¿Cuántos de nosotros hemos escuchado alguna vez que comer varios huevos al día es malo porque sube nuestro colesterol, y nunca se pueden comer más de dos?

Suele resultar chocante y a menudo despista a la población el hecho de que hace años se dijera que los huevos eran malos y que ahora se asegure que no pasa nada por comerlos a diario.

La cuestión es que las evidencias científicas actuales confirman que el huevo no eleva el nivel de colesterol en sangre. Aunque antes se decía que no era recomendable comer más de dos o tres huevos a la semana, hoy se puede decir que incluso pueden comerse diariamente.

No conviene alimentarse exclusivamente a base de huevos, como tampoco es conveniente alimentarse en exclusiva a base de cualquier otro alimento, pues necesitamos los nutrientes que se encuentran en una alimentación variada.

Los huevos no elevan los niveles de colesterol siraphol siricharattakul

Propiedades nutricionales del huevo

Comer huevos aporta:

  • Proteínas de alto valor biológico, contiene aminoácidos esenciales que el organismo no es capaz de sintetizar por sí mismo.
  • Menos la vitamina C, el huevo tiene todas las vitaminas en cantidades apreciables, según recoge El Gran Libro del Huevo, del Instituto de Estudios del Huevo. En la yema se concentran las vitaminas A, D, E y K y en la clara, sobre todo, las del grupo B (B12, ácido pantoténico o B5, riboflavina o B2 y biotina o B7).
  • En cuanto a los minerales, destaca su contenido en fósforo, hierro, zinc y selenio.
  • Los lípidos del huevo son en su mayoría insaturados, solo un tercio son saturados. Su alto contenido en grasas monoinsaturadas hace que su grasa se considere saludable pues ejerce una acción beneficiosa en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Es fuente de ácidos grasos Omega-3.
  • En la parte grasa del huevo encontramos también la lecitina, un compuesto con función emulsionante que interviene en el metabolismo del colesterol, reduce su absorción intestinal y evita que se deposite en las arterias.
  • Y si hablamos de su aporte energético, un huevo supone solo 70 kcal, por lo que también suele ser una buena opción para mantener el peso, pues aporta nutrientes importantes y apenas azúcares. Además, es un alimento con una gran capacidad saciante.

Dicho todo lo anterior, puede ser interesante controlar cómo comprar los huevos que están a la venta, para su mejor uso y para no errar en la compra.

El huevo que se produce en la Unión Europea lleva un código impreso en su cáscara que identifica la granja de origen Freepik

¿Qué significa el código que viene impreso en los huevos?

El huevo que se produce en la Unión Europea lleva un código impreso en su cáscara que identifica la granja de origen.

El primer dígito de este código indica el sistema de producción. El "0" indica que el huevo es de producción ecológica, el "1" que es un huevo de gallinas camperas, el "2" que es un huevo de gallinas criadas en el suelo y el "3" que es un huevo de gallinas criadas en jaula.

El resto de los números del código del huevo informan sobre el Estado de la UE (si la granja está en España aparecerá «ES» seguido de otros números que representan a la provincia, al municipio y por último el código que identifica a la granja).

Seguridad alimentaria de comer huevos

Pero sí que hay que tener algunas precauciones con respecto al consumo de huevos.

Por ejemplo:

  • Desecharlos cuando la cáscara esté rota o con grietas.
  • Conservarlos en el frigorífico.
  • Respetar la fecha de consumo preferente.
  • No lavarlos.
  • No comerlos crudos ni poco hechos.
  • Lavarse bien las manos y limpiar los utensilios con los que se han manipulado los huevos crudos.
  • Refrigerar las preparaciones que se hayan elaborado con huevo.

Con respecto a la refrigeración de los huevos, no son pocas las personas que se preguntan por qué los huevos no están en el frigorífico cuando los adquirimos en el supermercado.

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La explicación está en que, si se refrigeran en el súper, el cambio de temperatura desde que los sacamos de ese refrigerador hasta que llegamos a casa podría producir una condensación de agua sobre la superficie de la cáscara, lo que a su vez podría favorecer el desarrollo de patógenos.

Por eso en el súper suelen estar a temperatura ambiente, pero en casa es mejor conservarlos en el frigorífico hasta que se consuman.