Haciendo sólo dos cuartos buenos por partido, el Meridiano es carne de LEB. El conjunto alicantino volvió a tirar por la borda todo el buen trabajo de los dos primeros cuartos con 20 minutos ridículos en los que el equipo de Vidorreta acabó siendo bailado por el Valladolid. Cierto es que no estaba Erdogan, pero el conjunto lucentino volvió a evidenciar incapacidad para competir ante un rival que se fue creciendo por momentos aprovechando la infinidad de regalos que le venían de su oponente.

22 puntos y 13 pérdidas. Fueron los datos que firmó el Meridiano tras el descanso. Ni juego interior, ni exterior, ni intensidad, ni lucha por el rebote, ni concentración, ni selección de tiro, ni nada. Es más de lo mismo y el equipo es más colista de la ACB con vitola de claro favorito para perder la categoría.

Pese a todo, lo increíble es que el Meridiano demostró que sabe hacer las cosas bien, la mano de Vidorreta se nota y por lo menos en los dos primeros cuartos el equipo alicantino mostró carácter. Lo preocupante es la desconexión que ofrece en pleno partido que permite a su rival jugar como los Globetrotters.

Parece claro que o se acierta ahora con los dos fichajes que pretende hacer el club o tocará pensar en un milagro para agarrarse a la ACB.

El Meridiano inició el encuentro ejecutando a la perfección las órdenes de Vidorreta. Balones a Andriuskevicius bajo el aro y mucho movimiento del balón. El pívot lituano cumplió en los primeros diez minutos con 8 puntos y mayor presencia en la pintura. Los despistes defensivos privaron a los lucentinos de coger mayor ventaja en el primer cuarto y las acciones de Van Lacke, primero, e Isaac López después, dieron una mínima renta a los pucelanos en un pabellón que poco a poco fue aumentando en decibelios.

Si Andriuskevicius fue el gran protagonista del Meridiano en el primer cuarto, en el segundo Sow fue una amenaza constante para el Valladolid. Diez puntos del senegalés llevaron a los lucentinos a dominar el segundo acto realizando el mejor juego de la temporada. Tras unos minutos de intercambio de canastas, el conjunto de Vidorreta tocó la tecla correcta. Los alicantinos pusieron un cerrojo a la pintura en defensa, el mayor fuerte de su rival, y con un ataque ordenado, paciente y buscando la mejor posición para lanzar, endosó un parcial de 0-8 (32-39) que hizo enmudecer el pabellón de Pisuerga.

Urtasun y Cazorla tenían la difícil misión de cubrir la baja de Erdogan y aunque el trabajo exterior no se materializó en forma de puntos, sí permitió poner balones a los pívots tal y como ensayó Vidorreta durante la semana de forma concienzuda. Así, al descanso se llegó con ventaja para el Meridiano (37-41) y muy buenas sensaciones de cara al tramo final.

Irreconocible

El Meridiano del tercer cuarto nada tuvo que ver con el de los anteriores minutos. Un parcial de 7-0 desató las alarmas en Vidorreta que no dudó en pedir tiempo muerto tras el atasco en el que estaba sumido su equipo. Andriuskevicius se tomó tan en serio lo de mirar a la zona que cometió dos veces consecutivas infracción por estar 3 segundos en la pintura. La primera canasta tras el descanso llegó a los cinco minutos con un triple de Llompart. A partir de ahí el Meridiano desapareció totalmente del Pisuerga. El Valladolid tomó el mando con un 8-0 y el conjunto lucentino quedó como una marioneta sobre el parquet. Un triple de Heurtel al límite de la sesión permitió, al menos, sumar 8 puntos en el tercer cuarto.

El panorama no mejoró en el definitivo cuarto. El Valladolid sólo tardó dos minutos en alcanzar su máxima renta (61-51). Del Meridiano de los primeros cuartos no quedaba absolutamente nada. La defensa era una burla y el ataque auténtica inoperancia. El conjunto lucentino asumió rápidamente que iba a perder y dio a su rival la posibilidad de divertir a su afición con canastas de todo tipo.

El equipo de Vidorreta estaba totalmente fuera del partido y el único consuelo era que el suplicio estaba llegando a su fin. Heurtel maquillaba sus números a la desesperada mientras el equipo seguía regalando balones a un rival cuya misión consistía en divertir a su afición.

En definitiva, ni sorprende el resultado final ni sorprende el cambio de cara del Meridiano en dos partes separadas por 15 minutos cada una.

Unicaja es el próximo rival en el Centro de Tecnificación. Toca dar sorpresas ante los grandes porque ante los pequeños la batalla se tiene perdida. Pisuerga vivió un episodio más de un Meridiano que sigue en caída libre después de diez jornadas. Pinta feo el panorama.