Comprendo a los enfermos imaginarios y a los hipocondríacos. La magnitud de la enfermedad crea una suerte de mimetismo clínico, de síndrome de Estocolmo feroz para con los doctores. Esa relación hace que al sentarnos en una sala de espera e intentar mantener conversaciones con otros pacientes (que paciencia), la veloz palabrería con arquitectura medicinal aparezca entre los contertulios. Esa maravillosa experiencia, es, amén de solidaria, (está peor que yo, pensamos), rica y provechosa: nuestro lenguaje se purifica y asciende a los cielos lingüísticos supremos: pues yo, comenta un señor, tengo oftalmopejia externa aguda, reflejos pupilares disminuidos, ataxia y arreflexia.

El caso es que uno aprende, se deja seducir por el argot científico, dándonos cuenta de semejante evolución cuando sin querer, a una sensación de asfixia, por ejemplo, acabamos llamándola hipoxia.

En esas estaba cuando me llama la doctora y explica los resultados de las pruebas neurofisiológicas últimas a las que me he sometido. Antonio, lleve este informe a su médica de cabecera y que ella le envíe al neurólogo de turno. ¿Neurólogo?, sí, no es nada preocupante, pero buscando una cosa hemos visto que tiene otra: una zona determinada del cerebro funciona diferente, es como si fuese a su aire.

Al oír esta suerte de explicación no puedo evitar soltar una carcajada. ¿Porqué se ríe, de qué...?. Nada, nada doctora, me ha hecho gracia que una zona neuronal de mi cerebro funcione independientemente del resto gris, ¿sabe?, yo escribo.... ella, silente, se pone seria.. ¿y?,.... pues que creo que esa zona es justo la que me permite escribir.....

"....por encontrar incidentalmente actividad epileptiforme generalizada que aparece en sueño N REM. Descartar comicialidad...". "Cuando varias neuronas se suman en actividades epileptiformes interictales de manera sincronizada, se puede llegar a la convulsión"..... vaya, demonios, no tenía que haber abierto mis manuales médicos.

El hallazgo físico puede provocar algo así como alteraciones en el estado mental del sujeto, trastornos psíquicos tales como déjà vu, (memoria de sueños olvidados), jamais vu, (no recordar explícitamente haber visto algo antes), incluso, y sigo tirando de manual, presque vu, (casi recordar algo, pero sin llegar a hacerlo), o l'esprit de l'escalier(sensación que tenemos cuando nos viene a la cabeza, demasiado tarde, la acción que deberíamos haber tomado).

Nada por consiguiente más didáctico y literario que tener algún mal para llevarse a la boca. Es cuestión luego de entrelazarlo con sus desenlaces: en este caso soy escéptico con semejantes especulaciones, aunque, tal y como entiendo mi cabezota mayúscula, no es de extrañar andar con todas estas patologías encima y no tener ni remota idea, máxime cuando toda mi preocupación está destinada, (tomo una cerveza fría en el bar del hospital), a la discusión que sobre Neymar y Cristiano Ronaldo mantienen dos tipos con batas blancas y tres copas de más.