Los agentes causantes del agujero en la capa de ozono, los gases clorofluorocarbonados (CFC) fueron sustituidos por los HFC, hidrofluorocarbonados. Estos últimos "no destruyen el ozono, pero son gases de efecto invernadero", alerta la física y también miembro del Panel de Expertos Marta Ábalos.

Por ello, se ha dado un nuevo paso que va más allá del Protocolo de Montreal mediante la aprobación, en enero de 2016, de la llamada Enmienda Kigali por la que se vetan los HFC. Es una medida para reducir en un 80% estos gases durante los próximos 30 años.

Tanto Marta Ábalos como su compañera Natalia Calvo recuerdan que la reducción del agujero en la capa de ozono no significa que se esté frenando el cambio climático. "El problema fundamental para el planeta son los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano", señalan. "Terminar con los CFC fue fácil porque era un mercado pequeño y se encontraron sustitutos fácilmente. Sin embargo, los gases de efecto invernadero se producen prácticamente en todas las actividades industriales y su freno requiere un cambio mucho más profundo", afirma Ábalos.

De hecho, si sigue aumentando el cambio climático, se pondrá en peligro la recuperación de la capa de ozono. Una mayor cantidad de CO2 en la estratosfera enfría esta capa de la atmósfera (lo contrario de lo que sucede en las capas bajas, que se calientan). Ello provocaría la aparición de más nubes estratosféricas polares, las cuales ayudarían a destruir la capa de ozono, alertan los científicos.