Una cuarta dosis de la vacuna contra la COVID-19, según un estudio israelí recientemente publicado, no aporta los beneficios que se esperaba.

Tan es así que los autores de la investigación hablan de que solo aporta un «modesto impulso» en la protección contra la infección.

Es cierto que la cuarta dosis restaura los niveles de anticuerpos observados después de la tercera, pero eso apenas nos protege del contagio con ómicron.

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¿Las vacunas han llegado al techo de la inmunidad?

El estudio está publicado en el servidor de preimpresión medRxiv y todavía está pendiente de ser revisado por pares.

Pero sugiere que las vacunas de ARNm actuales alcanzan un «techo de inmunidad» después de la tercera dosis.

De ahí que Miles Davenport, inmunólogo computacional de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney, Australia, se plantee que dosis adicionales solo sirven para recuperar la inmunidad perdida con el tiempo.

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No hay un criterio unánime sobre la cuarta dosis

La falta de un criterio único sobre este tema la releja perfectamente la doctora Gili Regev-Yochay, coautora del estudio, cuando asegura lo contrario:

«La tercera dosis es muy, muy importante. Y la cuarta parece resultar beneficiosa para las personas con mayor riesgo de enfermedad grave».

Por esa razón hay ya varios países, incluidos Israel, Chile y Suecia, que están ofreciendo cuartas dosis a adultos mayores y otros grupos.

Y en España, Sanidad y las comunidades autónomas han acordado comenzar ya a administrar la cuarta dosis incluso antes de acabar de poner la tercera.

En concreto la han autorizado para los grupos de mayor riesgo, tanto por edad como por dolencias previas.

Y es que, como aseguran los propios autores de la investigación:

«Las personas jóvenes y sanas, que no tienen factores de riesgo, probablemente no se beneficiarán mucho de una cuarta dosis cuando se enfrentan a Omicron».

Un estudio reciente

El ensayo clínico se realizó a finales de 2021 en Israel, con trabajadores del ámbito de la salud.

274 personas recibieron la cuarta dosis de una vacuna de ARNm al menos cuatro meses después de la tercera. Unos recibieron la de Pfizer BioNTech y otros Moderna.

Y los resultados fueron muy similares, independientemente de la marca de la vacuna inyectada.

El estudio comprueba que la cuarta dosis elevó los niveles de anticuerpos ‘neutralizantes’ de los participantes, capaces de bloquear la infección viral de las células.

Pero esos nuevos niveles no superaron los observados poco después de la tercera dosis.

Y este dato viene a sugerir que las vacunas podrían haber tocado techo y alcanzar su límite.

Hasta el punto de que Davenport afirmó:

«No se puede seguir potenciando las respuestas de anticuerpos para siempre»,

Mejor contra la variante Delta

Los investigadores también evaluaron el poder de los anticuerpos neutralizantes de 25 voluntarios contra diferentes variantes del SARS-CoV-2.

Descubrieron que, después de la tercera dosis de la vacuna, los anticuerpos de los participantes podían impedir que ómicron infectara las células, pero no tan bien como bloqueaban la infección de la variante Delta.

Y aunque es cierto que después de la cuarta dosis aumentó la potencia de los anticuerpos contra ómicron, realmente no se tradujo en una protección adicional contra esa variante.

Tan es así que a finales de enero, 52 participantes que habían recibido una cuarta dosis habían dado positivo, frente a 73 en el caso de los que solo habían recibido tres dosis.

Además, la gran mayoría de las infecciones fueron leves y ninguno de los participantes del grupo de control o del grupo de cuatro dosis desarrolló COVID-19 grave.

La cuarta dosis aporta un aumento leve… pero eficaz

Estos datos vienen a incidir sobre la afirmación de que el aumento de la eficacia entre la tercera y la cuarta dosis es relativamente pequeño.

Y probablemente se deba a que la protección que ofrecen las tres dosis «ya es bastante alta». Aunque las vacunas ARm ofrecieron un poco más de protección contra la enfermedad sintomática que contra la infección.

Pero teniendo esto en cuenta, y apoyándose en datos de otras investigaciones más grandes, se podría hablar de que la cuarta dosis lo que muestra son niveles más altos de protección contra infecciones y enfermedades graves.

Y en algunos casos no es poca cosa. Porque una protección adicional podría marcar una gran diferencia para los grupos de alto riesgo durante una oleada.

Por eso el estudio apunta a la necesidad de nuevas vacunas que puedan prevenir la infección con variantes emergentes. Pero dejando claro que no piensan que «perseguir un número cada vez mayor de dosis sea la solución para ómicron ni para futuras variantes».