Vilafranca no tiene por qué envidiar a China por su Gran Muralla. Si no, que se lo digan a Francisco Javier Deusdad Ros, un vecino de 49 años de esta localidad de Els Ports cuya afición por el arte de la pedra en sec le corre por las venas hasta el punto de que ha construido una muralla alrededor del perímetro de su finca. Y todo en sus ratos libres y a mano, sin ayuda de ninguna máquina.

Nieto e hijo de una familia apasionada por esta técnica centenaria en la comarca, Deusdad aprendió a paredar con su abuelo y su padre, y confiesa que es su pasión desde joven. «Es el hobby con el que desconecto y con el que me siento realizado», dice.

Empezó a levantar la muralla con 29 años 

Comenzó a levantar la muralla hace casi 20 años --tenía 29 cuando se puso manos a la obra-- y ahora, tras dos décadas de trabajo progresivo, la pared tiene una longitud de casi dos kilómetros, una altura que en algunos puntos llega a los dos metros y medio y una anchura de 80 centímetros. «Empecé en el 2001 y poco a poco he ido avanzando. Si todo va según lo previsto, la tendré terminada en primavera», calcula.

Muralla china en Vilafranca

Este vecino de Vilafranca completa él solo todo el proceso de construcción, desde la extracción de las rocas en una cantera hasta el diseño y el levantamiento de este pequeño fuerte. «La piedra la obtengo de una pequeña cantera que hice en mi terreno. Está a dos kilómetros de la finca principal y la bajo andando en carretillas; es muy laborioso», describe.

Una vez que dispone del material, queda, sin duda, la parte más complicada: ir levantando la muralla piedra a piedra. «No tengo ninguna prisa. Yo trabajo en la Marie Claire y cuando termino mi turno, vengo aquí y poco a poco voy haciendo. Hay semanas que avanzo más y otras que por lo que sea no puedo venir, nadie me exige nada», argumenta.

Muralla china en Vilafranca

Francisco se esmera en todos los detalles. Así, en la parte superior ha construido almenas y, además, coloca troncos de árbol, previamente talados y preparados con forma de cañón.

En Vilafranca, la pedra en sec es uno sus máximos referentes culturales. No en vano, la localidad tiene el primer museo de la Comunitat dedicado en exclusiva a este tipo de arquitectura.