Una iglesia evangelista brasileña, la de San Pablo, dice que el símbolo del dispositivo USB es un símbolo diabólico, concretamente tridente de Satán. Nada nuevo bajo el sol. Si tuviéramos que hacer una lista de elementos satánicos, varias hojas nos tendrían entretenidos. Desde el famoso seis seis seis, hasta los mensajes en vinilo roqueros al revés, o la cruz hippie de Nerón, o el pentagrama, cruces invertidas, gamadas, manos cornudas o vaya usted a seguir escribiendo tonterías parecidas. Satán, símbolo del mal, reconózcanlo, siempre nos ha atraído más que su casto antagonista, tan capullo y tan lejos de correrías artísticas que uno mismo se toma de vez en cuando.

La iglesia de San Pablo, como todos los evangelistas, son una secta dentro una secta, lo cual, sin dejar de ser fanáticos, los hace doblemente sectarios. Los evangelistas, como los testigos de jehová, del séptimo día y del copón divino, basan su estrategia come cerebros en el antiguo testamento cuando les interesa y en el nuevo cuando les interesa más.

Ambos libros fantásticos hablan de Satán como benefactor del mal. Para combatirlo crearon, pareciéndose a los romanos apostólicos, una base económica piramidal que mueve muchos millones. No les queda más remedio, entre acusaciones de mala fiscalidad, que seguir lavando cerebros. Satánicamente, claro.