¿Ha sentido alguna vez que tiene los ojos rojos, irritados, cansados o dolorosos?

¿Nota una sensación arenosa, mayor sensibilidad a la luz, picazón o la incomodidad permanente de que se le ha metido algo en el ojo y no sale?

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Todo eso son síntomas de lo que normalmente se diagnostica como ojo seco. Una dolencia muy frecuente pero que puede tener muchas causas diferentes que no se solucionan con los mismos tratamientos.

Por eso debemos tener cuidado con la automedicación y los consejos bienintencionados de los amigos. Porque incluso algo tan teóricamente inocuo como unas gotas puede empeorar la situación.

¿El ojo seco es un problema de la edad?

Hay una realidad incuestionable: Los problemas del ojo seco se vuelven cada vez más frecuentes según vamos cumpliendo años. Pero no son exclusivos de las personas mayores.

Hoy en día no es extraño encontrar a jóvenes de 30 años en la consulta del oftalmólogo por síntomas relacionados con esta dolencia.

Esa sensación áspera en los ojos que nos dificulta dedicar largos ratos a la lectura, el picor de ojos, la sensibilidad excesiva al sol o a las luces brillantes… son síntomas que incluso en personas jóvenes aconsejan una visita al oftalmólogo

Además, y según una encuesta ‘on line’ publicada el pasado mes de enero, la mascarilla ha venido a poner aún más problemas a una dolencia tan frecuente como incómoda.

De los dos tercios que aseguraron en la encuesta que tenían síntomas de ojo seco, una cuarta parte de ellos aseguró que sus síntomas empeoraron con el uso de una mascarilla.

Sequedad de ojos, mascarilla y pandemia

Como se puede imaginar cualquier persona que tenga que usar gafas y mascarilla a la vez, la conclusión de la encuesta está muy lejos de ser un hecho científico. Porque no hay más que comprobar cómo la mascarilla empaña nuestras gafas para entender que aumentan la humedad hacia nuestros ojos.

Por eso, aunque los oftalmólogos admiten que las mascarillas pueden causar molestias oculares, consideran poco probable que provoquen ojo seco, salvo que haya otra razón añadida.

Y esa razón parece estar en el estrés provocado por la pandemia.

Ya existen dos estudios en los que los investigadores encontraron fuertes vínculos entre el síndrome del ojo seco, el trastorno de estrés postraumático y la depresión.

¿Cuáles son las causas más frecuentes del ojo seco?

La causa que más ha disparado esta dolencia tiene relación directa con una cuestión fisiológica: cuando las personas miran las pantallas parpadean con menos frecuencia.

Y como por trabajo o por hobby nos pasamos muchas horas parpadeando menos, es fácil que nos invada una sensación de ojos cansados, arenosos y secos.

También podríamos sumar como causa el uso prolongado de lentillas, que utilizan más los jóvenes y que está comprobado que seca los ojos.

Hay otros trastornos autoinmunes que afectan los tejidos lubricantes del cuerpo y también son causa conocida de esta dolencia. Igual que el posoperatorio de algunas cirugías de ojos.

Incluso se sabe que el ojo seco puede tener relación directa con las hormonas sexuales.

Porque las glándulas responsables de lubricar los ojos, la meibomiana (glándulas sebáceas que se encuentran en los parpados y su función es segregar para proteger la córnea) y la lagrimal, tienen receptores para andrógenos y estrógenos.

Y ahí está la razón que explica por qué la sequedad en los ojos aumenta en las mujeres durante la menopausia y en los hombres que reciben tratamiento con terapia antiandrogénica para el cáncer de próstata.

También pueden ser causa de esta dolencia algunos medicamentos que reducen la producción adecuada de lágrimas.

Los más comunes serían antihistamínicos, betabloqueantes, anticonceptivos orales, diuréticos y medicamentos utilizados para tratar la enfermedad de Parkinson, la ansiedad, el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y los ritmos cardíacos anormales.

Finalmente podríamos incluir a las personas que no cierran completamente los ojos mientras duermen. Y si cree que puede ser su caso, lo mejor es que le hagan una foto mientras sueña y se la lleve al médico.

¿Cómo podemos aliviar el problema?

Lo primero es que no se fíe de recomendaciones de pasillo, porque no todos los ojos secos tienen la misma causa, ni el mismo tratamiento.

Pese a todo, lo más frecuentes es que las personas, por su propia iniciativa, intenten solucionar la incomodidad utilizando gotas de uso múltiple. Pero como éstas contienen conservantes, pueden empeorar la situación irritando los ojos.

Además, ahora que empieza el frío nos encontraremos con que las condiciones ambientales pueden disparar los problemas del ojo seco. El aire de las calefacciones, el viento, el deporte con frío, el incómodo sol del invierno mientras conducimos o caminamos…

Por eso sería bueno proteger nuestros ojos en todas esas circunstancias con gafas de sol, lentes anti viento…

Otra medida práctica importante es aplicar compresas tibias en los párpados por la mañana y por la noche, para ayudar a la función de las glándulas de Meibomio.

La manera de hacerlo es lavar suavemente los párpados desde la nariz hacia afuera, con un paño tibio, todas las noches. Y si se despierta por la mañana con los ojos incómodos, repita la operación y luego échese lágrimas artificiales.

El uso de lágrimas artificiales varias veces al día es esencial para la mayoría de los casos de ojo seco. Y aunque ningún producto imita realmente la composición de las lágrimas naturales, la mayoría son útiles si se usan con regularidad.

Pero lo mejor será ir al oftalmólogo. Porque existen medicinas que le puede recetar, y gafas especiales que le puede enseñar y que crean una cámara de humedad alrededor de los ojos.