Hace pocos días los espectadores de televisión asistían a un episodio que seguramente muchos pensaron que era un gag. Un conocido presentador, Jordi Évole, parece desmayarse sobre la mesa del programa del Gran Wyoming, El Intermedio, tras sufrir un ataque de risa. Las imágenes corrieron como la pólvora por las redes sociales.

Pero este episodio, afortunadamente no grave, no era una parodia ni nada parecido, sino un ataque de cataplexia o cataplejía, también llamada la enfermedad de las emociones. Una patología que se caracteriza por una debilidad muscular repentina causada por emociones como el enfado, la vergüenza y, sobre todo, por la risa.

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Aparece de forma repentina, suele tener una duración breve, y produce una debilidad de los músculos de todo el cuerpo, hasta tal punto que el paciente puede llegar a parecer desmayado, aunque no pierde la consciencia.

La edad más frecuente de la aparición de los síntomas es entre los 15 y 30 años de edad, y no tiene cura.

¿Cuál es su origen?

Pues los especialistas siguen tratando de encontrar su causa, aunque algunos estudios apuntan a su relación con un neurotransmisor llamado hipocreatina, implicado en los procesos de vigilia-sueño.

Y es que la cataplexia está muy vinculada a un trastorno del sueño bastante conocido, la narcolepsia. El 70% de las personas que sufren narcolepsia (somnolencia extrema y ataques repentinos de sueño durante el día), tienen también ataques de cataplexia.

Así que este tipo de ataques son considerados por los especialistas como un síntoma más que como un trastorno en sí mismo.

Hay otras patologías que también pueden producir cataplejía, como la enfermedad de Niemann-Pick tipo C o la encefalitis paraneoplásica.

Si nos da un ataque de risa y nos caemos al suelo literalmente, lo más probable es que suframos cataplexia.

Para confirmar el diagnóstico, el médico especialista en neurología nos someterá un estudio del sueño completo, con el fin de concluir si el trastorno está relacionado con la narcolepsia o con otras alteraciones del sueño.

También será necesario descartar que esté producido por alguna patología cerebral, para lo que nos realizarán un TAC (tomografía axial computarizada) o una resonancia magnética.

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Tratamiento

Desafortunadamente, la cataplexia no tiene cura. Es un trastorno crónico que tal sólo se puede modular.

¿Cómo? Lo normal es que el especialista prescriba fármacos como el oxibato sódico. La toma de dosis de 6 y 9 g por la noche durante 4 semanas reduce los ataques en un 49 y un 69%, respectivamente.

Seguir el tratamiento de forma habitual mantiene a raya los ataques de “flojera” muscular causados por este trastorno.

Pero no sólo los fármacos. Al ser una patología directamente relacionada con el sueño, la higiene del descanso es fundamental. Buenas prácticas para el descanso, mantener horarios regulares de sueño y siestas programadas, evitarán ataques y serán de gran ayuda.

Además, la realización de ejercicio físico de forma regular, una dieta saludable y evitar el consumo de alcohol y tabaco, serán de gran ayuda para que la risa no nos juegue malas pasadas.