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Las heladas que Filomena ha dejado tras de sí en toda España ya están provocando un aumento de los ingresos por traumatismos.

Con la marcha de Filomena y tras las bajísimas temperaturas que mantienen congelada la increíble nevada, las autoridades no dejan de recomendarnos que evitemos desplazamientos innecesarios.

Si nos quedamos en casita, además de evitar contactos y ayudar a aplanar la curva de la pandemia, no nos expondremos de forma innecesaria a las consecuencias para la salud de las bajas temperaturas que se están viviendo, ni tampoco al hielo que es protagonistas en las aceras.

Enormes placas que cubren las zonas de tránsito de los peatones y que como reconoce, por ejemplo, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, están provocando que las urgencias de todos los hospitales de la región estén registrando un «incremento considerable» de personas atendidas por caídas y fracturas.

En otras zonas como en Palencia, solo durante la jornada del sábado el servicio de urgencias del Complejo Asistencial de la ciudad atendió 17 traumatismos de cadera.

La mala pata nos puede llevar a toparnos con una de esas placas y acabar dando con nuestros huesos en el suelo. Podemos sufrir caídas que acaben generando traumatismos y lesiones músculoesqueléticas como consecuencia del impacto del cuerpo con el suelo.

Estas caídas producen mayoritariamente lesiones en el sistema óseo-articular al intentar amortiguar los golpes. Los codos y las muñecas son quienes más sufren estos impactos y los que pueden llegar a romperse más fácilmente.

Pero no solo ellos. Nuestra cabeza es también una de las zonas que más debemos proteger ya que las consecuencias de sufrir un impacto pueden provocar desde leves dolores de cabeza hasta una conmoción cerebral.

Esta lesión traumática afectaría a nuestras funciones cerebrales de forma temporal, lo más habitual, o de manera irreversible en las ocasiones más graves, que si bien son muy excepcionales, no dejan de ser un riesgo real.

Los síntomas más habituales que indicarían algún tipo de lesión con conmoción son el dolor de cabeza, la pérdida de la memoria y la confusión. En caso de observarlos durante más de 24 horas después de una caída debemos acudir a los servicios de emergencias.

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El método para evitar las caídas

Existe un método que lleva testándose en la naturaleza desde hace cientos de años con el que podemos contrarrestar el efecto del hielo cuando caminamos.

La clave está en hacerlo dando pasos más cortos que de forma habitual.

Al mismo tiempo nuestro cuerpo debe estar perfectamente alineado con la pierna delantera inclinando la cabeza ligeramente hacia adelante para mantener recto el eje del cuerpo, lo que hará que seamos más estables.

Llevar en nuestro caminar un leve balanceo que vaya al son de cada paso mejorará también nuestra estabilidad. Pasos, además, en los que es importante apoyar por completo la planta del pie que se adelanta.

¿Y quienes se han encargado de testar esta forma tan particular de caminar con la que evitar caídas por culpa del hielo? Pues nada menos que los pingüinos.

Inspírate en ellos. Llevan miles de años caminando sobre el hielo sin caerse, y son el ejemplo más claro de cómo debemos movernos estos días por la ciudad.

Si a este nuevo andar puedes sumarle un punto de apoyo en forma de bastón, eres capaz de reducir el ritmo normal de la marcha y ni se te ocurre llevar las manos en los bolsillos, conseguirás hacer frente a uno de los mayores peligros que Filomena ha dejado tras de sí.

Piensa que por mucho frío que haga, las manos son una herramienta muy necesaria en caso de patinazo. Imprescindibles para mantener el equilibrio, frenar el golpe, reducir el impacto y hasta para cambiar la dirección de la caída. Pero si las llevamos en los bolsillos para que no se enfríen, podemos acabar ‘frenando’ con la cara contra el hielo.

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Si tenemos que caer, hay que caer bien

En ocasiones la caída será irremediable, pero podemos hacer que sea menos dolorosa y dañina para nuestros huesos, músculos y articulaciones ¿Cómo? Sabiendo la mejor manera en que caer.

Los expertos de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física nos aconsejan que evitemos caer sobre las rodillas, la columna vertebral o alguna otra extremidad ya que son zonas realmente frágiles.

Si es posible debemos orientar nuestro cuerpo para impactar sobre zonas blandas como los muslos y preferiblemente de lado.

Es cuestión de décimas de segundo, pero modificar la trayectoria de nuestro cuerpo en el aire puede evitarnos males mayores.

En el caso de que se produzca la temida caída debemos primero comprobar el estado de consciencia de nosotros mismos o de quien haya sufrido el golpe para después observar la zona del impacto.

En caso de haber tenido lugar un daño considerable, lo prioritario es inmovilizar esa parte del cuerpo y ponerse en contacto con los servicios de emergencias lo antes posible.