Habrá personas que piensen que los analistas en comportamiento no verbal nos frotamos las manos cada vez que Donald Trump hace uno de sus espectáculos no verbales. No sé los demás; pero a mí se me revuelven las tripas. Esta persona no ha entendido nada. Cuando en el saludo a un mandatario resulta tan agresivo, se está cargando la razón de ser de los saludos. Cuando damos la mano a una persona, el objetivo último siempre debe ser hacer que esa persona se sienta mejor que antes de darle la mano. También se puede aprovechar para marcar un poco de dominancia en el saludo, pero sin olvidar el objetivo principal, que siempre debe ser hacer sentir mejor al otro. Como véis, nada que ver que Trump.

Dicho esto, vamos a ver qué ha pasado con el recién nombrado Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. Fijaos primero en el vídeo:

Mi sensación es que Macron fue con los deberes hechos; es decir, que se había estudiado los movimientos típicos de Trump al saludar, para no dejarse dominar por el estadounidense. E hizo algo que, a mi juicio, no es lo más correcto: fue andando directo hacia él, y, en el último momento, hizo un giro a la derecha para saludar a Merkel y a varios más, mientras Trump se quedaba con las manos abiertas, no sé si para recibirlo o para mostrar su sorpresa. Esa estrategia quiebra el principio que os he dicho que tienen que tener los saludos: el de hacer sentir mejor al otro. Aquí Macron le está haciendo ver claramente que no se somete.

Podemos ver cómo Donald Trump es quien inicia el saludo y, como hace siempre, muestra la mano en supinación; es decir, con la palma hacia arriba. Este tipo de saludo con la palma hacia arriba a priori es un saludo amistoso, que denota incluso algo de humildad. El saludo contrario, con la palma hacia abajo (mano en pronación) es dominante. Pero éste, a priori, es un saludo muy suave.

De ahí viene el título de este artículo, "a traición". Porque, a pesar de que Trump inicia los saludos de forma amistosa con la palma hacia arriba, luego los reconvierte en otro tipo de saludo: en un reubicado encogido. Es decir, tira de la mano del interlocutor con fuerza para traerla hacia él.

¿Por qué este saludo tan brusco marca la dominancia? Tiene que ver no sólo con ejercer fuerza sobre el interlocutor, que es lo más evidente, sino que también se basa en el principio de territorialidad. Es decir, "domino tanto, que me permito quebrar las distancias personales de los demás, y te meto dentro de mi territorio". Este tipo de saludo se suele hacer mucho más sutil. Donald Trump lo lleva hasta el máximo, al punto que parece una caricatura del saludo.

Macron, que debe de pesar entre 40 y 50 kilos menos que el estadounidense, es arrastrastrado hacia el territorio d aquel. E intenta arreglarlo con dos golpecitos con su mano izquierda en el brazo de Trump.

Cuando consigue deshacerse del apretón de manos, el francés le hace un toque en el hombro a Trump, queriendo de esta forma mostrar dominancia (otra vez, las distancias que se quiebran).

Pero, como no podía ser de otra manera, Trump tiene que tener la última palabra, y le devuelve los dos golpecitos (en plan "buen chico").

Como véis, se ha desvirtuado totalmente el objetivo de los saludos, rozando ya el ridículo. En estas situaciones, se echa mucho de menos a Obama, la antítesis no verbal de Trump...