, el primer bocado se recompone sobre sí mismo igual que una cola de lagartija emerge desde sus células hasta sus células, tapando el hueco invariable que ha quedado cuando perdió la original. Como bocadillos y pienso en el amor, a la manera orteguiana.

El amor grano de pus, otrora septicemia, canto breve de pajarillos a mediodía. Es cierto que nadie duerme sin sueños de amor, igual que nadie duerme sin sueños de chorizo pamplonés, igual que nadie duerme. Uno cree que el eje mediterráneo no tiene eje, la casa de la cultura posee mucha caoba y poca tela marinera que una los continentes. Señoritingos pitingos, juanes palomos que todo se lo comen. Bocadillos y luna mágica de mayo, luna primaveral de ratas y alcantarillas, putas, playas deshechas por el temporal. Estaba comiendo. Estaba. Esta. Es. E. .