El "paradón" más destacado en el partido del pasado sábado entre el Miami Hurricanes y los Appalachian State no ocurrió en el campo. El objeto atrapado ni siquiera era una pelota, sino un gato.

El felino se coló en el Hard Rock Stadium y se quedó colgando por una de sus patas del segundo piso del estadio. Tras varios segundos de agonía, en los que el público gritaba al ver que el animal estaba a punto de caer desde una altura de varios metros, el gato se precipitó al nivel inferior. La caída pudo haber sido mortal, pero, afortunadamente, la rapidez de algunos fans le salvó la vida. Una pareja de asistentes al evento deportivo consiguió amortiguar el fatal golpe, gracias a una bandera estadounidense que usaron a modo de red improvisada, y pudieron atraparlo para llevarlo a un lugar seguro. El vídeo del suceso, ha corrido como la pólvora y se ha hecho viral en redes sociales.

"Intentaban agarrarlo desde arriba y no podían alcanzarlo", explicó Craig Cromer, uno de los salvadores, a los medios locales. Cromer, abonado de temporada junto con su esposa Kimberly, lleva la bandera de Estados Unidos a cada partido. "Se quedó allí un rato colgado de las patas delanteras; después, de una sola pata. En ese momento pensé: 'Dios mío, se va a caer pronto'".

Fue entonces cuando los Cromers desengancharon la bandera que tenían atada en una barandilla y esperaron que su intento saliera bien. El asustado gato cayó, rebotó un poco en la bandera y finalmente fue atrapado. Un aficionado sostuvo al felino frente a la multitud, como si de una recreación del Rey León se tratase, y todo el estadio, que había estado conteniendo la respiración hasta ese momento, estalló en una espectacular ovación. Los gritos y aplausos resonaron tan fuerte que parecía como si se hubiera marcado un penalti en la final del Mundial. Y el gato fue puesto a salvo por los trabajadores de seguridad del recinto.

El animal no mostraba ningún signo de lesión. Los Cromers, aparte de una bebida derramada y que el gato se había orinado del susto sobre ellos, estaban bien. "Es lo más extraño que ha sucedido en un partido", remató Kimberly Cromer.