En estos días en el que no sabemos muy bien si estamos en verano o en otoño y que los termómetros están anormalmente elevados, intentar predecir qué tiempo va a hacer es muy complicado. Las borrascas entran por distintos puntos de nuestro país y, en ocasiones, ya no sabes si salir en manga corta o ponerte un jersey.

Lo cierto es que en la actualidad tenemos muchos sistemas de predicción meteorológica muy fiables pero hoy te queremos hablar de uno más de andar por casa y que seguro que había (y hay) en muchos hogares de nuestro país: el gallo de Barcelos.

Un gallo muy listo

¿Lo conoces? El gallo de Barcelos es un símbolo de Portugal y, según dicen y muchos afirman, predice el tiempo a corto plazo. Lo cierto es que las plumas de este animal van cambiando de color según la humedad ambiental. Pueden ir desde un tono más azulado cuando se espera sol y buen tiempo a otro más rosáceo si se esperan lluvias.

Son muchas las casas de nuestro país en los que en algún rincón tenían este curioso gallo que cambia de color, pero claro, antes no teníamos app del tiempo ni predicciones por hora: era ver el parte del Telediario de La 1 y el gallo del tiempo. Así que este curioso objeto nos proporcionaba una información muy valiosa. Si había alguien que visitaba el país vecino no podía faltar que te trajera de recuerdo un gallo de Barcelos y así nos lo ha recordado la cuenta de Twitter 'Yo fui a EGB', que nos trae recuerdos de objetos típicos de hace algunas décadas.

La leyenda del gallo de Barcelos

El origen de este gallo, símbolo de Portugal nace de una leyenda que cuenta que un peregrino gallego que salía de Barcelos camino de Santiago de Compostela fue acusado de haber robado dinero a un terrateniente (otras versiones dicen que acusado de un asesinato) y fue condenado a la horca.

Antes de morir pidió ver al juez que iba a comerse un gallo asado. Como el magistrado le denegó su petición de no morir en la horca, el peregrino le dijo que demostraría su inocencia porque el gallo se levantaría y cantaría cuando fuera ahorcado. Y así fue. El juez acudió inmediatamente a la horca para tratar de enmendar su error y se dio cuenta de que el gallego no había muerto gracias a que el nudo de la soga estaba mal hecho.

La leyenda concluye diciendo que el peregrino volvió años después a la villa y esculpió el crucero del Señor del Gallo que ahora se encuentra en el Museo Arqueológico de Barcelos.