Tomarse al pie de la letra algunos mitos y leyendas puede deparar momentos surrealistas como el fotografiado por una persona en el cementerio Père-Lachaise de París, donde se observa a una mujer simulando un coito con una estatua yacente sobre una tumba.

Lejos de tener que ver con un extraño caso de necrofilia, la imagen se "entiende" cuando se conoce la historia de la citada efigie, que representa al periodista Victor Noir y que, vaya usted a saber por qué, acabó pasando de ser un icono republicano a convertirse en un fetiche para muchas mujeres que visitan la tumba del reportero para frotar su "paquete", atribuyéndole a tal acto poderes fertilizadores.

La mujer de la imagen quiso ir más allá de la caricia con la mano a la bragueta del periodista asesinado cuando tenía 21 años, y decidió refregarse en ropa interior con ella.

Según un reportaje publicado en 2015 por el diario El País, la tumba, que se encuentra en la división 92 del citado camposanto parisino, "atrae tantos visitantes como la de Jim Morrison, Oscar Wilde o Chopin".

La realista escultura, realizada en bronce por el artista Jules Dalou, evidencia a simple vista el efecto del roce constante en la zona de los genitales, que presenta un color dorado distinto al verduzco del resto de la obra.

La escultura de Victor Noir

Victor Noir, que trabajaba en el diario socialista La Marseillaise, fue asesinado de un balazo en el pecho en plena calle el 10 de enero de 1870. Al principio fue un lugar de culto para los republicanos, pero a partir de la década de los 60 se empezó a popularizar un curioso ritual mediante el cual, quienes lo practican, logran ser fértiles, tener una vida sexual activa e incluso encontrar pareja.

Para ello hay que dejar una flor en el sombrero esculpido en un lado de la escultura, besar los labios de la efigie, tocarle los pies y, en último lugar, acariciar su abultada entrepierna. Si los mágicos poderes que se le confieren fueran reales, a la mujer de la imagen no le faltarán pretendientes y a buen seguro que tendrá familia numerosa.