El Lucentum sigue manteniendo un idilio con la perfección y obliga a soñar en una temporada que tiene trazas de ser histórica. Maravilla con su juego y tritura a su rival con elegancia, a base de constancia y siguiendo fielmente las instrucciones del maestro Vidorreta. Los alicantinos aplastaron al Blancos de Rueda Valladolid en un encuentro que quedó finiquitado en el primer cuarto de hora. Después, el equipo apretó la soga de su rival hasta dejarle sin respiración (56-20 al descanso) con un excelso porcentaje desde la línea de triple (11 de 17), un soberbio Llompart (9 asistencias) y y un incombustible Ivanov (6 rebotes). Tras el descanso, el Lucentum alivió tensiones y permitió que el Valladolid se pusiera en pie y caminara, pero siempre dejando claro que las órdenes las daba el equipo alicantino. Con esta victoria (3 de 4) el Lucentum se sitúa quinto, enamora a la afición que acude al Centro de Tecnificación y toca la curiosidad de los que de momento se lo piensan. Mientras, el pabellón alicantino vibra con un equipo construido para seguir al pie de la letra las exigencias de Vidorreta. Y así lo certifica tanto por su juego como por los resultados. Ayer el equipo exhibió su poder defensivo para dejar al Valladolid en 20 puntos en los primeros 20 minutos al unísono que mató desde un perímetro demoledor. Regresó el mejor Stojic, Hazell volvió a ser el de la pretemporada y Dewar demostró sus dotes ofensivas.

Singler [por supuesto, fue el máximo anotador del partido (17 puntos)] abrió el camino del festival con dos canastas consecutivas. No tardó Ivanov en colgarse del aro tras una gran asistencia de Llompart, acción que repitió en la siguiente jugada para poner en alerta roja al Valladolid. Casimiro se vio obligado a pedir su primer tiempo con un parcial de 8-0 (15-7). El panorama no varió en absoluto. Triple de Dewar, triple de Singler, Ivanov, Barnes...así hasta llegar al 25-11 del primer cuarto. Colosal. Pero no insuperable, como se demostró minutos después firmando uno de los mejores cuartos de la historia.

El Lucentum rompió al Valladolid desde el perímetro. Hazell anotó cuatro triples, Mario Stojic otros tres y Pedro Llompart uno más para una increíble serie de ocho aciertos de nueve intentos. Todo ello acompañado de una escalofriante defensa que dejó al cuadro pucelano en sólo 9 puntos. Auténtico festival alicantino ante la mirada exigente de Vidorreta. El equipo de Casimiro era una marioneta en manos de un máquina de anotar desde todas las posiciones. Nada podía frenar el ímpetu alicantino y la ventaja se fue haciendo cada vez más escandalosa hasta llegar al 56-20 al descanso. Una bendición para el conjunto rival salir de aquella sala de tortura.

Relajación

El Lucentum consiguió su máxima ventaja nada más volver de los vestuarios con los triples de Llompart y Singler (64-25). Bagaric sufría como nunca para conseguir anotar debajo del aro. Tardará en olvidar la defensa que se practica en el Centro de Tecnificación.

Con el listón situado en su máxima altura y el partido completamente sentenciado, el equipo alicantino relajó los músculos, dejó respirar al Valladolid y observó el paso de los minutos a la espera del último cuarto una vez que la matrícula ya estaba conseguida.

Los puntos de Umeh se alternaron con las canastas lucentinas. Stojic añade otro triple a su cuenta. Había que compensar el desacierto de jornadas anteriores. También Llompart suma a sus brillantes estadísticas otro triple. El base está en un momento dulce y ayer firmó 12 asistencias, la cifra más alta de la jornada.

A falta de poco más de dos minutos, Vidorreta premia con tiempo en la pista a Urtasun y Jodar. Un triple de Dewar pone fin a la exhibición lucentina en el perímetro. En total, fueron 17 triples de 30 intentos. A tan sólo uno de igualar el mejor registro de la historia.

El suplicio pucelano llegó a su fin. Enfrente, un equipo que firmó su tercera victoria y que hizo vibrar a los cerca de 4.000 aficionados que se dieron cita en un Centro de Tecnificación cada vez más poblado.

Se puede soñar, por supuesto, pero conviene mantener la respiración y pensar sólo en el Blusens Monbus del próximo domingo (12.30 horas). De momento, una victoria para dejar la permanencia un poco más fácil. Espectacular.