Estas rebajas solariegas pueden adquirir piensos contaminados con dioxinas y dárselos de comer a pollos y cerdos. En la granja de Pepito ia ia ó, usted puede descuartizar a su vecino con un cuchillo ad hoc y echarlo a los comederos, igual que en Alemania echan toneladas de grasa no permitidas a los animales del corral de la muerte.

Corrales en las puertas de los bares dándole al cigarrillo, al hábito nicotinoide, peor hubiera sido prohibir el consumo de alcohol en locales cerrados. Usted puede fumetear en la calle, pero no consumir priva. O puede pedir priva en sitios cerrados pero no consumir tabaco. Un cigarrillo, cigarro, plajo, truja, cilindro, pitillo, un fumando espero a la chica que más quiero. Ya saben: es cosa de hombres, como el soberano. Y de mujeres, y de ancianos y de niños y de la mona chita, enganchada que estaba al humo.

Granjas de animales absolutamente deshumanizadas. ¿Cómo humanizar el mundo de los seres inferiores?. Fíjense en los que andan en la opulencia: martillo de herejes, con sus copas doradas y sus tarjetas de plástico, con sus rayitas de nieve, sus putitas de salón búlgaro. Huelen a colonia cara. Huelen a crucifijo, incluso cuando cagan. Humo, animales, crisis, paro, pájaros muertos, apocalípticos señores derechistas esperando una reacción en cadena. Estas rebajas veraniegas de dos euros la prenda y uno el calzoncillo, la pipa con tabaco liado, la carretera repleta de pedigüeños, tunantes, trileros, pobres del mundo....