La respuesta de una joven de Alicante a un desconocido que le envió un mensaje por Instagram

La afectada ha compartido un pantallazo de la conversación que ha generado miles de reacciones

Un reciente estudio señaló que al menos un 50% de las mujeres han recibido en algún momento de su vida una 'fotopolla o 'fotopene'. Un porcentaje que aumenta cuando más bajas son las edades de las destinatarias de estos desagradables envíos y del que forma parte una joven de Alicante, que ha querido mostrar los detalles (no explícitos) de lo sucedido y compartir sus sensaciones al respecto en su cuenta de Twitter.

Para ello, ha publicado un pantallazo de la conversación que a duras penas mantuvo con el desconocido exhibicionista que decidió agasajarle con una fotografía de sus genitales. La captura de pantalla sirve para comprobar que el diálogo entre ambos es inexistente y ayuda a entender la absurda cronología de los acontecimientos. La afectada publica una storie en su perfil de Instagram y es entonces cuando sucede lo inesperado, un usuario anónimo responde con una foto, que por suerte, es detectada por los filtros de seguridad de la red social.

Un botón de 'ver foto' enmascara la instantánea, aunque el posterior mensaje de la joven ya invita a pensar en lo peor: "Por dios que no sea una polla". De nada sirvió su ruego, ya que como la propia alicantina confirmó a varios de los miles de usuarios que han reaccionado a su tuit -y que reconocieron sentir cierta intriga por el desenlace de la situación-, en efecto, era un pene lo que aparecía en la imagen.

Su caso, que ha generado un aluvión de comentarios y miles de interacciones, refleja un tipo de violencia que sufren miles de mujeres en las redes sociales. Estos repugnantes episodios suponen un tipo de comportamiento censurable que tal como lamentan algunos expertos, "no está recogido como delito en la legislación de todos los estados". Por este motivo, el Parlamento Europeo anunció a principios de verano que plantaría batalla a esta forma de acoso con el objetivo de castigar la difusión de este contenido indeseado que se ceba con las menores, ya que según algunas investigaciones, se calcula que un 75% de las adolescentes de entre 12 y 18 años han recibido en alguna ocasión este tipo de archivos.