Converso apoyado en la balaustrada y la mar abajo. Lo cuento y la oyente pone cara de asombro. Oto Benga, digo, era un pigmeo del Congo que habitaba en la región de Kasai. Fué capturado en el último decenio del siglo diecinueve por Samuel Verner, un yanqui negrero que se había especializado en la caza humana aborigen. Costumbre extendida por los colonialistas civilizados, caso belga o norteamericano, era la exposición de personas en zoológicos especializados. Oto el pigmeo estuvo preso en esos zoológicos de ferias mostrándose en un chamizo durante doce años. Dos veces intentò escapar y dos veces fué aprehendido. Azotado, castigado. Acabó robándole el arma de fuego a uno de sus vigilantes y se pegó un tiro en la cabeza en 1916.

La oyente sigue poniendo cara de asombro. Es una mujer media, culta, pretendidamente conocedora de la historia. Es belga y se molesta cuando le doy nociones básicas de colonialismo. Y tu rey Leopoldo II todo un filántropo. Llevado por su complejo genocida y con motivo de la Expo internacional de Bruselas en 1897, expuso en el parque de Trevuren el hábitat congoleño. Hasta 267 nativos presos, mujeres, niños y hombres, semidesnudos, en condiciones deplorables. Los bangala, basoki y mayombe, exhibidos como animales. Por cierto, en esos recintos habían carteles donde se prohibía al público arrojar comida al recinto. Tus paisanos en esa época pensaban que la mezcla de sangre negra podía producir canibalismo.

Ella me sigue mirando atónita. No te preocupes, le digo. También habían indígenas disecados. Aquí en Banyolas, por ejemplo, se exponía a un negro.... se ha enfadado, dice que será verdad, pero seguro que no es como yo lo cuento. El caso es que se vá. Joder. Se acabó el ligue.. ¿Porqué no hablaré de cosas bonitas?... no sé... el mar mediterráneo, el tránsito de piratas, los corsarios, las escabechinas al servicio de los monarcas, el imperio de la cruz esquilmando bienes.....